El gran capital norteamericano se muestra preocupado por el auge de los procesos soberanistas en su “zona de influencia”. En este caso es el escocés, pero suponemos que tampoco es de su agrado que se implementen procesos en esta dirección en Catalunya o Euskal Herria.
Recogemos esta noticia aparecida en el diario Público 17/09/2014
La posibilidad de que el gran
aliado de Estados Unidos sufra la pérdida de Escocia ha hecho saltar las
alarmas en Washington, como refleja el tono apocalíptico de los analistas y
autoridades estadounidenses consultadas por el FinancialTimes, que considerarían la independencia
como un "error económico" para los escoceses y un "desastre
geopolítico" para Occidente.
Alan Greenspan, expresidente de la Reserva Federal
estadounidense, vislumbra que las consecuencias económicas para Escocia serían
"sorprendentemente negativas" y descarta los pronósticos de los
independentistas por "inverosímiles".
Sin moneda única, dejarían de usar
la libra, cree Greenspan, quien considera "inconcebible" que el Banco
de Inglaterra le siguiese prestando dinero.
Robert Zoellick, exsubsecretario de Estado de
EEUU, opina que la desintegración del Reino Unido supondría una "tragedia
para Occidente, precisamente en el momento en que EEUU necesita a aliados
fuertes". El también expresidente del Banco Mundial estima que "tampoco
funcionaría para los escoceses".
John McCain, senador republicano y
excandidato presidencial, se muestra cauto a la hora de valorar cuestiones
internas de otro Estado, pero se plantea cómo afectaría a las fluidas
relaciones militares entre ambos países. En ese sentido, Financial Times
apunta que un Reino Unido sin Escocia no podría mantener su arsenal nuclear por
el coste que supone.
La pérdida de peso del Reino Unido
(y, por extensión, de la
Unión Europea) también envalentonaría a Moscú en Ucrania,
según expertos en política exterior. "Rusia podría argumentar que los
movimientos separatistas son legítimos, tanto en Crimea como en el este de
Ucrania", sostiene el exembajador de EEUU ante la OTAN Ivo
Daalder. Un sí que temen los analistas consultados, como ha dejado
claro el portavoz de la
Casa Blanca, Josh Earnest: "Nos interesa que el
Reino Unido permanezca sólido, fuerte y unido".