La postura del PSOE, de abrir
paso a un gobierno del PP por medio de la abstención de sus parlamentarios, ha
abierto una crisis de tal magnitud en dicho partido que podría provocar su
fragmentación. Este riesgo lo conocían los miembros de la gestora que ha
dirigido el partido durante los últimos días, después del “golpe de los
barones”. Sin embargo, a pesar de ello, no han dudado en dar su apoyo al PP
para que pueda gobernar con entera tranquilidad.
En cualquier caso, esta actitud
lacayuna que ha mantenido el PSOE no tendría que extrañarnos si tuviésemos en
cuenta, por una parte, la evolución histórica de la socialdemocracia a nivel
internacional y, por otra, la experiencia concreta de dicho partido, desde que
se inició la llamada “transición” hasta la época actual.
1.- La
socialdemocracia europea, del reformismo al socio-liberalismo
Tras la disolución de la AIT
[1] en 1876 se fueron construyendo en Europa los diferentes partidos
socialistas. En Alemania, August Bebel y Wilhelm Liebknecht fundaron el Partido
Socialdemócrata Obrero de Alemania (PSOA), de ideología marxista, que más
tarde, en el Congreso de Gotha (1875), se fusionó con la Asociación General de
Trabajadores de Alemania, que había sido fundado en 1863 por Ferdinand
Lassalle, dando lugar al Partido Socialista Obrero de Alemania. Marx y Engels
criticaron con dureza las bases ideológicas contenidas en el Programa de Gotha,
debido a las excesivas concesiones que en él se hacían a los lasallistas.
En 1889, se constituyó en Paris
la Segunda Internacional o Internacional Socialista. En ella se agruparon los
partidos y organizaciones socialistas que procedían de la corriente marxista de
la antigua AIT. Uno de esos partidos fue el Partido Socialista Obrero de
Alemania. Posteriormente, en 1891, este cambió su nombre por el de Partido
Socialdemócrata de Alemania (SPD). Las bases ideológicas y políticas de este
último, basadas en el marxismo, fueron reelaboradas por Karl Kautsky, Eduard
Bernstein y August Bebel.
El programa que aprobó el Congreso
del Partido Socialdemócrata Alemán que se celebró en
Erfurt del 14 al 21 de octubre de 1891, constituyó un gran paso
adelante en comparación con el programa de Gotha. Se eliminaron del programa
los dogmas lassalleanos reformistas, se formularon de un modo más correcto las
reivindicaciones políticas y económicas. El programa ofrecía una argumentación
científica de la inevitabilidad del hundimiento del régimen capitalista y su
sustitución con el socialista, se indicaba claramente que el proletariado debía
conquistar el poder político para llevar a cabo la transformación socialista de
la sociedad.
Al mismo tiempo, el programa de Erfurt también
tenía importantes deficiencias, la más importante de las cuales era, sin duda, la
falta de una defensa teórica de la necesidad de la dictadura del proletariado
como instrumento de transformación revolucionaria de la sociedad. De este modo,
la observación más importante de Engels no fue tomada en consideración al ser
elaborado el texto definitivo del programa. [2]. La dirección de la
socialdemocracia no publicó durante mucho tiempo el trabajo de Engels
"Contribución a la crítica del
proyecto de programa socialdemócrata de 1891"; la obra sólo apareció en la
revista "Neue Zeit" en 1901.
Años más tarde, y ya fallecido
Engels (1895) el socialdemócrata alemán Eduard Bernstein publicó “Las premisas
del socialismo y las tareas de la socialdemocracia” (1899). En esta obra,
Bernstein renunció a los fundamentos teóricos del marxismo y a la necesidad de
la revolución para alcanzar el socialismo, defendiendo la posibilidad de
transformar progresivamente el capitalismo. En el momento de su publicación, fue ampliamente criticada
por la mayoría del movimiento socialista internacional. Sin embargo, con el paso del tiempo
llegó a imponerse como la posición teórica mayoritaria en la Internacional
Socialista [3].
Tras el final de la Segunda
Guerra Mundial, a partir de 1946-47, los partidos y organizaciones
socialdemócratas de Europa occidental sufrieron, en general, un desplazamiento
ideológico y político hacia la derecha. Por miedo al comunismo, las direcciones
de dichos partidos fueron renunciando progresivamente a la perspectiva
socialista e, incluso, en algunos casos, a las reivindicaciones que
tradicionalmente habían venido defendiendo. Esto coincidió con el auge de la
guerra fría. El PSD renunció formalmente al marxismo en el congreso de Bad
Godesberg (1959) aunque, de hecho, ya hacía mucho tiempo que había abandonado
el concepto de “lucha de clases” y había dejado de hacer cualquier referencia
al socialismo.
