Entre los días 25
y 26 del próximo mes de mayo, se va a celebrar en Gasteiz el 9 Congreso
Nacional del sindicato LAB. En él se presentan dos ponencias a debate y para su
aprobación. Una es la político sindical y la otra, la de organización. Por su
importancia, de cara a la orientación general de la actividad del sindicato,
nos vamos a centrar en la primera de ellas.
1.- La “neutralidad” del Estado
En su
caracterización del capitalismo actual, lo define como “hegemónico” y apunta
una tesis muy original. Nos dice que “Todo
esto (la hegemonía del capitalismo actual) no sería posible sin la alianza estratégica entre el capital y los
poderes actuales de los estados. No se han aliado únicamente en las
políticas en torno a la crisis, les une la perpetuación del sistema. Han
puesto a los estados y todas las políticas públicas al servicio del capital
para que el sistema se perpetúe” [Aptdo. 1.1.4. Párrafo.- 18].
Más adelante [Ap.
1.1.4. P.- 19], se afirma que “Los
estados se nos muestran como atados de manos cada vez que realizan las
políticas que les ordena el poder económico… Son los estados los que han
despojado de soberanía al pueblo y la han dejado en manos del capital…”
Muy sutilmente y
de forma implícita, se nos trata de decir que el Estado tendría un carácter de clase neutro pero lo que ocurre es
que los capitalistas, muy hábilmente, han logrado atraérselo y que se ponga a
su servicio. Lo cual, además de ocultar la naturaleza social del Estado, su
carácter de clase, contribuye a reforzar la ideología burguesa y las posiciones
reformistas, pues de todo esto se desprende lógicamente que no sería necesario
destruir (transformar) el Estado, sino que tan sólo haría falta un “cambio de
gobierno”, sustituyendo a un gobierno “dócil al capital”, por otro que
permitiera desarrollar unas políticas más “sociales”.
2.- ¿Qué socialismo?
Sobre esta
cuestión, la ponencia no presenta una definición concreta del socialismo que,
según afirma, constituye su objetivo, sino que da varias. ¿Con cuál de ellas
nos quedaríamos?
En la ponencia se
plantea que el objetivo de LAB es llegar al “socialismo vasco” y reivindica “… un socialismo identitario que garantice los derechos y servicios
públicos básicos a todas las personas que viven y trabajan en Euskal Herria”
[Ap. 3. P.- 67]. Pero, ¿no es esto el Estado del Bienestar? ¿Están tratando de
identificar el socialismo con el neokeynesianismo?
Más adelante [Ap.
3. P.- 69], profundizan en este concepto, diciendo que “El socialismo vasco constituye la alternativa integral al actual
modelo neoliberal… El socialismo vasco implica… la renovación de la
redistribución de la riqueza…”.
Está claro que lo que realmente se
pretende no es acabar con la explotación capitalista, sino únicamente sustituir
al capitalismo salvaje (neoliberal) por otro capitalismo más “civilizado”, con
“rostro humano”. En definitiva,
sustituir el neoliberalismo por el Estado del Bienestar (neokeynesiano).
Cuando hablan de “redistribución de la riqueza”, siempre
se están refiriendo a un aspecto muy concreto y limitado, a la esfera de la
distribución, olvidándose de la esfera de la producción que es donde se sitúa
el verdadero origen de la desigualdad.
Pero es que si se
centrasen en la producción, tendrían que abordar la cuestión de la propiedad
privada de los medios de producción y el hecho (desigual) de que unos sean
propietarios de ellos (la burguesía) y otros no (la clase obrera). Y precisamente, es en esta desigualdad en la
propiedad de los medios de producción dónde radica el origen de cualquier
desigualdad en la esfera de la distribución. Y eso no están dispuestos a
hacerlo porque en ningún momento se
plantean poner en cuestión la propiedad privada de los medios de producción.
