La causa
principal de la convocatoria de estas últimas elecciones generales, ha sido el
rechazo del Congreso a la propuesta de Presupuestos Generales del Estado para
2019 que presentó el gobierno de Pedro Sánchez. Lo cual, todo hay que decirlo,
es muestra de una creciente ingobernabilidad. No debemos olvidarlo.
Sin embargo, una
vez iniciada la campaña electoral, el PSOE ha tratado de desviar la atención de
la causa principal de esta convocatoria de elecciones hacia otro punto, como es
el del ascenso de la extrema derecha representada por VOX y la aparente “unión”
entre las “tres derechas” (PP, Cs y VOX). Sobre todo, después de la derrota que
sufrió a sus manos en las pasadas elecciones autonómicas andaluzas del 2 de
diciembre de 2018, en las que perdió su feudo, al sacar aquellas la mayoría
absoluta.
Lo cierto es que,
en las elecciones generales del 28 de abril, se ha puesto de manifiesto un
creciente debilitamiento del llamado “régimen del 78”, al haberse hundido
estrepitosamente el PP, uno de los pilares en que se sustentaba el Estado
burgués español, que ha pasado de tener 137 escaños a tan sólo 66.
Por otra parte,
también resulta significativo que en las dos naciones históricas, Catalunya y
Euskal Herria, este partido haya obtenido un resultado testimonial, en la
primera, donde ha obtenido tan sólo un escaño y en la CAPV haya desaparecido,
aunque en Nafarroa haya sido uno de los partidos que conforman la coalición
ganadora “Navarra+”, formada por UPN, Cs y PP.
En lo que
respecta a Catalunya y la CAPV, hay que resaltar un hecho también
significativo, que es el reforzamiento del voto nacionalista, aunque con las
siguientes matizaciones:
En Catalunya, ERC
ha ganado claramente las elecciones generales, pasando de un 18,18% (2016) a un
24,58% (2019) y ganando cerca de 400.000 votos, lo que le ha llevado a
convertirse en la fuerza nacionalista mayoritaria, distanciándose
considerablemente de JxCat. Pero ello, además, supone que es la pequeña
burguesía nacionalista la que se ha convertido en hegemónica, frente a la
burguesía media representada por el otro partido.
En cuanto a la
CAPV, se ha producido una consolidación tanto del PNV, representante de la
burguesía media autonomista vasca, todavía mayoritaria en el campo nacionalista,
como de EHBildu, representante de la pequeña burguesía nacionalista-reformista.
Al mismo tiempo,
tanto en Catalunya como en la CAPV y Nafarroa, se ha producido una cierta
consolidación del PSOE, partido ganador de las elecciones generales.
En cuanto al
temido ascenso de la extrema derecha representada por VOX hay que decir que,
aunque se ha producido, ha sido menor de lo esperado. No obstante, es necesario
aclarar que este no es un fenómeno exclusivo del Estado español, sino que está
teniendo lugar en buena parte de los Estados burgueses de la Europa occidental,
central y oriental.
Ello se debe a
varias razones. Por una parte, a la dificultad del capitalismo para asegurar la
recuperación de la tendencia decreciente de la tasa de ganancia que, por una serie
de motivos, en este artículo no vamos a analizar; a su creciente incapacidad
para revitalizarse, después de las sucesivas crisis económicas; a la
competencia feroz desatada entre las distintas potencias imperialistas, lo que
conlleva las guerras comerciales entre ellas, a la adopción de fuertes medidas
arancelarias, etc., a la aceleración de la carrera armamentista entre los dos
bloques y al agravamiento del peligro de estallido de una nueva guerra mundial.
En estas
condiciones, lo más juicioso para la
clase obrera y los pueblos oprimidos de todo el mundo, no es acobardarse y
hacer concesiones al fascismo y al imperialismo, sino preparar la revolución
socialista.