De esta manera, poco a poco,
los dirigentes de esos partidos fueron pasando de defender unas posiciones reformistas
de “izquierda” a alinearse abiertamente con las burguesías de sus respectivos
países y, especialmente, con el imperialismo norteamericano [4]. En esta época,
varios partidos socialistas y/o socialdemócratas [5] accedieron a gobiernos de
Europa Occidental.
Un caso significativo es el de
Paul-Henri Spaak (1899-1972), miembro del Partido Socialista Belga. Fue cinco
veces Ministro de Asuntos Exteriores: 1936-1938, 1939-1945 (del gobierno belga
en el exilio), 1945-1947, 1954-1957 y 1961-1965. También ocupó el puesto de
Primer Ministro durante tres periodos: 1938-1939, 1946 y 1947-1950. En 1948 fue
el impulsor del BENELUX. En 1950 fue Presidente del Consejo de Europa. Ocupó el
puesto de Presidente de la CECA (Comunidad Europea del Carbón y del Acero) entre
1952-1953.
También ocupó el puesto de
Secretario General de la OTAN (1957-1961), por lo que existen sospechas de que,
por la posición que ocupaba, pudo tener relación con el asesinato del dirigente
africano Patricio Lumumba, efectuado por los servicios secretos belgas y
norteamericanos en 1961 [6].
Pero el giro definitivo a la
derecha, en los partidos socialdemócratas, tuvo lugar a finales de la década de
los noventa del pasado siglo, con el desarrollo del llamado “nuevo laborismo”
británico y su “Tercera Vía”, y con el “Nuevo Centro” impulsado por el SPD.
Hasta entonces, la
socialdemocracia había venido defendiendo unas posiciones reformistas, basadas
en: a) el reconocimiento y la
universalización de los derechos sociales y laborales, apoyándose en unas
políticas fiscales progresivas; b) el
aumento del poder adquisitivo de las clases y capas populares, mediante un
incremento de las rentas de trabajo como motor de políticas económicas
expansivas (keynesianismo) que exigían la intervención del Estado burgués para
regular el gasto público; y c) en algunos casos, la nacionalización de algún sector de la economía, con el fin de
garantizar el acceso a recursos básicos como el crédito.
Estas reformas también se
basaban en una fiscalidad progresiva, con objeto de asegurar fondos para financiar
las políticas “redistributivas” del Estado capitalista, dirigidas a corregir
y/o atenuar las desigualdades sociales más lacerantes, aunque no a eliminarlas.
La socialdemocracia europea mantuvo esta política reformista, aproximadamente,
hasta 1980.
Es a partir de esta fecha
cuando el neoliberalismo se convierte, tanto desde el punto de vista teórico
como del práctico, en la política económica dominante en el proceso de
integración capitalista europea. Esto, tuvo lugar en un contexto muy concreto
que fue el de la fase recesiva del 4º ciclo de acumulación capitalista
(1941-1990) que se desarrolló entre 1973 y 1990. Fue la época de los gobiernos
de Margaret Tatcher, en el Reino Unido (1979-1990) y de Ronald Reagan en EEUU (1981-1990).
La adopción de políticas
económicas neoliberales en los países capitalistas más desarrollados, supuso el
abandono definitivo del keynesianismo y el paso del modelo productivo industrial del fordismo-taylorismo,
basado en el “pleno empleo” y el Estado del Bienestar, al modelo del postfordismo-toyotismo, basado en el incremento del paro y la
precariedad laboral.
La continuidad del proceso de acumulación capitalista requería la
creciente desregulación laboral y una cada vez mayor precarización de las
condiciones de vida y de trabajo, así como un aumento del paro que permitiesen
una mayor competencia entre los desempleados y un mejor funcionamiento del
ejército de reserva.
En esta época, los principales
líderes socialdemócratas europeos comienzan a argumentar que la agudización de
la crisis y la creciente globalización impedían continuar desarrollando las
políticas reformistas, y van asumiendo progresivamente los planteamientos
neoliberales, lo que les lleva a dar un giro descarado hacia el socio-liberalismo.
