lunes, 21 de diciembre de 2015

UNA PRIMERA VALORACIÓN TRAS EL 20-D



El análisis que hacemos a continuación de los resultados de las elecciones generales que se celebraron ayer, es una primera valoración a la que, en las próximas semanas, iremos añadiendo otras reflexiones a la luz de los nuevos acontecimientos que se vayan desarrollando a consecuencia de los mismos.

En primer lugar, queremos decir que estas elecciones han puesto en evidencia varias cuestiones, tanto a nivel general, del Estado español, como a nivel más concreto, de Euskal Herria.

1.- Efectos en el Estado español:

a)    El fracaso del sistema político bipartidista en el que hasta ahora se había venido sustentando el régimen del 78. Una prueba de ello es que en las pasadas elecciones generales (2011), entre el PP y el PSOE sumaban el 73.39% de los votos, mientras que en las de ayer, sólo llegaron al 50.74%;

b)    la crisis de la gobernabilidad, pues aunque el PP ha ganado las elecciones lo ha hecho sin obtener la mayoría absoluta, lo que le obliga a buscar acuerdos con otros partidos. Sin embargo, con el apoyo que le podría prestar Ciudadanos, con sus 40 escaños, tampoco sería suficiente.

Por su parte, el PSOE sí que podría llegar a formar esa mayoría absoluta, pero ello requeriría llegar a acuerdos con varias fuerzas (Podemos, IU-UP, ERC, DyL, …) a lo que se oponen rotundamente los “barones” (dirigentes regionales) del PSOE porque, según ellos, se pondría en peligro la “unidad de España”.  

También queda abierta la opción de formar la “gran coalición” entre el PP y el PSOE, pero esta sería muy problemática si tenemos en cuenta la experiencia griega, en la que el pacto de gobierno que firmaron en 2012 entre Nueva Democracia y el PASOK, acabó prácticamente con la liquidación de este último y es dudoso que el PSOE quisiera repetir la experiencia de sus correligionarios griegos.

Todo lo cual lleva a considerar que el PP se pueda ver obligado a gobernar en minoría, aunque cuenta con mayoría absoluta en el Senado, y a que en breve plazo se produzca la convocatoria de nuevas elecciones;

c)    el ascenso de Podemos, como fuerza de izquierda reformista, que a pesar de haber quedado posicionada en tercer lugar, tras el PP y el PSOE, con sus 69 diputados (tan sólo unos 300.000 votos menos que el PSOE), ha capitalizado el rechazo a un régimen corrupto, caracterizado por haber llevado a cabo políticas anti-obreras y recortes sociales, con objeto de descargar sobre las capas populares los peores efectos de la crisis. Un ascenso que se ha dejado sentir especialmente en las zonas urbanas y que ha tenido unas fuertes repercusiones tanto en Cataluña como en Euskal Herria;

d)    el cambio de hegemonía en el nacionalismo catalán, de tal manera que ERC, representante de la pequeña burguesía catalana, ha desbancado a DiL, el partido de Artur Mas (antigua CDC) que representa a los sectores de la burguesía media nacionalista, que ha pasado a ocupar la cuarta posición.

2.- Efectos en Euskal Herria:

a)    Podemos se sitúa como primera fuerza política en el conjunto de Hego Euskal Herria, con 397.783 votos (el 25.31%), seguida por el PNV con 301.585 votos (el 19.19%). En la CAV, Podemos supera en votos al PNV, que sufre un ligero descenso (22.732 votos) con respecto a 2011, aunque éste obtiene un diputado más que Podemos debido a la distribución territorial de escaños. Podemos obtiene la mayoría en Araba y en Gipuzkoa, quedando en un segundo puesto, tras el PNV, por una escasa diferencia, en Bizkaia.

Es significativo que Podemos se haya hecho con la mayoría de los votos en localidades industriales y/o de gran tradición de izquierda, como es el caso de Basauri, Etxebarri, Erandio, la Margen izquierda (Barakaldo, Sestao, Portugalete, Santurtzi) y Zona Minera (Abanto, Trapaga, Ortuella), etc. en Bizkaia; Andoain, Arrasate, Eibar, Errenteria, Irun y Pasaia, así como Donostia, en Gipuzkoa, y Amurrio, Laudio y Vitoria-Gasteiz, en Araba.

Por su parte, en Nafarroa, Podemos ha obtenido más votos (80.961) que las otras tres fuerzas que han promovido el “cambio” en aquel territorio: EH Bildu, Geroa Bai y IU-B-UPeC (79.899); con lo que han capitalizado dicho cambio en su favor.
         
b)    el PNV mantiene la hegemonía en el seno del nacionalismo vasco (a diferencia de lo ocurrido en Catalunya con DiL) y EH Bildu sufre un estrepitoso descenso, perdiendo 101.679 votos, la mitad de ellos en Gipuzkoa;

c)    en la CAV, el voto no nacionalista supera al nacionalista (705.165 votos contra 485.196), correlación de fuerzas que de persistir en los próximos meses crearía una situación muy compleja y, posiblemente dificultase el avance de nuestro pueblo hacia la conquista del derecho de autodeterminación. No obstante, también debemos tener en cuenta las frecuentes manifestaciones de Podemos a favor del llamado “derecho a decidir” que, en el caso catalán, concretan en la celebración de un referéndum, que es rechazado abiertamente tanto por el PP como por el PSOE. El tiempo lo dirá.  

En cuanto a las posibilidades de la reforma constitucional que propugna Podemos, consistentes en “blindar” los derechos sociales y reconocer la plurinacionalidad del Estado español, hay que decir que en este último aspecto la actual constitución española es sumamente rígida, dificultando al máximo cualquier reforma sustancial de la misma (art.168), como sería el caso. Es decir que, en realidad, de lo que se trataría, sería de una ruptura y de la apertura de un proceso constituyente, cosa que no dicen abiertamente los dirigentes de Podemos, porque pensamos que no es una de sus intenciones.