3.- La vía hacia el socialismo
La ponencia
plantea que “Para avanzar hacia el
socialismo vasco, desde la situación actual, son necesarios instrumentos y
estrategias orientados a nuestro objetivo de transformación del sistema y de la
sociedad. Situamos el instrumento en el Estado Vasco y nuestra estrategia en
un proceso soberanista que tenga como objetivo cambiar el sistema. La
clave es la fuerza que necesitamos para realizar este camino paso a paso;
LAB sitúa la llave para la consecución de este objetivo en la creación de nuevas
mayorías para cambiar las relaciones de fuerza” [Ap. 3. P.- 70] Aquí, la
ponencia defiende un avance gradual, “paso a paso”, hacia el socialismo. Esta
postura no es nueva, pues ya la defendieron los reformistas fabianos [1] a
finales del siglo XIX.
Pero esto no es
todo. En su afán por distanciarse del socialismo revolucionario, del marxismo, la
ponencia no duda en retrotraerse a la época del socialismo utópico
(pre-científico). Así, podemos leer que es preciso “Extender y reforzar prácticas socialistas entre las trabajadoras y
trabajadores en el proceso de construcción del socialismo vasco. Ahí situamos
el paso a dar en la lucha por el cambio de modelo de sociedad, en la medida en
que el socialismo vasco debe construirse de abajo hacia arriba” [Ap. Conclusiones-Resoluciones.
P.- 147].
Lo cual enlaza
directamente con lo que se afirma un poco más atrás, cuando se dice que “Ha habido un recorrido durante estos
últimos años que está resultando fructífero y tenemos múltiples ejemplos: cooperativas
para gestionar la electricidad, el eusko o moneda alternativa, banca
ética, grupos de consumo que promueven la soberanía alimentaria,
etc. Nos parecen decisiones importantes para impulsar el proceso de
transformación y un camino que hay que fomentar. Debemos ir recorriendo día a
día el camino hacia otro modelo económico y social por medio de las decisiones
que tomamos colectiva e individualmente” [Ap. 4. P.- 106].
La ponencia no
tiene en cuenta que por muy loables que puedan ser estas iniciativas populares
siempre estarán limitadas por la actuación ciega de las leyes del mercado y
que, a lo sumo, no supondrán más que pequeñas acciones bienintencionadas que no
llegarán a poner en peligro la estabilidad del sistema económico y político
capitalista.
3.1.- El Estado Vasco
como instrumento
Como ya hemos
visto más arriba, en la ponencia se considera que el Estado Vasco es el
instrumento para avanzar hacia el socialismo. Pero, a la hora de definir qué
tipo de Estado se necesitaría para ello, en el propio título del apartado 3.2,
lo califican de República Vasca. Lo cual significa que se confunde (¿deliberadamente?)
la forma del Estado, con su esencia, naturaleza o carácter de clase.
Más abajo, en
consonancia con lo anterior y también con lo expuesto en el punto 1 de éste
artículo, refiriéndose a ese Estado, la ponencia dice: “Que sea soberano, que cambie por completo el modelo económico y
social y sea diseñado con el objetivo de construir un nuevo modelo y que
garantice que las trabajadoras y los trabajadores tomen parte en las decisiones”
[Ap. 3.2. P.- 75].
Todo indica que
no se están refiriendo a un Estado socialista, sino a un Estado burgués. Así,
se comprende que la “participación” de
las y los trabajadores en la toma de decisiones sería limitada y únicamente
formal, la que se les permitiera en el marco jurídico-político en que se
sustentase dicho Estado pero, en cualquier caso, la clase obrera tendría un
papel secundario (por tanto subordinado) y no sería clase dirigente del proceso
político. Entonces, ¿quién y cómo se garantizaría el avance hacia el
socialismo?
3.2.- El proceso
soberanista como estrategia
Sobre esta
cuestión, la ponencia dice que: “LAB
sitúa el camino para revolucionar la situación política, económica y social de
Euskal Herria en el proceso soberanista que debemos realizar por nuestra cuenta
y a iniciativa nuestra. Un camino para pasar de la dependencia a la independencia. Para lograr las
mayorías, los instrumentos y las facultades para construir un nuevo modelo
económico y social…” [Ap. 4. P.-
84]. Pero, ¿cómo se lograría esa soberanía necesaria para avanzar hacia el
socialismo? ¿Supondría una ruptura con la UE?