Uno de los principales teóricos de este cambio fue el economista británico
Anthony Giddens.
Una excepción fue el
socialdemócrata de izquierda sueco Olof Palme, que se opuso al neoliberalismo defendido
por Tatcher y Reagan que ya estaba siendo asumido por muchos de los partidos
socialdemócratas europeos. Cuestionó que frente al neoliberalismo radical no
hubiese otra alternativa que el socioliberalismo. Ya había ganado las
elecciones en 1969, ocupando el cargo de Primer Ministro hasta 1976. A pesar de los
consejos de sus asesores para que cambiase su programa político, volvió a ser
elegido en 1882, pero fue asesinado en 1886.
En el Reino Unido, el laborista
Tony Blair ocupó el puesto de Primer Ministro entre 1997 y 2007. Con Harold
Brown como Ministro de Finanzas, tuvo lugar la desregulación del sector
bancario, dándose plena independencia al Banco de Inglaterra. Con ello se
produce la total autonomización del sector financiero, que escapa a cualquier
tipo de regulación o control por parte del propio Estado burgués.
Al mismo tiempo, la creciente
importancia del capital financiero tuvo como contrapartida una reducción cada
vez mayor del peso del capital industrial, que se refleja en la propia
composición del PIB que desciende progresivamente hasta llegar representar tan
sólo el 12% en 2012.
Simultáneamente, se fue
produciendo una reducción del salario medio y simultáneamente tuvo lugar una, cada vez mayor, desregulación
del “mercado laboral”, es decir de las condiciones de contratación, que se
precarizan progresivamente. Todo lo cual tuvo como consecuencia directa una
pérdida de apoyo tradicional que el Partido Laborista había tenido hasta
entonces, pasando de representar un 33% del electorado en 1997, al 25% en 2001
y al 22% en 2005.
Por otra parte, en Alemania,
Gerard Schröeder fue elegido canciller (1998-2005), comenzando a aplicar las
medidas propias de una política económica neoliberal, lo que provocó la
dimisión del entonces Ministro de Finanzas, Oskar Lafontaine (1999), quien más
tarde abandonaría el SPD junto con el ala izquierda del partido, para
fusionarse con el Partido del Socialismo Democrático, que tuvo su origen en un
sector socialista de la antigua RDA, creando el Die Linke (La Izquierda), de
orientación socialdemócrata radical.
2.- La “gran coalición”
La evolución posterior de
algunos de los partidos socialdemócratas ha llevado a estos a apoyar
abiertamente a los propios partidos burgueses o, incluso, a unirse a ellos
formando lo que se ha venido en llamar “la gran coalición”. Esta práctica se ha
desarrollado ya en varios países europeos, tales como Alemania, Austria y
Grecia y ahora también en el Estado español.
En Alemania, el acuerdo entre
el SDP y la Unión Demócrata Cristiana (CDU) de Angela Merkel, la llamada ”gran coalición”,
se mantuvo entre 2005 y 2009.
A partir de entonces, el SPD estuvo unos años en la
“oposición”, hasta 2013 en que renovó el pacto. El primer periodo de vigencia
del pacto SPD-CDU supuso una importante pérdida de apoyo electoral para los
socialdemócratas que pasaron de tener un 34,2% de votos a un 23%. En Austria,
durante el periodo en que el Partido Socialdemócrata mantuvo su coalición con
el Partido Popular Austriaco, pasó de tener un 35,3% de votos a un 26,8%.
Por último, en Grecia, en 2012,
el PASOK estableció una alianza con el partido de derecha Nueva Democracia, en
plena crisis de la deuda soberana, y con dos programas de “rescate” (en
realidad, de recortes económicos y sociales) impuestos por la UE [7]. El coste
sufrido por el PASOK fue el de pasar de tener una mayoría absoluta a ser un
partido minoritario y marginal.
3.- ¿Qué intereses de clase defiende el PSOE?
La evolución del PSOE desde
unas posiciones reformistas de izquierda al socioliberalismo, fue similar,
aunque más rápida, que la que experimentaron los otros partidos
socialdemócratas europeos. En 1979 ya abandonaron formalmente el marxismo
aunque, en la práctica, ya hacía tiempo que lo habían hecho.
