Desde un punto de vista estratégico, SUGARRA defiende la creación de un Estado Socialista Vasco. Sin
embargo, a corto o medio plazo, es muy poco probable que en Euskal Herria, o en
el conjunto de los Estados español o francés, tenga lugar la toma del poder
político por los trabajadores, que sería lo que posibilitase la constitución de
un Estado de esa naturaleza.
Llegamos a esta conclusión en base al análisis de la
situación internacional y de la evolución y desarrollo de las distintas
contradicciones fundamentales de nuestra época; de las contradicciones sociales
y de la influencia de los distintos factores, económicos, políticos, sociales, culturales,
psicológicos, etc., que actúan tanto en Hegoalde, como en Iparralde, como en el
conjunto del Estado español o del francés (condiciones objetivas y subjetivas),
así como de la correlación de fuerzas existente en cada uno de dichos ámbitos y
de su previsible evolución en los próximos años; todo ello a la luz de los
datos de que disponemos.
Sin embargo, sí es algo más probable que a medio plazo
puedan llegar a darse unas condiciones que permitan la creación de un Estado
Vasco independiente, especialmente en la parte sur del país, aunque de carácter
capitalista y que difícilmente abarcaría al conjunto de Euskal Herria, por lo
menos en una primera etapa.
Esto sería factible, en los siguientes casos:
a)
Que
como consecuencia de una fuerte movilización popular en Hegoalde, el Estado
español se viese obligado a reconocer el Derecho a la Autodeterminación
para la Comunidad Autónoma
del País Vasco y/o la
Comunidad Foral de Navarra; o de que
b)
la
quiebra del régimen del 78 diera paso a una reforma constitucional que
reconociese el Derecho de Autodeterminación a las naciones históricas; o bien
c)
que
los parlamentos autonómicos vasco y/o foral navarro, contando con una amplia
mayoría de representantes soberanistas, y con el apoyo activo de un fuerte
movimiento popular, promoviesen una consulta, de manera similar a la que se planteó
en Catalunya el pasado 9N, y que, en base a la legitimación social que se
alcanzase con ella, se procediera a una declaración unilateral de
independencia.
El primero de los supuestos, aunque a corto plazo no sea
muy probable, tampoco es descabellado, si tenemos en cuenta las experiencias de varios países capitalistas desarrollados,
como Escocia o Quebec, donde la posibilidad de celebrar un referéndum de
Autodeterminación ha sido aceptada por los gobiernos centrales británico y canadiense. También habría que considerar
el caso de Groenlandia, cuyo nuevo Estatuto de Autonomía reconoce su Derecho a la Autodeterminación respecto a Dinamarca.
En cuanto al segundo, tampoco es inviable, teniendo en
cuenta la profunda crisis política por la que atraviesa el Estado español y
cuyos aspectos más destacables son: el creciente desprestigio de la monarquía; la
multiplicación de los casos de corrupción en los partidos que apoyan el régimen,
principalmente PP y PSOE, pero que también afecta a IU, PNV y CiU; el cuestionamiento
de la organización territorial del Estado, tanto en Catalunya como en Hego
Euskal Herria; la crisis del bipartidismo, acentuada a raíz del surgimiento de
PODEMOS; etc.
En el tercer caso se produciría una confrontación abierta
de las instituciones autonómicas democrático-burguesas con el Estado español, cuyas
consecuencias serían impredecibles.
Desde una perspectiva revolucionaria, consideramos que en
cualquiera de los tres supuestos la postura más consecuente de los comunistas
vascos sería la de apoyar la celebración del referéndum o de la consulta y,
llegado el momento de su celebración, adoptar la posición de votar a favor de la INDEPENDENCIA
y agitar en base a ella, a la vez que salvaguardar la unidad internacionalista con
el conjunto de los trabajadores del Estado español y propiciar la agitación de
estos a favor de nuestra independencia.
¿Por qué habríamos de apoyar la independencia, si la
salida a la misma no sería la de crear un Estado Socialista Vasco, como
nosotros propugnamos? Comprendemos el escándalo de todos los dogmáticos y
doctrinarios, pero la respuesta es bien simple.
Si a corto o medio plazo no es factible la toma del poder
por los trabajadores, ni en el conjunto del Estado español ni en el Sur de
Euskal Herria, como hemos dicho al principio, apoyar la independencia
supondría:
a)
Crear
un marco específico (ya no autónomo, sino independiente) para desarrollar la
lucha de clases e impulsar la Revolución Vasca; y
b)
debilitar
económica y políticamente al Estado español y, por tanto, agudizar aún más la profunda
crisis que atraviesa, favoreciendo así la creación de condiciones
revolucionarias en el ámbito de éste.
Los comunistas no debemos temer que se rompan o que se fragmenten,
en mil pedazos, los actuales Estados burgueses, ni que se desestabilice y se
descomponga la UE. Porque
si eso ocurriera, si temiéramos eso, estaríamos defendiendo unas posiciones no
ya pequeño burguesas, sino chauvinistas, gran
burguesas e imperialistas. Eso,
hay que tenerlo muy claro.
Si se diese un
proceso revolucionario en el Estado español
Otra cosa muy distinta es que en el conjunto del Estado
español tuviese lugar un proceso revolucionario antes de que en Hego Euskal Herria
se diesen las condiciones para la celebración de un referéndum de Autodeterminación,
y que éste fuese promovido por el nuevo poder.
Aunque como ya hemos dicho se trata de una probabilidad,
por ahora bastante remota, hay que decir que en ese caso, llegado el momento,
los comunistas vascos deberíamos abogar por establecer una relación unitaria con el Estado español, basada en: a) el libre consentimiento; b) el
reconocimiento de nuestro Derecho de
Autodeterminación y en c) el pleno respeto
a nuestra soberanía.
En este caso, consideramos que el tipo de relación más
idónea a mantener con el Estado español sería de tipo confederal.
Respecto al Estado francés nuestra respuesta sería similar
aunque, como ya comentábamos más arriba, a corto y medio plazo, esas posibilidades
resultan aún más improbables. No obstante, por nuestra parte, debemos estudiar
esta situación más a fondo.