5.- ¿Cómo afrontar la división
actual de Euskal Herria en distintos ámbitos territoriales,
político-administrativos (CAPV, CFN e Iparralde)?
La nación vasca se encuentra dividida territorialmente
entre los Estados español y francés. Además, en la parte que se encuentra bajo
dominación española, también existe una división político-administrativa en dos
ámbitos distintos, el de la CAPV
y el de la CFN.
La superficie total de Euskal Herria es de unos 20.664 Km2,
de los que 17.655 pertenecen a su parte sur, Hegoalde (la CAPV 7.234 Km2 y la CFN 10.421), mientras que Iparralde cuenta con
3.009 Km2.
En cuanto a la población de Euskal Herria es,
aproximadamente, de 3.091.115 habitantes, repartidos de la siguiente manera: la CAPV unos 2.172.175
habitantes (INE-2009) y la CFN
unos 630.578 (INE-2009) e Iparralde alrededor de 288.362 habitantes; lo que
hace un total de 3.091.115 habitantes.
La
CAPV
tiene un Estatuto de Autonomía desde 1979, y la CFN se rige por la Ley Orgánica de Reintegración
y Amejoramiento del Régimen Foral de Navarra (LORAFNA), desde 1982. Sin
embargo, Iparralde no cuenta aún con un reconocimiento institucionalizado
similar en el Estado francés.
Por la unificación
vasco-navarra
En un proyecto de construcción nacional, como primer paso,
es fundamental la unificación de los cuatro territorios de Hego Euskal Herria,
es decir de las actuales CAPV y CFN. Y ello porque desde un punto de vista geográfico (una superficie de 17.655
Km2), demográfico (2.802753 habitantes),
económico (mayor diversificación
productiva) y también histórico (la
legitimidad de haber contado con un Estado propio, el antiguo Reino de
Navarra), el proyecto adquiriría una mayor consistencia y viabilidad. Es por
ello que tanto el PSOE como el PP, ambos representantes de distintas fracciones
de la gran burguesía española, han hecho una “cuestión de Estado” del
mantenimiento de la actual separación entre la CAPV y la
CFN [1]. Por ello, a corto y medio plazo, es importante
trabajar de cara a la creación de un marco autonómico vasco-navarro.
En realidad, se trataría
de una reforma política que nos situaría en mejores condiciones para
avanzar hacia la autodeterminación. Sobre esta cuestión, Lenin decía que:
“Un cambio reformista es aquel que no socava las bases del poder de la
clase dominante y que representa únicamente una concesión de ésta, pero
conservando su dominio. Un cambio revolucionario es el que destruye las bases
del poder. Lo reformista en el programa nacional no abole todos los privilegios
de la nación dominante, no crea la completa igualdad de derechos, no elimina
toda opresión nacional. Una nación “autónoma” no tiene los mismos derechos que
la nación “dominante”;…
… La Noruega
autónoma, como parte de Suecia, gozaba hasta 1905 de la más amplia autonomía,
pero no tenía derechos iguales a Suecia. Sólo su libre separación reveló de
hecho y demostró su igualdad de derechos (agreguemos, entre paréntesis, que fue
precisamente esta libre separación la que creó las bases para una aproximación
más estrecha y más democrática, asentada en la igualdad de derechos). Mientras
Noruega era únicamente autónoma, la aristocracia sueca tenía un privilegio más,
que con la separación no fue “debilitado” (la esencia del reformismo consiste
en atenuar el mal, pero no en eliminarlo) sino eliminado por completo (lo que
constituye el exponente principal del carácter revolucionario de un programa).
A propósito: la autonomía, como reforma, es distinta por principio de
la libertad de separación, como medida revolucionaria. Esto es indudable. Pero,
en la práctica, la reforma -como sabe todo el mundo- no es en muchos casos más
que un paso hacia la revolución. Precisamente la autonomía permite a una nación
mantenida por la violencia dentro de los límites de un Estado constituirse de
modo definitivo como nación, reunir, conocer y organizar sus fuerzas, elegir el
momento más adecuado para declarar… al modo “noruego”: nosotros, el Seim
autónomo de tal o cual nación o región, declaramos que el emperador de toda
Rusia ha dejado de ser rey de Polonia,
etc.” [2].
