Un año
más, la clase obrera enfrenta el primero de mayo sin una organización propia
que luche por sus intereses y dominada ideológicamente por posturas que no son
las suyas. Distintas corrientes de pensamiento burgués pugnan por la hegemonía
ideológica entre el Pueblo Trabajador: socialdemócratas, nacionalistas,
post-modernistas, xenófobas, religiosas, racistas, fascistas, etc.
En
Euskal Herria, la Izquierda Abertzale Oficial ha consolidado el giro
posibilista, reformista e institucionalista que inició con el proceso Zutik Euskal Herria y continuó con ABIAN y que ahora toca implementarlo en
el sindicato LAB en su próximo congreso. Durante estos procesos, la IA oficial
ha ido perdiendo la potencialidad revolucionaria que había tenido. Así, su antiguo nacionalismo de izquierda, basado en la
confrontación y la lucha, social y nacional, ha ido dando paso a otro tipo de
nacionalismo bien distinto, un nacionalismo
reformista, basado en la colaboración y la conciliación y cuyos objetivos
se centran en la consecución de un Estado vasco, omitiendo conscientemente el
carácter socialista del mismo, anclado en las estructuras imperialistas
europeas.
El Pueblo Trabajador Vasco, a
comienzos del siglo XXI, continúa estando oprimido y se siguen manteniendo
tanto la explotación capitalista como la opresión nacional y cultural, así como
la dominación patriarcal y la progresiva destrucción de la naturaleza. Todos
estos aspectos se han agudizado enormemente desde el inicio de la crisis capitalista
global, entre el 2006 y el 2008.
En este contexto, nos toca a las y los comunistas
revolucionarios vascos platear la vigencia del marxismo-leninismo como
ideología del proletariado, actualizarlo y enriquecerlo en las condiciones actuales
de capitalismo globalizado para que
la clase obrera avance en el terreno ideológico, en el político y en el
organizativo hasta ocupar el lugar hegemónico que le corresponde,
por su posición en la estructura social y en el proceso de producción.
Justo ahora, a cien años de la Revolución Socialista de
Octubre, debemos insistir en el balance del ciclo revolucionario ya cerrado
analizando los factores que, en una u otra medida, contribuyeron a crear las
condiciones que condujeron a su finalización. Porque, de lo que se trata es de
trabajar para hacer posible el inicio de
un nuevo ciclo revolucionario, pero a un nivel superior que el ya finalizado.
El Ciclo de Octubre supuso la constatación del
proletariado como sujeto transformador de la realidad social, como clase revolucionaria
e independiente que hasta ese período histórico nunca había tomado el poder
político en una sociedad, con la salvedad del corto período que duro la Comuna
de Paris.
En este período de grandes y profundos cambios
revolucionarios que se inicia con la Revolución bolchevique destacan los
procesos de construcción del Socialismo y de la edificación de una nueva
sociedad comunista que tuvieron lugar en la Unión Soviética y en la China
maoísta, tanto por su duración en el tiempo como, principal y fundamentalmente,
por los elementos ideológicos, políticos y organizativos aportados al
marxismo-leninismo en este campo.
Se hace imprescindible realizar un análisis
histórico-crítico de todo ese periodo, profundizando en las causas ideológicas,
políticas, económicas, etc. de los errores cometidos; de los métodos
incorrectos, de los vicios de funcionamiento y de las limitaciones teóricas que
se han ido arrastrando, en muchas ocasiones, desde los tiempos de la Segunda
Internacional.
En SUGARRA y desde nuestra modesta
contribución, seguimos analizando la sociedad actual y aportando para que la
ideología proletaria tome el papel hegemónico que le corresponde entre el proletariado
y el conjunto del Pueblo Trabajador Vasco.
Consideramos
que Euskal Herria constituye un marco
autónomo de lucha de clases, que la revolución pendiente tiene un carácter socialista cuyo sujeto es el
Pueblo Trabajador Vasco dirigido por la clase obrera. Defendemos la necesidad
de la independencia de Euskal Herria
y la construcción de un Estado vasco que habrá de tener un carácter socialista.
Consideramos, además, que, en determinadas condiciones, el Estado Socialista Vasco puede establecer una relación
confederal con otros Estados, basada siempre en el pleno respeto a la
soberanía vasca.
Defendemos una nueva
forma de conciencia de clase, más elevada y compleja, en la que se integren
el patriotismo, el feminismo, el
ecologismo, etc., en consonancia con la complejidad que ha llegado a tener
el capitalismo en la época actual.
Llegados a este punto, nos
planteamos la necesidad de, a la par de seguir trabajando y aportando en el
campo de la ideología, nos encontramos con la necesidad de ir aglutinando a
todos los sectores y personas que simpatizan con nuestros planteamientos. Nos
encontramos con la necesidad de ir dando pasos en la creación de una estructura
organizativa en donde poner en común nuestros análisis, poder discutir
orgánicamente las posiciones políticas y avanzar hacia la constitución del
partido del proletariado en Euskal Herria, del Partido Comunista.
Una vez
que la clase obrera vasca disponga de su propio partido, su tarea
fundamental consistirá en agrupar, en un bloque
revolucionario, al conjunto del Pueblo
Trabajador Vasco en torno a la clase obrera; atraer a las capas inferior e
intermedia de la pequeña burguesía vasca, que constituirían un bloque de apoyo
para el anterior; neutralizar, si fuese posible, a la capa superior de la
pequeña burguesía y a la fracción nacionalista de la burguesía media; con
objeto de aislar y vencer al enemigo principal, la gran burguesía española y
sus aliados. Así, con estas herramientas, poner al frente la necesidad de la
Revolución vasca, la construcción de un Estado Socialista vasco y las
relaciones internacionales que nos hagan avanzar hacia el Comunismo.