Todo parece
indicar que no. A ese respecto, la ponencia mantiene una postura de ambigüedad
calculada. Así, dice que: “Daremos prioridad
a la lucha por otra Europa distinta…” [Ap.
Conclusiones-Resoluciones. P.- 141]. Y más adelante sostiene que: “Para LAB será una prioridad actualizar la
línea a favor de la Europa Social que constituimos los Pueblos y
fortalecer las relaciones que tenemos en Europa” [Idem. P.- 142].
¿Qué significa
esto? En nuestra opinión, simplemente que son
partidarios de que el Estado Vasco que propugnan se mantenga dentro de la UE,
aunque no lo reconozcan explícitamente. Pero esto supondría atarse de pies y
manos.
Hemos de tener en
cuenta que cuando hablamos de soberanía
(al menos por nuestra parte), nos referimos a que el Estado vasco tenga una
capacidad real y efectiva para dotarse de los instrumentos políticos, sociales
y económicos necesarios para desarrollar las políticas públicas que mejor
correspondan, en cada momento, a las necesidades sociales, especialmente las de
las clases y capas populares. Y esto sólo será posible con una soberanía plena.
Sin embargo, la pertenecía a la UE
(que la ponencia no cuestiona) supondría sólo una independencia meramente formal, pues de hecho, aquella constituye
un auténtico “corsé de hierro” para cualquier Estado miembro que pretenda no ya
emprender un proceso de transformación socialista, sino tan siquiera abordar
con decisión los problemas económicos y sociales más acuciantes (paro y
exclusión social; acceso a la sanidad, vivienda y educación, para los sectores
populares; lucha contra la corrupción política, el fraude fiscal y la
especulación financiera; etc.). Esto es así porque los Estados miembros de la UE carecen de la soberanía necesaria para
disponer de los instrumentos económico-financieros imprescindibles para
desarrollar las políticas económicas oportunas que sean necesarias en cada
momento.
Los Estados miembros de la UE
pertenecientes a la eurozona, como poseen una moneda común, no pueden llevar a
cabo una política económica propia en el terreno monetario (que incluiría desde
la emisión de moneda y la determinación de la masa monetaria y de la cantidad
de moneda en circulación, al establecimiento de las garantías de depósito
bancario, la fijación del tipo de cambio, etc.) ya que esta la establece el
BCE. Pero es que, independientemente de esto, el conjunto de los Estados
miembros de la UE tampoco pueden desarrollar una política de fijación de
precios en los productos estratégicos, ni utilizar mecanismos de regulación de
la producción, ya que ello supondría una práctica contraria al “libre mercado”.
Además, desde la UE se imponen a los
Estados miembros de la “eurozona” una serie de restricciones (control de la
inflación, límite del déficit presupuestario al 3% del PIB, y de la deuda
pública al 60% del PIB; prohibición de las “ayudas de Estado”, etc.) que
impiden que cualquier Estado miembro pueda desarrollar una política económica
autónoma. Es lo que se conoce como Pacto de Estabilidad [2].
En definitiva, un Estado vasco que
estuviese integrado en la UE no dispondría de todos los instrumentos
económico-financieros necesarios para desarrollar una política económica propia
y, en la práctica, solo le quedaría uno muy limitado que es el de la
fiscalidad. Lo cual nos lleva a pensar que un Estado de ese tipo solo serviría
a los intereses de la burguesía vasca pero, en ningún caso a los del pueblo
trabajador.
Pero, además hay otro factor a
considerar que la ponencia no parece tener en cuenta y es el de la estrecha
vinculación que existe entre la UE y la OTAN, la alianza militar dirigida por
el imperialismo norteamericano y de la que forman parte 21 de los 27 miembros
actuales de la UE, y de la que también sigue formando parte el Reino Unido, a
pesar del bréxit.
