La ciudad capitalista está en crisis.
Subempleo, pobreza, carencia de viviendas y de equipamientos colectivos,
polución, opresión en todos los aspectos de la vida cotidiana, he ahí los
frutos amargos y universales de la carrera por la ganancia capitalista y del
autoritarismo del Estado de los monopolios.
Por todas partes se desarrollan luchas
populares contra los efectos de esta crisis urbana y, a veces, contra sus
mismas raíces. El rechazo a la explotación indirecta en la ciudad puede
coincidir con el rechazo a la explotación directa en la empresa. En el
horizonte de esta convergencia se encuentra el cambio democrático, la
destrucción del poder económico y político de los feudos financieros e
industriales, la marcha hacia el socialismo.
Es en esta
coyuntura histórica, que en numerosos países el análisis del fenómeno urbano ha
conocido una profunda renovación. En todos los casos una misma inquietud:
comprender para luchar mejor. A menudo un mismo procedimiento: tratar de
utilizar los instrumentos analíticos del materialismo histórico para combatir
las ideologías oficiales, sobrepasar las apariencias, articular teoría y
práctica.
El sociólogo francés Christian Topalov define a la ciudad
“como un producto, como el resultado de un proceso de producción y no solamente
como objeto de consumo material y simbólico”. La ciudad constituye una forma de
la socialización capitalista de las fuerzas productivas. Ella misma es el
resultado de la división social del trabajo y es una forma desarrollada de la
cooperación entre unidades de producción.
Este interesante trabajo lo puedes encontrar en nuestra
sección Material gehigarriak / Materiales complementarios o pinchando directamente en este enlace