lunes, 9 de febrero de 2015

SITUACIÓN GEOESTRATÉGICA DE EUSKAL HERRIA


[...]la clase obrera y el Pueblo Trabajador Vasco no pueden apoyar que un Estado vasco independiente, aunque sea capitalista, pertenezca a la UE[...]


Hace unos meses, propusimos llevar a cabo una reflexión sobre una serie de cuestiones, con el fin de superar la actual situación de “desorientación ideológica y política de la izquierda abertzale, así como su falta de perspectivas, y de recuperar la capacidad combativa del movimiento popular” [1]. Hoy, con este artículo, seguimos con la reflexión que ya habíamos iniciado. En él trataremos de abordar las dos cuestiones siguientes:

2.- ¿Cuáles son las ventajas y los inconvenientes de nuestra situación geoestratégica (abierta al Atlántico y punto de paso entre la península y el continente)?

3.- ¿Cómo condicionan este proceso la pertenencia de los estados español y francés a la UE y a la OTAN?

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SITUACIÓN GEOESTRATÉGICA DE EUSKAL HERRIA

La nación vasca ocupa una posición destacada en el Arco Atlántico. Constituye una bisagra entre dos Estados, el español y el francés. Es una de las principales rutas terrestres del tráfico (por carretera y ferrocarril) de personas y mercancías entre la Península Ibérica y el continente. Por su situación y las infraestructuras portuarias de que dispone, es también un nudo en las comunicaciones marítimas entre el norte de Europa, América y el norte y oeste de África. El puerto de Bilbao es un importante punto de entrada en el Estado español del gas natural (licuado) procedente de Trinidad y Tobago, Perú, Nigeria, Noruega y Qatar. Sus aeropuertos tienen enlaces con las principales capitales europeas. Esa posición  estratégica, de cara a los tres continentes, también sirve para ponernos en contacto con otros pueblos y otras culturas.

Una Euskal Herria independiente, que se mantuviese fuera de la UE, podría utilizar esta situación (geoestratégica) favorable para mantener relaciones económicas, comerciales, políticas y culturales con otros Estados, compensando así las repercusiones de su exclusión de la UE.

Hay que tener en cuenta que la independencia de Euskal Herria respecto al Estado español y/o al francés, probablemente tendría como consecuencia inmediata su exclusión de la UE, ya que la existencia de un nuevo sujeto político (el Estado vasco) requeriría que se llevase a cabo un nuevo proceso de negociaciones con los Estados miembros de la UE, para que fuese aceptado como miembro de pleno derecho. Y  eso supondría un largo periodo de negociaciones, contando con que no se opusieran a su entrada los Estados español y francés.

De todas formas, la clase obrera y el Pueblo Trabajador Vasco no pueden apoyar que un Estado vasco independiente, aunque sea capitalista, pertenezca a la UE porque en ese caso no se podría hablar de una independencia real sino aparente, meramente formal. Ello es así porque el capital financiero europeo, especialmente el alemán, por medio de la CE y del BCE, ejercería en la práctica el control y la fiscalización de la economía del Estado vasco, como se ha demostrado hasta la saciedad en los últimos años.

La UE constituye un auténtico “corsé de hierro” no sólo para cualquier Estado miembro que pretenda emprender un proceso de transformación revolucionaria, socialista, sino incluso para cualquier Estado que cuente con un gobierno progresista, que trate de abordar con decisión los problemas económicos y sociales más acuciantes (paro y exclusión social; acceso a la sanidad, vivienda y educación, para los sectores populares; lucha contra la corrupción política, el fraude fiscal y la especulación financiera; etc.).

Sin embargo, el sector nacionalista de la burguesía media (representado por el PNV) y la pequeña burguesía nacionalista (con cuyos intereses se identifican, cada vez más, Sortu y EH Bildu), aspiran a que el Estado vasco forme parte de la UE lo que probablemente no ocurriría de inmediato tras el acceso a la independencia, como hemos visto antes [2]. 

La independencia real y efectiva de Euskal Herria, sólo será posible con la instauración de un régimen revolucionario, o al menos progresista que fuerce su salida de la UE y de la OTAN, ya sea previamente a la proclamación de la independencia o en el Estado vasco que se constituyese tras ésta. Sin embargo, en cualquiera de estos últimos casos entrarían en juego otros factores de tipo político, económico y militar, que no debemos ignorar.

Hay que tener en cuenta que el Estado vasco, por su situación en el “Arco Atlántico” y su posición en el Sur de Europa, en su entorno más próximo estaría rodeado por una mayoría de Estados pertenecientes a la UE (excepto Islandia y Noruega), y de Estados miembros de la OTAN (excepto Irlanda, Suecia y Finlandia). De ello se deduce que podría verse sometido tanto a presiones económicas (boicot a productos vascos, elevación arbitraria de los aranceles a la importación, etc.) como al embargo (comercial, económico y financiero) o al bloqueo (terrestre, aéreo y marítimo). Éste último caso constituiría una auténtica declaración de guerra.

Un Estado vasco con un régimen socialista e incluso con uno progresista, estaría sometido a una permanente amenaza de intervención militar por parte de los Estados vecinos, que son miembros de la OTAN. De cara a contrarrestar, al menos parcialmente, dicha amenaza, convendría que la legitimidad del Estado vasco contase con un amplio e inequívoco respaldo democrático [3].

No obstante, a pesar de toda la legitimidad democrática que tuviese el Estado vasco, el imperialismo yanqui y sus aliados europeos siempre podrían encontrar pretextos si no para efectuar una intervención militar directa, para alentar la oposición armada interna o un posible golpe militar.  

Todo esto pone de manifiesto que la ubicación geoestratégica de Euskal Herria confiere una especial complejidad al proceso revolucionario vasco y obliga a la clase obrera y al pueblo trabajador a desarrollar una estrategia diversificada y, a su vez, igualmente compleja, para estar en condiciones de superar las previsibles dificultades y obstáculos que indudablemente se nos presentarán.

Ello supone que, aunque aún estemos lejos de una situación revolucionaria, debemos tener desde ahora una “visión de futuro” y actuar con una perspectiva estratégica. Significa que no debemos conformarnos sólo con el estudio de la teoría marxista, mientras mantenemos una visión estrecha y cortoplacista (lo cual no puede ser más contradictorio), sino que también debemos reflexionar sobre los problemas “prácticos” que probablemente se nos presentarán.

Precisamente, de cara a ello, desde ahora mismo debemos desarrollar relaciones con otros colectivos y organizaciones comunistas, en base al marxismo-leninismo (entendido éste no de forma rígida y dogmática) y al internacionalismo proletario. Igualmente, hemos de ir tejiendo redes de solidaridad internacionalista entre los distintos pueblos de Europa. Así mismo, tampoco debemos olvidar la importancia de impulsar un fuerte movimiento contra el militarismo y la OTAN, así como a favor del desmantelamiento de las bases militares extranjeras (especialmente norteamericanas) en suelo europeo.  

NOTAS

1.- Ver: “Una reflexión necesaria” (SUGARRA 16-10-2014).

2.- Estamos hablando de la hipótesis de que llegue a constituirse un Estado vasco capitalista. Esta posibilidad ya la contemplamos en el artículo “Sobre la autodeterminación y la independencia” (SUGARRA 20-01-2015).

3.- En otra ocasión desarrollaremos el tema de la relación dialéctica (contradictoria) entre legitimidad y legalidad.