martes, 4 de abril de 2017

ALGUNAS CUESTIONES PREVIAS AL BALANCE DEL CICLO DE OCTUBRE



En este breve texto vamos a reproducir extractos de algunas obras de Lenin en los que se trata de alertar sobre ciertas formas de idealización y de sobreestimación que suelen darse, con bastante frecuencia, en los militantes y/o simpatizantes revolucionarios, especialmente entre aquellos-as más jóvenes.

1.- No debemos imaginar una revolución “pura”

Hasta ahora no ha habido ninguna, ni esperemos que tampoco la haya en el futuro.
Sobre esta cuestión, Lenin dijo que:         


“Quien espera una revolución social “pura”, no llegará a verla jamás. Es un revolucionario de palabra y no comprende lo que es una verdadera revolución.

La revolución rusa de 1905 fue democrático burguesa. Consistió en una serie de combates de todos los grupos, clases y elementos descontentos de la población. Entre ellos hubo masas con los prejuicios más groseros, con las ideas más confusas y fantásticas sobre los fines de la lucha, hubo grupitos que recibían dinero japonés, hubo especuladores y aventureros, etc. Pero objetivamente, el movimiento de masas quebrantaba al zarismo y desbrozaba el camino para la democracia, y por eso los obreros con conciencia de clase lo dirigían.

La revolución socialista en Europa no puede ser otra cosa que un estallido de lucha de masas por parte de todos los oprimidos y descontentos. Sectores de la pequeña burguesía y obreros atrasados participarán inevitablemente en esta lucha –sin tal participación no es posible una lucha de masas, no es posible ninguna revolución-, e igualmente inevitable es que lleven al movimiento sus prejuicios, sus fantasías reaccionarias, sus debilidades y errores. Pero, objetivamente, atacarán al capital, y la vanguardia con conciencia de clase de la revolución, el proletariado avanzado, que expresará esa verdad objetiva de la lucha de masas, multiforme, discordante, heterogénea y exteriormente dispersa, podrá aglutinarla y orientarla, conquistar el poder, apoderarse de los bancos, expropiar los trusts, odiados por todos (¡aunque por diferentes causas!), y realizar otras medidas dictatoriales que componen en suma el derrocamiento de la burguesía y la victoria del socialismo, que no se “purificará” en el primer momento, ni mucho menos,de la escoria pequeñoburguesa” [1].

2.- No idealicemos al proletariado

No se trata de una clase de “super-hombres” o “super-mujeres”, sino formada por personas normales, con sus defectos y sus virtudes. Respecto a esta cuestión, Lenin dijo que:                                        

“Nosotros queremos edificar el socialismo con los hombres educados por el capitalismo, corrompidos y viciados por él, pero en compensación templados por él para la lucha. Hay proletarios de tanto temple que son capaces de soportar sacrificios mil veces mayores que cualquier ejército; hay decenas de millones de campesinos oprimidos, ignorantes, dispersos, pero capaces, si el proletariado sabe aplicar una táctica hábil, de agruparse a su alrededor en la lucha. También hay especialistas de la ciencia, de la técnica, totalmente penetrados de concepciones burguesas,… El socialismo tiene que vencer, y nosotros, socialistas y comunistas, tenemos que probar con hechos que somos capaces de construir el socialismo con estos ladrillos, con este material, capaces de construir la sociedad socialista  con los proletarios que han podido, en proporciones ínfimas, acceder a la cultura, y con los especialistas burgueses.” [2].

Por supuesto que en los países capitalistas desarrollados, entre los que se incluye Euskal Herria, el nivel de instrucción alcanzado por una gran parte de los trabajadores y trabajadoras, es considerablemente más elevado que el que tenía la clase obrera en la época de la Revolución de Octubre. Lo cual es un aspecto positivo que no puede sino favorecernos.

Y viene a nuestra memoria la situación en que se encontraban los mineros que trabajaban en los pozos de las minas de la Orconera, los barracones mineros de la Arboleda, el hospital minero de Triano,… Trabajaban entre diez y doce horas al día (sin contar tiempos de desplazamiento) y, algunos de ellos, quitándole horas al justo descanso, aprendían a leer por las noches, pues la mayoría eran semi-analfabetos.

En esas condiciones se crearon las primeras organizaciones obreras (sindicales y políticas), y en ellas se gestó uno de los principales núcleos comunistas del Estado español.

3.-No sobreestimar la importancia del estudio libresco

La teoría revolucionaria es imprescindible para cualquier movimiento revolucionario pues sólo así podremos tener una visión clara de cuáles son nuestros verdaderos objetivos, en el proceso de transformación social. Pero, la teoría revolucionaria debe desarrollarse en íntima relación con la práctica, en interdependencia (dialéctica) con ella. Podemos decir que la teoría no surge aislada, separada de la práctica, es decir, de la realidad social. Si alguien lo pretendiese así, se estaría limitando a una mera elucubración pero no estaría contribuyendo en nada al desarrollo de la teoría revolucionaria. Refiriéndose a esta cuestión, Lenin decía que:

“Naturalmente, a primera vista parece que aprender el comunismo significa adquirir la suma de conocimientos expuestos en los manuales, folletos y obras comunistas. Pero esta definición del estudio del comunismo sería demasiado burda e insuficiente. Si el estudio del comunismo consistiera únicamente en asimilar lo que se ha expuesto en las obras, libros y folletos comunistas, sería demasiado fácil formar exégetas comunistas o fanfarrones; y estos resultaría muy a menudo nocivo, perjudicial; pues esta gente, después de haber aprendido y leído lo que está expuesto en los libros y folletos comunistas, serían incapaces de coordinar todos estos conocimientos y de comportarse como lo exige verdaderamente el comunismo…

        Uno de los males mayores, una de las peores calamidades que nos ha legado la antigua sociedad capitalista, es la ruptura completa entre el libro y la práctica viva,…

        Por eso, sería altamente errónea la simple asimilación libresca de lo que se dice sobre el comunismo en los libros…. Sin trabajo, sin lucha, el conocimiento libresco del comunismo, adquirido en folletos y en obras comunistas, no valdría nada absolutamente, pues sólo continuaría la antigua ruptura entre la teoría y la práctica, que era el rasgo más repugnante de la antigua sociedad burguesa” [3].


NOTAS

1.- V. I. Lenin. “Balance de una discusión sobre el derecho de las naciones a la autodeterminación”. O. C. Tomo XXIII. Págs. 476 y 477. Akal Editor. Madrid, 1977.

2.- V.I. Lenin. “Los éxitos y las dificultades del poder de los soviets, borrador editado en marzo-abril de 1919”. Citado en: Lenin. Escritos sobre la Literatura y el Arte. Pág. 155. Ediciones Península. Barcelona, 1975. 

3.- V. I. Lenin. “Las tareas de las Uniones de la Juventud. Discurso del III Congreso Panruso de las Juventudes Comunistas de Rusia” (2 de Octubre de 1920). Citado en: Lenin. Escritos sobre la Literatura y el Arte. Págs. 173 y 174. Ediciones Península. Barcelona, 1975.