La
Comuna de París (1871) fue una experiencia revolucionaria breve, al sucumbir a
los setenta y dos días, a manos de la contrarrevolución y “las atrocidades de
las clases superiores”; pero esta experiencia fue lo suficientemente
instructiva como para constituir un hito esencial en la formación de la teoría
marxista del Estado. En el Manifiesto
Comunista (1847),
Carlos Marx y Federico Engels habían formulado:
a)
el fundamento objetivo de la revolución social proletaria, en términos
generales, referido a la contradicción creciente entre el desarrollo de las
fuerzas productivas y las relaciones de producción capitalistas
b)
la materialización de este factor determinante (en última instancia) en la
lucha de clases y razón por la que ésta era motor de la historia de las
sociedades (clasistas)
c)
el principio metodológico fundamental por el que se afirma que las teorías de
los comunistas no son inventos ni fantasías, “sino la expresión del conjunto de
las condiciones reales de la lucha de clases existente, del movimiento
histórico que está desarrollándose ante nuestros ojos”. Y precisamente
atendiendo a este principio metodológico fundamental, Marx espera el momento
práctico de la Comuna, en la que halla “la fórmula al fin descubierta” de
llevar a cabo la destrucción de “la máquina burocrática-militar del Estado” y
la forma concreta que adopta el poder político de la clase obrera.[…]
Esta obra, de Encarna Ruiz Galacho, la puedes encontrar en nuestra sección Beste
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