Las elecciones municipales y forales del pasado 22-M han servido para poner, nuevamente, de manifiesto la capacidad de recuperación del movimiento popular vasco, después de la campaña de cerco y aniquilamiento que, con el pretexto de lucha contra el terrorismo, ha llevado a cabo el Estado español contra los sectores más dinámicos y combativos de nuestro pueblo durante los últimos diez años.
La coalición Bildu, formada por EA, Alternatiba y un sector de independientes próximos a la IA, ha logrado el apoyo electoral de cerca de 315.000 personas en Hegoalde, convirtiéndola en la segunda fuerza política en la CAPV. Cerca de 1200 cargos electos (1138 concejales y 52 apoderados a Juntas Generales y parlamentarios forales), han permitido a la coalición hacerse con más de un centenar de alcaldías, entre ellas la de Donostia, y con la Diputación de Gipuzkoa. Evidentemente, se trata de un paso importante pero que no debería suscitar falsas ilusiones.