En la época
actual, dos bloques imperialistas se enfrentan entre sí cada vez más
abiertamente. Uno de ellos es el bloque hegemónico, dirigido por EEUU y del que
también forman parte, entre otros, la UE y Gran Bretaña, en el continente
europeo; Japón y Corea del Sur en Asía; Arabia Saudita, los Emiratos del Golfo
e Israel, en Oriente Medio; Canadá, en Norteamérica; y que cuenta con el apoyo
de otros países como Brasil, Colombia y Chile, en América Latina; así como
Egipto y Marruecos, en África, aunque estos no lleguen a tener el pleno rango
de potencias imperialistas.
El otro bloque, que
se halla todavía en ascenso, le disputa al anterior la hegemonía económica y
política. Es el bloque actualmente dirigido por China y Rusia. En él participan,
en una u otra medida, Irán y Siria, en Oriente Medio; Cuba y Venezuela, en
América Latina; las repúblicas de Asia Central (Kazajistán, Uzbekistán, Kirguistán y Tayikistán) que se encuentran rodeadas por Rusia y
China, así como por Irán y Afganistán. Una región en la que además de confluir
intereses comunes de Rusia y China, también es objeto de una sorda disputa
entre ambas por hacerse con un mayor control sobre ella. A lo que habría que
añadir la influencia china tanto en Afganistán como en Paquistán. Por último,
Bielorrusia y Armenia, en Europa.
Si es de todos
suficientemente conocido el carácter
agresivo del imperialismo yanqui, que le convierte en el principal enemigo de todos los pueblos del mundo, y de su
instrumento en Europa, la alianza militar de la OTAN, no lo es tanto el
carácter imperialista de las dos potencias que encabezan el bloque ascendente,
China y Rusia.
Se da el caso de
que, por haber sido ambas, en el pasado, países socialistas; y aparecer ahora
enfrentadas al imperialismo norteamericano, en diferentes escenarios, tienden a
ser embellecidas con facilidad por amplios sectores populares. Es por ello que,
a continuación, vamos a dar algunos datos sobre ambas, con la intención de disipar
cualquier duda que pudiera haber sobre su verdadera naturaleza actual.
En primer lugar,
debemos concretar lo que se entiende por “imperialismo” y para ello, nos
remitimos a la clásica definición que de él hace Lenin:
“El imperialismo es
el capitalismo en la fase de desarrollo en que ha tomado cuerpo la dominación
de los monopolios y del capital financiero, ha adquirido señalada importancia
la exportación de capitales, ha empezado el reparto del mundo por los truts
internacionales y ha terminado el reparto de toda la tierra entre los países
capitalistas más importantes” [1].
Nos vamos a
centrar en lo que se denomina Inversión Extranjera Directa (IED), sobre la que
existen más datos de distintas fuentes [2]. Según el Informe Sobre las
Inversiones en el Mundo (UNCTAD – 2018); en el año 2016, EEUU ocupaba el 1er.
puesto en cuanto a salidas de IED (exportación
de capitales), con una cuantía de 281.000 Millones de $ (342.000 M. $ en 2017) y
China, ocupaba el segundo lugar, con una cuantía de 196.000 M. $ (125.000 M. $ en 2017) [3][4].
Por su parte, la
Federación de Rusia ocupa un puesto más modesto en el ranking internacional de
países exportadores de capitales, con la posición 15, en 2016; después de
países como Japón (el 4), Canadá (el 5), Francia (el 7), Alemania (el 9), o
España (el 11).
Pero, volviendo
al caso de China, hay que decir que este país ya en 2012 se convirtió en el
tercer mayor inversor en el extranjero, a escala mundial y que, después de
Asia, la UE se ha convertido en el segundo destino más importante de sus inversiones
de capital en el extranjero. En concreto, sus inversiones en España aumentaron
en un 800% en el periodo 2014-2018, con respecto al periodo 2009-2013 [5].
Entre 2000 y
2016, las inversiones de China en África ascendieron a la cantidad de 125.000 M de $.
Actualmente ese país mantiene inversiones de capital en 45 de los 54 países
africanos. Por ejemplo, hoy día, China ya controla las minas de cobalto de la
República Democrática del Congo, de donde procede más de la mitad de la
producción de ese mineral que se consume en el mundo [6].
China se ha
vuelto muy activa a nivel internacional, promoviendo algunos proyectos
importantes, entre los que destaca la Iniciativa Un Cinturón, Una Ruta (BRI,
por sus siglas en inglés), que se anunció en 2013. La BRI es un gran programa
para financiar y construir infraestructura en Asia, África, Europa y más allá
de esas fronteras. Hay más de 65 economías a lo largo de su ruta, en su mayoría
de países en desarrollo. Algunas personas lo han comparado con el Plan Marshall.
Este gigantesco
proyecto, sobre el que volveremos en otra ocasión, ha llevado a China a
plantearse la creación de bases militares en el extranjero, destinadas a
proteger lo que serán sus rutas comerciales en el futuro. En ese sentido, ya ha
montado, o está en pleno montaje, de las cuatro primeras bases. En la Patagonia
argentina (negociada durante el Kirchnerismo y, posteriormente, avalada por el
gobierno de Mauricio Macri), tiene una situación estratégica, ya que está
orientada hacia el Atlántico y la Antártida. Otra, es la del puerto paquistaní
de Gwandar. Otra la ubicada en el NO de Afganistán, en la región de Wakhan y,
por último, la situada en Yibuti, en el Cuerno de África.
NOTAS
1.-
V. I. Lenin. “El imperialismo fase superior del capitalismo”. Pág. 99.
Editorial Fundamentos. Madrid, 1974.
2.-
La IED (Inversión Extranjera Directa) es un tipo de inversión que realiza en un
país una persona física o jurídica (por ejemplo, una empresa, banco, etc.) que
no reside en el mismo, y puede adoptar la forma de compra de acciones, de bonos
o derivados ; mientras que la IEI (Inversión Extranjera Indirecta), es aquella
que consiste en préstamos de organismos internacionales (a gobiernos o empresas
públicas) y que los realiza una entidad como un Fondo de Inversiones, Fondo de
Pensiones, o ETFs (Fondos Cotizados), que centralizan una serie de capitales
privados (generalmente pequeños) y que son los empleados en las inversiones
efectuadas en el extranjero.
3.-
En estos datos, no se contabilizan las IED provenientes de Hong Kong, que tiene
el carácter de Región Administrativa Especial de la República Popular China y
que en 2016 ocupaba el octavo lugar, a nivel internacional, en cuanto a salidas de IED con una cuantía de 60.000 M de $ (83.000 M de $ en 2017).
4.-
Hay que destacar que en 2017, en numerosos países ya se empezó a producir una
contracción en sus salidas de IED, debido que comenzaban a manifestarse
diversas señales que alertaban sobre la proximidad de una nueva recesión
económica mundial.
5.-Ver
ABC Economía (23-08-2018).
6.-
Ver: Laura Ojea. “China controla ya las minas de cobalto de África”. El
Periódico de la energía (16-08-2018).