Miles de
manifestantes se movilizan exigiendo “Justicia para Freddie Gray”, el
joven afroamericano asesinado por la policía.
Desde hace una semana la ciudad de Baltimore (Maryland,
Estados Unidos) se encuentra movilizada contra la violencia policial. De la
misma forma que sucedió en Ferguson y en Staten Island, el racismo y la
brutalidad policial han despertado la ira de la comunidad negra y del resto de
la población.
En esta ocasión el detonante ha sido la muerte de Freddie
Gray, un joven de 25 años que murió tras una semana hospitalizado, a
consecuencia de una lesión en la medula espinal infligida durante su arresto,
el pasado 12 de abril.
Tras su muerte, el domingo 19 de abril, se han sucedido
las protestas y movilizaciones diarias. Cabe destacar la manifestación del
pasado sábado, 25 de abril, donde miles de manifestantes protagonizaron la
movilización más grande de las últimas décadas en Baltimore.
Este lunes cientos de estudiantes de secundaria se dieron
cita en un centro comercial donde se sucedieron enfrentamientos con la policía
que duraron toda la tarde y se extendieron por diferentes lugares de la ciudad.
Al caer la noche, la alcaldesa de Baltimore, Stephanie Rawlings-Blake declaró
el toque de queda y pidió la intervención de la Guardia Nacional y del comando
estatal de Maryland.
El arresto de Freddie Gray
El 12 de abril, Freddie Gray, de 25 años, llamó la
atención de un oficial de policía. En cuestión de segundos se encontró atrapado,
aprisionado contra el suelo y arrestado.
El video de un observador capturó a los oficiales de
policía arrastrando a Gray a una camioneta mientras gritaba de dolor. Los
detalles de lo que sucedió dentro de la camioneta no han sido revelados. Casi
una hora después, una ambulancia llevaba a Gray a un hospital donde fue tratado
por severas lesiones en la médula espinal. Gray entró en coma posteriormente y
murió una semana más tarde. La policía de Baltimore aún no ha explicado la
causa de su arresto.
Los escalofriantes gritos de dolor de Freddie Gray evocan
inevitablemente aquellos de Eric Garnier, asfixiado hasta la muerte por el
oficial de la policía del Nueva York Daniel Pantaleo, en Staten Island el 17 de
julio de 2014.
Según declaraciones de un testigo, Gray gritaba “¡No puedo respirar!” en los últimos
momentos de su vida. Estas tres palabras se han convertido en la consigna
adoptada por el creciente movimiento Black
Lives Matter (Las vidas de los negros importan).
Una opresión sostenida y
sistemática
Pero la muerte de Freddie Gray no es un caso aislado ni el
resultado de un unas cuantas manzanas podridas en los cuerpos policiales. El
asesinato de jóvenes negros e inmigrantes a manos de la policía es sistemático.
El caso de Freddie Gray es un ejemplo de los incidentes
que suceden todos los días en los barrios de Baltimore de mayoría negra. Se han
publicado varios informes sobre los abusos perpetrados por la policía en las
áreas económicamente más deprimidas de la ciudad. Aunque el gobierno de la
ciudad se ha negado a dar el dato del número de hombres y mujeres de color asesinados
por la policía, desde 2011 han sido más de 100 las demandas contra la ciudad
por brutalidad policial.
El creciente descontento social en comunidades negras es
respondido con brutalidad policial como un elemento clave de control y
represión estatal. La segregación racial y étnica juegan roles clave en
retratar a las minorías como sujetos “peligrosos” y son parte del discurso
oficial. En las comunidades negras y barrios pobres, la violencia policial y la
impunidad son intrínsecas y están ampliamente sustentadas por el sistema legal.
Delitos menores como deambular y beber alcohol en público
son combatidos con una violencia desenfrenada y arrestos discrecionales.
El carácter racista de la sociedad estadounidense se pone
de relieve en la actuación cotidiana de la policía. Las muertes a manos de la
policía han provocado motines, protestas y piquetes a lo largo y ancho de
Estados Unidos en el último año. Ahora toca hablar de Baltimore pero éste,
seguramente, no será el último caso.