miércoles, 26 de abril de 2017

¿CÓMO TRABAJAR EN LOS SINDICATOS?



En este artículo vamos a exponer brevemente algunas experiencias históricas del trabajo de los comunistas vascos en los sindicatos y, además, también daremos algunas orientaciones prácticas acerca de cómo pretendemos desarrollarlo por parte de SUGARRA [1].

1.- Los comunistas en UGT y CNT

En 1922 se creó el Partido Comunista de España (PCE), a raíz de la fusión del PC Español (1920) y el PCOE (1921), que anteriormente se habían escindido del PSOE.

Desde el surgimiento de la organización comunista en el Estado español, Bizkaia se convirtió en uno de sus núcleos principales. El movimiento obrero vasco estaba fuertemente desarrollado en la Margen izquierda y en la zona minera. A principios de la década de los años veinte del pasado siglo, los comunistas vascos trabajaban en los dos sindicatos de izquierda que había en aquella época, La CNT y la UGT. Sobre todo, en éste último, lograron alcanzar cierta influencia.

Los comunistas dirigían el Sindicato Minero de Bizkaia, así como las Casas del Pueblo de Bilbao, Gallarta, Muskiz (Somorrostro), Ortuella y Galdames. Y, por otra parte, también habían alcanzado una fuerte posición en el Sindicato Metalúrgico de Bizkaia, así como en varios otros sindicatos de ámbito local. En ambos sindicatos, los comunista perseguían un mismo objetivo, lograr el frente único de la clase obrera.

A medida que los comunistas fueron tomando mayor fuerza entre los trabajadores, especialmente en la minería y en el sector metalúrgico, empezaron a representar un serio peligro para las direcciones reformistas del PSOE y de la UGT, que amenaza con ir escapando a su control. A partir de entonces se inició la represión interna contra los comunistas y varios sindicalistas fueron expulsados de la UGT. 

2.- Los comunistas en CCOO

En este terreno, hay dos experiencias interesantes. La primera de ellas no muy conocida, por su brevedad y escaso desarrollo, aunque no por ello deba ser ignorada. La segunda de una mayor trascendencia para el movimiento obrero vasco.

2.1.- La Oposición Sindical Obrera de Euskadi

Se trató de una corriente de izquierda, impulsada por un grupo de jóvenes comunistas revolucionarios en el seno de CCOO que, en aquella época, ya se encontraban sometidas a la influencia del PCE [2].

En un contexto internacional caracterizado por la guerra de Vietnam (1955-1975), el movimiento de liberación nacional en varios países africanos y el surgimiento de las divergencias chino-soviéticas en el seno del Movimiento Comunista Internacional, y como consecuencia de las escisiones de izquierda que se produjeron en el PCE, se había constituido un pequeño núcleo comunista en la zona industrial de Bizkaia con más tradición de lucha obrera, Ezkerraldea y la Zona Minera (1965).

Habían surgido las primeras CCOO, tanto en Asturias como en Bizkaia. En 1962 ya se había formado la Comisión Obrera Provincial de Vizcaya, extendiéndose el movimiento a numerosas empresas. En 1965 se constituyó la COP de Gipuzkoa y en 1966 la de Nafarroa.

En marzo de 1966, este grupo de jóvenes comunistas, con mucha voluntad pero con una escasa formación política y carentes de las orientaciones precisas para desarrollar un trabajo político en el terreno sindical, crearon la Oposición Sindical Obrera de Euskadi (OSOE) y comenzaron a editar el periódico clandestino AURRERA!. Con el apoyo de algunos curas obreros, comenzaron a realizar reuniones en el monte y algún salón parroquial, logrando atraerse a un sector de jóvenes pertenecientes a la JOC (Juventud Obrera Católica), pudieron implantarse en varias fábricas de Ezkerraldea y en una mina.

Al mismo tiempo, comenzaron a participar en CCOO, enfrentándose a la dirección de éstas, rechazando su política de “salir a la luz” y tratando de radicalizar las luchas obreras. Todo ello en unas condiciones de clandestinidad y de continua represión contra el movimiento obrero. En aquellos momentos, todavía no existía el Frente Obrero de ETA, que fue creado algunos meses más tarde [3]. Esta experiencia se vería cortada por la detención de varios militantes en abril del año siguiente y aunque se volvió a reorganizar, ya tuvo una vida más efímera.

2.2.- La Corriente Unitaria de CCOO

Surgió impulsada por MC a nivel del conjunto del Estado español, y por EMK en Hego Euskal Herria, que es donde llegó a adquirir más fuerza. Tuvo sus inicios, aproximadamente, en septiembre de 1976, después de la unificación de los dos  sectores de CCOO, la CECO y la CONE [4], que había tenido lugar el 1 de julio de dicho año.

La unificación de CECO y CONE posibilitó la creación de una ejecutiva (provisional) conjunta y la preparación del Primer Congreso de CCOO de Euskadi que se iba a celebrar, en condiciones de semiclandestinidad, en marzo de 1977 en la UPV. De cara a dicho congreso, la antigua CECO contaba con más de cincuenta delegados que la CONE, lo que hubiese dado lugar a un secretariado mayoritariamente de izquierda.

Pero, muy oportunamente, el gobernador civil de Bizkaia no permitió su celebración. Y, en esa situación, “alguien” se preocupó de cambiar las cerraduras de las sedes de CCOO (que desde la unificación eran de utilización conjunta) y al mismo tiempo, se procedió a elegir un secretariado provisional [5]. Cuando, finalmente, se pudo celebrar el congreso, en la legalidad (31 de marzo a 2 de abril de 1978), el sector vinculado al PCE ya era mayoritario en CCOO.