Para ello, necesitaron celebrar
dos congresos del partido en el escaso margen de unos meses. En mayo de 1979,
se celebró el XXVIII Congreso, en el que la dirección del partido, cuyo
secretario general ya era Felipe González, propuso la renuncia a la teoría
marxista. La propuesta fue rechazada y este dimitió de su cargo. Pero, poco después,
en un congreso extraordinario que se celebró en el mes de septiembre, la
propuesta fue finalmente aprobada y el ex secretario general volvió a ocupar su
puesto a la cabeza del partido.
Desde entonces, el PSOE ha
estado seis veces en el gobierno del Estado español. Felipe González, en cuatro
ocasiones: en 1982-1986, 1986-1989, 1989-1993 y 1993-1996. Y José Luis
Rodríguez Zapatero, en dos: en 2004-2008 y 2008-2011. Unos gobiernos, todos
ellos, que se caracterizaron por gestionar
eficazmente los intereses del capitalismo español.
El Estado español ingresó en la
OTAN en mayo de 1982, con un gobierno del PSOE, aunque en enero de 1986
organizase un referéndum fraudulento, sobre la “permanencia” en la alianza
militar en el que, como es lógico, resultó ganadora la postura oficial. Por
otra parte, el Estado español entró a formar de la CEE en enero de 1986,
también con otro gobierno del PSOE, y siendo en ambos Felipe González el
presidente del gobierno.
Pero, además, un destacado
miembro del PSOE como era Javier Solana, que ocupó el puesto de ministro en
varios departamentos, entre diciembre de 1982 y junio de 1992, fue secretario
general de la OTAN entre diciembre de 1995 y octubre de 1999, en una época en
la que se produjeron los bombardeos de la OTAN sobre Serbia (entre 24-03-1999 y
10-06-1999) como consecuencia del conflicto de Kosovo. Posteriormente, como no,
pasaría a ocupar el puesto de Alto Representante del Consejo de la UE para la
Política exterior (octubre 1999
a noviembre 2009).
Es evidente como el PSOE ha sido y sigue siendo, un partido del régimen
del 78 y, en lo fundamental, tiene una coincidencia de intereses con el PP,
siendo como éste un fiel representante de los intereses del capital financiero
español y del imperialismo norteamericano.
Y ahora, PODEMOS se
autoproclama socialdemócrata y trata de aprovechar la crisis del PSOE para
desplazarle ¿y ocupar su lugar y sus funciones como sostén del sistema?
__________________
NOTAS
1.- La Asociación Internacional
de Trabajadores (AIT), también conocida como Primera Internacional, se
constituyó en Londres en 1864. En ella coexistieron, durante cierto tiempo las
dos corrientes en que se dividía en aquella época el movimiento obrero, la
marxista y la anarquista.
2.- Esta crítica la formuló
únicamente Engels, pues Marx ya había fallecido (en 1883).
3.- Sobre las posiciones de
Bernstein, ver: Bo Gustafsson. “Marxismo y revisionismo”. Editorial Grijalbo. Barcelona (1974).
4.- Pero este no fue un
fenómeno nuevo, sino que ya anteriormente algunos partidos socialdemócratas
habían adoptado posiciones abiertamente reaccionarias. De hecho, tras haber
sido aplastada la Revolución alemana, sus principales dirigentes, Rosa
Luxemburgo y Karl Liebknecht, fueron asesinados el 15 de enero de 1919 por
orden de Gustav Noske, ministro del ejército alemán y uno de los principales
dirigentes del SPD al igual que lo era el propio canciller Friederich Ebert.
En Rusia, durante la guerra
civil (1918-1921) que siguió al triunfo de la Revolución de octubre, algunos
sectores de los mencheviques, que habían constituido el ala derecha del POSDR,
no dudaron en incorporarse a las filas de los ejércitos contrarrevolucionarios
blancos para combatir al recién creado poder soviético.
5- Los partidos socialistas,
algunos de los cuales aún se continuaban proclamando marxistas y seguían defendiendo la lucha de
clases (aunque ya hubiesen renunciado a la toma revolucionaria del poder,
asumiendo la defensa de la democracia parlamentaria burguesa y la vía de las
reformas graduales para acceder al socialismo) convivían en la misma
Internacional con los socialdemócratas, que tiempo atrás ya habían abandonado
el marxismo, renunciando a la lucha de clases, al propio concepto de socialismo
y que defendían la “neutralidad” del Estado burgués, así como las reformas
económicas keynesianas que configuraban el llamado “Estado de Bienestar”.
7.- Sobre la cuestión de la deuda
griega, ver el artículo: “Grecia:una dura lección” (SUGARRA
17-09-2015).