viernes, 28 de abril de 2017

MAIATZAK 1. EUSKAL ESTATU SOZIALISTA



Un año más, la clase obrera enfrenta el primero de mayo sin una organización propia que luche por sus intereses y dominada ideológicamente por posturas que no son las suyas. Distintas corrientes de pensamiento burgués pugnan por la hegemonía ideológica entre el Pueblo Trabajador: socialdemócratas, nacionalistas, post-modernistas, xenófobas, religiosas, racistas, fascistas, etc.

En Euskal Herria, la Izquierda Abertzale Oficial ha consolidado el giro posibilista, reformista e institucionalista que inició con el proceso Zutik Euskal Herria y continuó con ABIAN y que ahora toca implementarlo en el sindicato LAB en su próximo congreso. Durante estos procesos, la IA oficial ha ido perdiendo la potencialidad revolucionaria que había tenido. Así, su antiguo nacionalismo de izquierda, basado en la confrontación y la lucha, social y nacional, ha ido dando paso a otro tipo de nacionalismo bien distinto, un nacionalismo reformista, basado en la colaboración y la conciliación y cuyos objetivos se centran en la consecución de un Estado vasco, omitiendo conscientemente el carácter socialista del mismo, anclado en las estructuras imperialistas europeas.

El Pueblo Trabajador Vasco, a comienzos del siglo XXI, continúa estando oprimido y se siguen manteniendo tanto la explotación capitalista como la opresión nacional y cultural, así como la dominación patriarcal y la progresiva destrucción de la naturaleza. Todos estos aspectos se han agudizado enormemente desde el inicio de la crisis capitalista global, entre el 2006 y el 2008.

En este contexto, nos toca a las y los comunistas revolucionarios vascos platear la vigencia del marxismo-leninismo como ideología del proletariado, actualizarlo y enriquecerlo en las condiciones actuales de capitalismo globalizado para que la clase obrera avance en el terreno ideológico, en el político y en el organizativo hasta ocupar el lugar hegemónico que le corresponde, por su posición en la estructura social y en el proceso de producción.

Justo ahora, a cien años de la Revolución Socialista de Octubre, debemos insistir en el balance del ciclo revolucionario ya cerrado analizando los factores que, en una u otra medida, contribuyeron a crear las condiciones que condujeron a su finalización. Porque, de lo que se trata es de trabajar para hacer posible el inicio de un nuevo ciclo revolucionario, pero a un nivel superior que el ya finalizado.

El Ciclo de Octubre supuso la constatación del proletariado como sujeto transformador de la realidad social, como clase revolucionaria e independiente que hasta ese período histórico nunca había tomado el poder político en una sociedad, con la salvedad del corto período que duro la Comuna de Paris.

En este período de grandes y profundos cambios revolucionarios que se inicia con la Revolución bolchevique destacan los procesos de construcción del Socialismo y de la edificación de una nueva sociedad comunista que tuvieron lugar en la Unión Soviética y en la China maoísta, tanto por su duración en el tiempo como, principal y fundamentalmente, por los elementos ideológicos, políticos y organizativos aportados al marxismo-leninismo en este campo.

Se hace imprescindible realizar un análisis histórico-crítico de todo ese periodo, profundizando en las causas ideológicas, políticas, económicas, etc. de los errores cometidos; de los métodos incorrectos, de los vicios de funcionamiento y de las limitaciones teóricas que se han ido arrastrando, en muchas ocasiones, desde los tiempos de la Segunda Internacional.

En SUGARRA y desde nuestra modesta contribución, seguimos analizando la sociedad actual y aportando para que la ideología proletaria tome el papel hegemónico que le corresponde entre el proletariado y el conjunto del Pueblo Trabajador Vasco.

Consideramos que Euskal Herria constituye un marco autónomo de lucha de clases, que la revolución pendiente tiene un carácter socialista cuyo sujeto es el Pueblo Trabajador Vasco dirigido por la clase obrera. Defendemos la necesidad de la independencia de Euskal Herria y la construcción de un Estado vasco que habrá de tener un carácter socialista. Consideramos, además, que, en determinadas condiciones, el Estado Socialista Vasco puede establecer una relación confederal con otros Estados, basada siempre en el pleno respeto a la soberanía vasca.

Defendemos una nueva forma de conciencia de clase, más elevada y compleja, en la que se integren el patriotismo, el feminismo, el ecologismo, etc., en consonancia con la complejidad que ha llegado a tener el capitalismo en la época actual.  

Llegados a este punto, nos planteamos la necesidad de, a la par de seguir trabajando y aportando en el campo de la ideología, nos encontramos con la necesidad de ir aglutinando a todos los sectores y personas que simpatizan con nuestros planteamientos. Nos encontramos con la necesidad de ir dando pasos en la creación de una estructura organizativa en donde poner en común nuestros análisis, poder discutir orgánicamente las posiciones políticas y avanzar hacia la constitución del partido del proletariado en Euskal Herria, del Partido Comunista.

Una vez que la clase obrera vasca disponga de su propio partido, su tarea fundamental consistirá en agrupar, en un bloque revolucionario, al conjunto del Pueblo Trabajador Vasco en torno a la clase obrera; atraer a las capas inferior e intermedia de la pequeña burguesía vasca, que constituirían un bloque de apoyo para el anterior; neutralizar, si fuese posible, a la capa superior de la pequeña burguesía y a la fracción nacionalista de la burguesía media; con objeto de aislar y vencer al enemigo principal, la gran burguesía española y sus aliados. Así, con estas herramientas, poner al frente la necesidad de la Revolución vasca, la construcción de un Estado Socialista vasco y las relaciones internacionales que nos hagan avanzar hacia el Comunismo.