La corriente unitaria de CCOO tuvo una corta vida y acabó disolviéndose en agosto de 1977, después de un creciente enfrentamiento con el sector encabezado por el PCE sobre cuestiones relativas a cómo se debía entender la “unidad sindical”, a la democracia interna, a la postura que debiera adoptar el sindicato sobre los cuerpos represivos franquistas y especialmente sobre el apoyo que CCOO iba a dar a los Pactos de la Moncloa [6].

3.- Criterios básicos de actuación

Nuestro trabajo en los sindicatos debe obedecer a un objetivo estratégico fundamental, lograr la unidad de la clase obrera vasca, por encima de las divisiones sindicales y nacionales. Por ello, no podremos centrarnos únicamente en un solo sindicato, sino que nos debemos plantear el trabajar simultáneamente en varios de ellos, en la medida en que contemos con la capacidad necesaria para ello. 

En ese sentido, nuestra labor en los sindicatos debe regirse por unas normas, por unos criterios básicos. Sólo así podrá tener efectividad. No obstante, no debemos esperar unos resultados favorables de nuestra labor a corto e incluso a medio plazo.

En cuanto a la orientación general del trabajo político en los sindicatos, podemos decir que nuestro trabajo se tendrá que desarrollar de forma coordinada, sistemática y planificada. Esto supone que:

a)    Trabajar de forma coordinada significa que no debemos realizar el trabajo político por nuestra cuenta, “por libre”, obedeciendo únicamente a nuestros propios criterios. En la medida de lo posible, hemos de buscar apoyos en otros afiliados, ya sean miembros de SUGARRA o simplemente simpatizantes o colaboradores-as, así como de otros colectivos u organizaciones próximas.

b)    Hacerlo de manera sistemática, supone que debemos desarrollar este trabajo de forma continuada, no sólo ocasionalmente (por ejemplo, de cara a un congreso), y también de forma ordenada, no saltando de unas cuestiones a otras, sin analizar las distintas prioridades de unas y otras, sus interrelaciones e interdependencias, y con método, no según lo que se nos ocurra en cada momento. En definitiva, que debemos abordar nuestro trabajo con rigor y seriedad.

c)    Por último, hemos de ser capaces de trabajar de forma planificada. Esto supone que debemos hacerlo en base a un plan, lo que requiere un estudio previo del medio en el que vamos a desarrollar el trabajo, establecer unos objetivos, entre los que habrá que distinguir entre objetivos principales y secundarios, objetivos a corto, medio y largo plazo; así como la realización de balances periódicos, para revisar la marcha del trabajo, los objetivos conseguidos, los errores que hayamos podido cometer y hacer las correcciones que puedan ser necesarias.

4.- Por una corriente sindical revolucionaria

Nuestro objetivo en cada uno de los sindicatos en que desarrollemos un trabajo político, será el impulsar una corriente sindical de orientación revolucionaria, unitaria y combativa. Y, en la medida en que ello vaya siendo posible, habrá que ir impulsando formas de coordinación entre las corrientes que puedan ir surgiendo en los distintos sindicatos. Por ello, también se trata de que esta corriente tenga un carácter transversal.

NOTAS

1.- En relación con este tema, ver: Sobre el trabajo político en los sindicatos (SUGARRA 25-11-2016).

2.- Este partido ya hacía varios años que adoptó una orientación abiertamente revisionista. En su V Congreso, celebrado en 1954, se había aprobado una nueva orientación política, bajo la denominación de “política de reconciliación nacional”, buscando un acercamiento a los sectores de la oposición “liberal” al franquismo. En su VI Congreso, celebrado entre diciembre de 1959 y enero de 1960, se había aprobado impulsar un movimiento sindical semi-clandestino (las CCOO) con vistas a promover la Huelga Nacional Pacífica como el instrumento necesario para derribar la dictadura fascista. 

3. La V Asamblea se celebró en dos partes, la primera en Diciembre de 1966 y la segunda en marzo de 1967. En ella se creó el Frente Obrero.

4.- CECO: Coordinadora de Euskadi de CCOO. Formaban parte de ella sectores próximos a EMK, OIC, ORT y LKI. CONE: Comisión Obrera Nacional de Euskadi. Predominaba en ella la influencia del PCE, y también había sectores próximos al PTE.

5.- En el proceso de unificación de CCOO de Euskadi, no participaron los sectores vinculados al PTE y a ORT, ya que ambos partidos impulsaron la creación de sus propios sindicatos “unitarios”. El PTE promovió, en 1976, la CSUT (Confederación de Sindicatos Unitarios de Trabajadores), y la ORT, en 1977, el SU (Sindicato Unitario).

6.- Los Pactos de la Moncloa, que fueron firmados el 25 de octubre de 1977, por los principales partidos políticos burgueses y reformistas (UCD, PSOE, PSP, CSC, PNV y el PCE; así como los dos principales sindicatos CCOO y UGT. AP sólo firmó los acuerdos económicos pero no los políticos). Constituyeron un auténtico pacto social, mediante el que la clase dominante se aseguró el apoyo de los representantes de los partidos de la burguesía media (tanto a nivel estatal como de Euskadi y Catalunya) y partidos y sindicatos reformistas, para descargar sobre la clase obrera el peso de la crisis y consolidar el “régimen del 77”