miércoles, 29 de abril de 2015

REVUELTA POPULAR EN BALTIMORE



Miles de manifestantes se movilizan exigiendo “Justicia para Freddie Gray”, el joven afroamericano asesinado por la policía.

Desde hace una semana la ciudad de Baltimore (Maryland, Estados Unidos) se encuentra movilizada contra la violencia policial. De la misma forma que sucedió en Ferguson y en Staten Island, el racismo y la brutalidad policial han despertado la ira de la comunidad negra y del resto de la población.

En esta ocasión el detonante ha sido la muerte de Freddie Gray, un joven de 25 años que murió tras una semana hospitalizado, a consecuencia de una lesión en la medula espinal infligida durante su arresto, el pasado 12 de abril.

Tras su muerte, el domingo 19 de abril, se han sucedido las protestas y movilizaciones diarias. Cabe destacar la manifestación del pasado sábado, 25 de abril, donde miles de manifestantes protagonizaron la movilización más grande de las últimas décadas en Baltimore.

Este lunes cientos de estudiantes de secundaria se dieron cita en un centro comercial donde se sucedieron enfrentamientos con la policía que duraron toda la tarde y se extendieron por diferentes lugares de la ciudad. Al caer la noche, la alcaldesa de Baltimore, Stephanie Rawlings-Blake declaró el toque de queda y pidió la intervención de la Guardia Nacional y del comando estatal de Maryland.

El arresto de Freddie Gray

El 12 de abril, Freddie Gray, de 25 años, llamó la atención de un oficial de policía. En cuestión de segundos se encontró atrapado, aprisionado contra el suelo y arrestado.

El video de un observador capturó a los oficiales de policía arrastrando a Gray a una camioneta mientras gritaba de dolor. Los detalles de lo que sucedió dentro de la camioneta no han sido revelados. Casi una hora después, una ambulancia llevaba a Gray a un hospital donde fue tratado por severas lesiones en la médula espinal. Gray entró en coma posteriormente y murió una semana más tarde. La policía de Baltimore aún no ha explicado la causa de su arresto.

Los escalofriantes gritos de dolor de Freddie Gray evocan inevitablemente aquellos de Eric Garnier, asfixiado hasta la muerte por el oficial de la policía del Nueva York Daniel Pantaleo, en Staten Island el 17 de julio de 2014.

Según declaraciones de un testigo, Gray gritaba “¡No puedo respirar!” en los últimos momentos de su vida. Estas tres palabras se han convertido en la consigna adoptada por el creciente movimiento Black Lives Matter (Las vidas de los negros importan).

Una opresión sostenida y sistemática

Pero la muerte de Freddie Gray no es un caso aislado ni el resultado de un unas cuantas manzanas podridas en los cuerpos policiales. El asesinato de jóvenes negros e inmigrantes a manos de la policía es sistemático.

El caso de Freddie Gray es un ejemplo de los incidentes que suceden todos los días en los barrios de Baltimore de mayoría negra. Se han publicado varios informes sobre los abusos perpetrados por la policía en las áreas económicamente más deprimidas de la ciudad. Aunque el gobierno de la ciudad se ha negado a dar el dato del número de hombres y mujeres de color asesinados por la policía, desde 2011 han sido más de 100 las demandas contra la ciudad por brutalidad policial.

El creciente descontento social en comunidades negras es respondido con brutalidad policial como un elemento clave de control y represión estatal. La segregación racial y étnica juegan roles clave en retratar a las minorías como sujetos “peligrosos” y son parte del discurso oficial. En las comunidades negras y barrios pobres, la violencia policial y la impunidad son intrínsecas y están ampliamente sustentadas por el sistema legal.

Delitos menores como deambular y beber alcohol en público son combatidos con una violencia desenfrenada y arrestos discrecionales.

El carácter racista de la sociedad estadounidense se pone de relieve en la actuación cotidiana de la policía. Las muertes a manos de la policía han provocado motines, protestas y piquetes a lo largo y ancho de Estados Unidos en el último año. Ahora toca hablar de Baltimore pero éste, seguramente, no será el último caso.