Como
decíamos más arriba, desde el punto de vista de la cuantía de sus inversiones
de capital en el extranjero, Rusia ocupa un lugar más modesto, en comparación
con EEUU y China, e incluso con otras potencias imperialistas que tienen una
posición menos importante que ella si atendemos a su demografía, superficie,
capacidad militar (convencional y nuclear), etc.
Ello es así
porque desde que accediese Putin al poder en la Federación Rusa, la política
exterior de este país ha estado regida por lo que se ha denominado “doctrina
Primakov” [7]. Basándose en el “multilateralismo”, ha tratado de contrarrestar
la actuación unilateral intervencionista de EEUU pero, fundamentalmente, su
objetivo ha consistido en mantener su influencia en la zona centro-este de
Europa. Es decir en el cinturón de países que llegaron a formar parte de la
URSS antes de su disgregación (en 1990-91) o del COMECON y del Pacto de
Varsovia, muchos de los cuales hoy forman parte de la UE o incluso de la OTAN.
Se puede decir que, en general, su política exterior ha tenido un carácter más
bien defensivo.