Son varios los elementos que indican que la UE está
sufriendo una creciente militarización. Por una parte, como consecuencia del
desarrollo de las tendencia del capital financiero a la reacción política y el
neofascismo. Por otra, como consecuencia de la agudización de las
contradicciones fundamentales de nuestra época, una de las cuales es la que
enfrenta al bloque imperialista actualmente hegemónico, capitaneado por EEUU,
con el bloque ascendente dirigido por el tándem Rusia-China. A continuación
vamos a referirnos a algunos de los exponentes de ese proceso de
militarización.
1.- La cumbre de la
OTAN en Varsovia
Durante los días 8 y 9 del pasado mes de julio tuvo lugar
en Varsovia una cumbre de la OTAN en la que participaron los jefes de Estado y
de gobierno de los 28 Estados miembros, 21 de los cuales forman parte de la UE.
En dicha cumbre, la alianza militar encabezada por EEUU procedió a redefinir
sus objetivos y prioridades estratégicas, volviendo a poner a Rusia en su punto
de mira.
En una rueda de prensa celebrada el pasado 4 de julio,
previa al inicio de la citada cumbre, el secretario general de la OTAN, Jens
Stoltenberg, manifestó la voluntad de la alianza de estrechar relaciones con
las antiguas repúblicas soviéticas de Moldavia, Georgia y Ucrania. Por otra
parte, el secretario de Estado de EEUU, John Kerry, antes de viajar a Varsovia,
visitó Tiflis y Kiev para reunirse con los presidentes georgiano, Guiorgu
Kvirikasvili, y ucraniano, Petro Poroshenko, en un gesto que podría
considerarse como un auténtica provocación hacia Rusia, al tratarse de países
situados en sus mismas fronteras.
En un artículo publicado recientemente en Nato Review,
revista editada por la OTAN, se proponía la necesidad de aumentar el número de
aviones con capacidad nuclear que participarían en las próximas maniobras de la
alianza, con objeto de “disuadir” a Moscú, mostrándole su capacidad de
respuesta nuclear [1].
Además, el nuevo presupuesto de Defensa de EEUU, que
presentó el pasado mes de febrero el secretario de Defensa estadounidense,
Ashton Carter, ascendía a la cifra de 583.000 millones de dólares, de los que
71.400 (63.000 millones de euros) se destinarían al desarrollo de nuevas
armas hipersofisticadas (municiones
guiadas de precisión, tecnología sigilosa o furtiva, cibernética y espacial).
Unos días después de la cumbre de Varsovia, el 18 de
julio, el gobierno británico anunciaba sus intenciones de modernizar el
programa de misiles nucleares Trident, para lo que logró la aprobación del
Parlamento. Al mismo tiempo, la nueva primera ministra británica, Theresa May,
propuso un plan de 41.000 millones de
libras (47.000 millones de euros) destinado al mantenimiento y modernización de
la flota de submarinos y lanzamisiles atómicos.
El conflicto que prevén los analistas estratégicos de la
OTAN podría producirse en el frente este de la alianza que incluye a Polonia y
a los países bálticos, con la utilización de armamento convencional de alta
tecnología, pero también contemplan su posible extensión a los países ribereños
del Mar Negro, lo que podría implicar el empleo de armamento nuclear.
El Pentágono está desarrollando una llamada “Iniciativa
para tranquilizar a Europa” que prevé la inversión de 3.400 millones de dólares
hasta 2017, con el fin de desplegar una brigada blindada adicional en Europa,
así como para preparar el equipamiento de otra similar. Y, a largo plazo, prevé
aumentar el gasto en armas convencionales de alta tecnología; tales como:
sofisticados aviones de combate, buques de superficie y submarinos.
Estos preparativos bélicos están suponiendo un
considerable incremento de los gastos militares de los Estados miembros de la
alianza (entre los que está el Estado español) que para 2017 se espera lleguen
a suponer el 3% del PIB. La canciller alemana Angela Merkel se encuentra entre
los más decididos partidarios de llevar a cabo los planes de la OTAN y ya ha
mostrado su apoyo al despliegue de tropas de la alianza en Polonia y en las
tres repúblicas bálticas aunque, como consecuencia de sus importantes
relaciones económicas con Rusia, también es partidaria de mantener abierto el
diálogo con Moscú.
2.- Francia.
Creación de una Guardia Nacional
El pasado 28 de julio, el presidente francés François
Hollande anunció oficialmente el proyecto de crear un nuevo cuerpo armado, la
Guardia Nacional, que se nutriría de las reservas operativas de civiles
voluntarios y de militares retirados.
Este proyecto, que se justifica con el pretexto del
peligro yihadista, será sometido a la consulta de “comisiones parlamentarias”
durante este mes de septiembre, con objeto de que pueda estar operativo lo
antes posible.
La distribución entre civiles y militares, la formación
requerida para la pertenencia a la futura Guardia Nacional, así como cuales
serían las misiones asignadas a la misma, son algunos detalles que aún quedan
por definir.
3.- Alemania.
Posible reintroducción del servicio militar obligatorio
El pasado 24 de agosto, el consejo de ministros alemán,
utilizando también como pretexto la amenaza yihadista, comenzó a estudiar la
posible reintroducción del servicio militar obligatorio que había sido
eliminado hace ya cinco años.
El plan ha sido elaborado por el Ministerio del Interior y
sugiere la “reactivación” del servicio militar en circunstancias
extraordinarias y el “apoyo a las fuerzas de combate” por parte de civiles, en
caso de que Alemania tuviera que “defender sus fronteras”, dentro de un
operativo de la OTAN.
El nuevo concepto de “defensa civil” incluye, en casos de
emergencia, la colaboración obligatoria de las empresas privadas en la
construcción de infraestructuras claves para el ejército. Así mismo, la
iniciativa también incluye el apoyo
obligatorio de la ciudadanía al ejército en cuestiones logísticas, de
aportación de vehículos y combustible, así como la puesta a su disposición de
instalaciones y avituallamiento.
Es curioso que tanto la iniciativa francesa como la
alemana, se produzcan a los pocos días o semanas de haberse celebrado la cumbre
de la OTAN en Varsovia. ¿Será sólo mera coincidencia?
4.- Contra la UE y
la OTAN
Todo esto no hace sino confirmarnos en la necesidad de
plantear una lucha en dos frentes, ambos completamente interrelacionados:
a)
Contra
la UE del capital financiero, las multinacionales y el imperialismo, y
b)
Por
la disolución de la OTAN, la alianza militar controlada por el imperialismo
yanqui; y por el desmantelamiento de todas las bases militares extranjeras en
los países europeos.
NOTAS
1.- Ver: NATO Review (Bruselas 04-07-2016).