Actualmente,
en los países capitalistas y, especialmente, en los países capitalistas
desarrollados, altamente industrializados y exportadores de capitales
(imperialistas), la disyuntiva que se le plantea al conjunto del pueblo
trabajador no está en elegir entre el capitalismo salvaje (neoliberal) o el
capitalismo “civilizado” (neokeynesiano); entre el autoritarismo populista
(neofascista) o la democracia parlamentaria (burguesa); sino entre el capitalismo y el socialismo, entre
la dictadura de la burguesía y la dictadura del proletariado.