Andoni Baserrigorri. Tomado
de La Haine hartuta
En estos días de agosto tórrido, de verano son muchas las
fechas que tenemos las y los internacionalistas en esa agenda que no acaba
nunca, que debe revisarse, releerse y sobre todo no olvidar, mucho menos
olvidar a quienes allí aparecen.
Sobresalen entre esos nombres dos militantes soberanistas,
independentistas, revolucionarios que fueron asesinados por el franquismo y el
fascismo español. Uno cuando apenas empezaba este franquismo al que nos
referimos, otro cuando agonizaba pero preparaba ya esa transición-trampa, que
nos regaló 40 años más de franquismo. Por de pronto.
El llamado alzamiento nacional fue especialmente cruel en
Andalucía. Fueron miles los jornaleros y jornaleras que fueron asesinados.
Junto a ellos trabajadores de diferentes sectores, referentes de la cultura
nacional andaluza (Como olvidar a Federico García Lorca, aún en una cuneta
olvidada de Granada) y hasta población civil en desbandada que ante los
crímenes ya conocidos del fascismo-falangismo fue ametrallada y asesinada por
miles en una carretera de Málaga.
Pero si hemos destacado a Blas Infante es porque era la
esperanza de la resurrección de la Andalucía auténtica, la de los pueblos
blancos, la del cante jondo, la que no olvidaba su pasado glorioso antes de la
invasión de 1492… Blas situándolo en su época, hablaba claramente de los dos
ejes en los cuales se apoya la verdadera libertad de los pueblos…la soberanía,
el derecho a la independencia y un régimen social alejado del capitalismo.
Aunque no era exactamente comunista, hay que saber reconocerlo en los años que
le tocó vivir y era más partidario de un socialismo libertario.
Una persona similar en bastantes aspectos a James Conolly,
el auténtico héroe y referente de la Irlanda de esa época, si bien había otros
aspectos que les diferenciaba. Era un peligro para España, así lo aseguraron
sus verdugos y así era efectivamente, un peligro para esa España monárquica,
aniquiladora de pueblos, corrupta y capitalista que venimos padeciendo desde
hace ya más de 80 años… por eso fue fusilado.
Causa vergüenza como su asesino intelectual, la víbora
Queipo de Llano aún ocupe un lugar de honor en la historia oficial de esta
España a la que nos referimos. Por eso la obligación de las internacionalistas
es recordarlo y seguir insistiendo en esa Andalucía que sigue sin ser
doblegada, trabajadora, militante, revolucionaria… no la que nos venden desde
los medios de comunicación del sistema.
Moncho Reboiras es el otro mártir al que nos referíamos.
Este sí comunista, antifascista, antifranquista, combativo… militante de UPG
que en aquellos años era la referencia revolucionaria del Pueblo Trabajador
Galego.
Objetivo prioritario de la policía del régimen franquista
que conocían su abnegación y constancia en la militancia así como su
referencialidad, no pararon hasta dar con él.
Fue en Ferrol, patria chica de Franco, pero también pueblo
proletario, trabajador, galego, que en aquellos años duros de movilización y
represión era una de la referencia de esa Galiza combativa a la que nos
referimos.
Lo mataron sin contemplaciones. Tenían claro que su
destino no iba a ser la cárcel, sino el cementerio. Para la historia ha dejado
unas palabras vibrantes… «Qué importa que nos maten, si dejamos semilla de
victoria…»
Lejos está Galiza de su liberación nacional y social.
También Andalucía. También Euskal Herria tenemos lejos nuestra revolución
pendiente. Que importa si los que estamos vivos y vivas en estos años de
oscuridad no vemos esas revoluciones de liberación nacional, feministas y
socialistas… La historia nos ha reservado otra tarea, dejar semillas de
victoria.
Por eso la tremenda importancia de lo que comentábamos al
principio. Es importantísimo que esa llama no se apague. Que esas semillas de
las que hablaba Moncho las recoja otra generación y puedan culminar esa
revolución pendiente.
No siempre es la mejor época para luchar por el socialismo,
pero siempre hay que hacerlo, dijo Lenin.
Esa es la tarea. No se trata de nuestros egos ni peleas
cainitas entre organizaciones. Ser comunista es algo mucho más grande. Se trata
de nuestros pueblos y su futuro socialista.