Hemos de decir que el pueblo
trabajador y, especialmente, la clase obrera vasca, necesita que el futuro
Estado vasco, además de tener plena capacidad para realizar las funciones
indicadas más arriba, también sea un
instrumento para la construcción nacional y la transformación social. Y
para eso, no servirá cualquier tipo de Estado. Es preciso que su esencia, su
carácter de clase, sea cualitativamente diferente. Un Estado de esa naturaleza,
un Estado Socialista Vasco, no tendría cabida en la UE actual, en la Europa del
capital financiero y las multinacionales, en la Europa imperialista. Y con
mayor motivo aún, no podría formar parte de la OTAN.
4.- La estrategia socioeconómica
En la ponencia, se define el proceso
soberanista como “un proceso
constituyente y transformador” [Ap. 4.2.2.] y se desarrollan algunos
aspectos de lo que denominan su “estrategia socioeconómica”. Según se afirma en
la ponencia: “… necesitamos un nuevo
modelo económico y social y soberanía social y política para la
transformación social” [Ap. 4.2.2. P.- 102]. Más adelante, sostienen que: “La Carta Social es el instrumento
estratégico que tenemos para ello. Para LAB la Carta de Derechos Sociales
de Euskal Herria es un medio importante que pone el punto de partida para ese
proceso” [Ap. 4.2.2. P.- 103].
Y cuando desgrana algunas de las
medidas socioeconómicas concretas que propone la ponencia, nos encontramos con
algunas muy curiosas como por ejemplo: “…
limitar el poder de las trasnacionales.” [Ap. Conclusiones. P.- 143]; y en
el apartado “Apuesta por el sector
público” [Ap. 6.2], viene a identificarlo, en la práctica, con los
servicios públicos [Ap. 6.2. P.- 243, 244 y 245]. Al mismo tiempo, entre otras
cosas, defiende la “lucha contra la
privatización” [Idem. P.- 250], la “lucha
a favor de la reversión de los servicios que han sido privatizados” [Idem.
P.- 251], etc.
En cualquier caso, no se plantea en ningún momento el
desarrollo de un sector público industrial, en base a la nacionalización de las
grandes empresas capitalistas.
Es indudable que esta ponencia, si
llega a aprobarse, va a constituir un respaldo al giro reformista-posibilista e
institucionalista llevado a cabo por la izquierda abertzale oficial, en
concreto por Sortu, ya que de hecho viene a ser una consecuencia del mismo,
representando un serio intento de
desarme ideológico de la clase obrera.
NOTAS
1.-
Se llamaba así a los miembros de la Sociedad Fabiana, una asociación socialista
británica que fue creada en Londres a finales de 1883. Defendían una evolución
lenta, gradual y pacífica hacia el socialismo. Algunos de sus miembros más
importantes fueron Sidney y Beatrice Webb, Annie Besant y George Bernard Shaw.
Tomaron
su nombre del general romano Quinto Fabio Máximo, conocido como “Cunctator”,
que en su lucha contra los cartagineses optó por evitar un enfrentamiento
directo con las tropas de Anibal, adoptando una táctica de desgaste. Los
fabianos se asociaron con las Trade Unions (1900) y contribuyeron a la creación
del Partido Laborista (1906).
2.-
Este control y fiscalización por
parte de la UE se ha puesto de manifiesto con la mayor nitidez en el caso de
los “rescates bancarios” y de la “crisis de la deuda soberana” en Irlanda, Portugal,
Grecia y también en el Estado español. La UE o mejor dicho la gran burguesía
financiera (con el apoyo del BCE, la Comisión Europea y el FMI), imponen unos
“planes de ajuste” salvajes a todos estos países.
Unos planes
que, generalmente, incluyen el recorte de las prestaciones por desempleo, la
congelación de pensiones y el retraso en la edad de jubilación, la reducción de
los fondos de ayudas sociales, la rebaja de los sueldos de los funcionarios
públicos, el abaratamiento de los despidos, la subida de los impuestos, etc.,
etc. Este intervencionismo llegó a adquirir un carácter más sangrante con
ocasión de la crisis financiera de Chipre (2012–2013).