La “larga marcha” de Iparralde
En el llamado “País vasco-francés”, existe un amplio
acuerdo entre distintos sectores políticos sobre la necesidad de lograr una institucionalización
de los territorios vascos. A lo largo de los últimos años se han sucedido
diferentes propuestas que no han logrado su reconocimiento por parte del Estado
francés.
Inicialmente, se reivindicó la creación de un Departamento
Vasco, separado del Departamento de Bajos Pirineos. Esta reivindicación era
apoyada por diversas fuerzas políticas, desde los nacionalistas (Abertzaleen
Batasuna, Batasuna, EA y PNV) hasta cargos electos de la UMP de Nicolás SarKozy, y del
PSF. Mitterand prometió, en 1981, la creación del Departamento Vasco; y Chirac
también lo hizo en 2002. Sin embargo, esta vieja aspiración no llegó a
convertirse en realidad.
Más tarde, Batasuna defendió la creación de una
“autonomía” para Iparralde. Y, posteriormente, tras la unión con Abertzaleen
Batasuna y la creación de la plataforma EHBai, cobró más fuerza la
reivindicación autonómica.
Posteriormente, se ha reivindicado la creación de una
Colectividad territorial Específica (CTE), que ha sido rechazada por el gobierno francés, a pesar
del amplio apoyo que ha logrado esta nueva propuesta. Actualmente, tanto EHBai
como los cargos electos de UMP y del PSF, abogan por la creación de una
Comunidad de Aglomeración única para las comunas (municipios) de Iparralde, que
sería una especie de punto intermedio entre una Comunidad Urbana y una
Mancomunidad.
Por su parte el PNV, aunque apoya estas propuestas,
continúa planteando la vieja idea de
crear una “euro-región vasca”. Pero esta posibilidad también ha quedado diluida con la creación de
la Euro-región
Euskadi-Aquitania (2011), impulsada por el PSE, cuando estaba
en el gobierno autónomo. Además, en esta euro-región, no se encuentra
representada la CFN.
En definitiva, en Iparralde se ha desarrollado un amplio y
heterogéneo movimiento en pro del reconocimiento de la realidad sociocultural y nacional vasca. Sin embargo,
la total cerrazón del Estado francés nos lleva a pensar que el proceso hacia
ese objetivo y, más en concreto, hacia la autodeterminación, va a ser lento y
complejo.
Mientras tanto, cualquier avance que se produzca en Hego
Euskalherria repercutirá, sin duda alguna, en el mismo. Bien provocando una
actitud más centralista y represiva por parte del Estado francés, para impedir
cualquier tipo de influencia sobre ese territorio o, si desde el sur se apoya
de una u otra forma el proceso en Iparralde, por ejemplo, intensificando los
lazos culturales, políticos, económicos (por medio de la cooperación
transfronteriza, de Udalbiltza, etc.), reforzando la lucha por la
autodeterminación en Iparralde.
NOTAS
1.- El acuerdo de cooperación entre la CAPV y la CFN, que dio lugar a la
propuesta de creación de este órgano, fue aprobado por el Parlamento de Navarra el 11 de junio
de 1996,
a propuesta del gobierno foral, compuesto en aquellos momentos por el PSN, EA, CDN, y que estaba presidido
por Javier Otano,
oponiéndose a la propuesta UPN y HB.
El convenio fue enviado a las Cortes españolas para ser
debatido en el parlamento, y estaba firmado por el entonces Lehendakari del Gobierno Vasco, José Antonio Ardanza (PNV) y el Presidente
del Gobierno Foral de Navarra, Javier Otano (PSN-PSOE). Sin embargo, poco
después, éste presentó su renuncia a todos los cargos (18 de junio de 1996)
al descubrirse ese mismo día en un periódico su participación en un caso de
corrupción, el “Caso Otano”. Inmediatamente, el PSOE apoyó el aplazamiento
de la votación para la aprobación del Convenio
de colaboración, y posteriormente dicho proyecto fue retirado.
2.- V. I. Lenin. “Balance de la discusión sobre la
autodeterminación”. Julio de 1916. Artículo recogido en la recopilación “Sobre
el internacionalismo proletario”. Akal Editor. Madrid, 1975. Pág. 149.