Sin el menor ánimo de caer en las acostumbradas
interpretaciones simplistas sobre los resultados electorales (aumento o
disminución de votos, de unos u otros partidos o coaliciones, factores que han
podido influir en ello, posibles pactos electorales, etc.) es preciso decir que
en cualquier proceso electoral se manifiestan tendencias profundas que, de un
modo u otro, denotan corrientes de opinión, inquietudes, preocupaciones, estados
de ánimo, etc.; todas ellas expresiones de una psicología colectiva. Y las recientes
elecciones autonómicas vascas del 25-S, también lo hacen.
Las
elecciones del 25-S en la CAPV
De los resultados de las recientes elecciones autonómicas
hay que concluir varias cosas:
a) El PNV ha reforzado sus posiciones, tanto con respecto
a las autonómicas de 2012 como a las generales del 26-J de 2016. Respecto a las
primeras, ha subido cerca de 13.000 votos, mientras que respecto a las segundas
ha recuperado unos 111.500 que perdió a raíz de la irrupción de PODEMOS en el
campo electoral.
Posiblemente, la causa de ello estriba en que mientras el
Estado español atraviesa una crisis política cada vez más profunda y, en la
práctica, se da una situación de “bloqueo” que dificulta la realización de
pactos entre los diferentes partidos y, con ello, la gobernabilidad, la CAPV da
una imagen de aparente normalidad, lo que puede haber inducido a una gran parte
del pueblo a buscar un “refugio seguro” votando al PNV. Una “normalidad” que,
en parte, se veía amenazada por las intenciones de PODEMOS de desbancar al PNV
del gobierno autónomo, eufórico tras los resultados electorales que obtuvo el
26-J.
b) La relativa recuperación de EH Bildu de los resultados
adversos que tuvo en las pasadas elecciones generales del 26-J, aumentando en
unos 71.500 los votos que obtuvo en aquellas, fundamentalmente a expensas de
PODEMOS, aunque todavía no haya alcanzado los que tuvo en las autonómicas de
2012, para lo que le faltarían aún unos 53.000 votos.
c) El importante descenso del apoyo electoral de PODEMOS,
con respecto a su entrada triunfal del 26-J, perdiendo más del 50% de los votos
que obtuvo entonces, a pesar de que en estas últimas elecciones iba en
coalición con IU-Ezker Anitza y con Equo. Si bien, hay que tener en cuenta que
parte del electorado varía su voto según se trate de elecciones municipales,
autonómicas o estatales y, en este caso, parte del voto que obtuvo PODEMOS el
26-J se podría considerar como voto “prestado” pues en otro ámbito electoral no
es capaz de recogerlo.
d) Reducción de los partidos del régimen del 78 a una posición cuasi
marginal, en buena parte como consecuencia de la profunda crisis política por
la que atraviesa el Estado españolen la actualidad.
Como aspectos de interés a resaltar, destacan dos hechos:
primero, que el PNV, un partido que representa los intereses objetivos de una
fracción de la burguesía media vasca, se haya ido colocando en cabeza en la
mayor parte de las localidades de las zonas industriales de los tres
herrialdes, con mayoría de población trabajadora, desplazando al PSE-PSOE de
sus feudos habituales, como ha ocurrido en Ezkerraldea; y segundo, el retroceso
de EH Bildu a una cuarta posición en la Margen izquierda de Bizkaia, excepto en
Abanto-Zierbena y Muskiz, donde ha quedado en una tercera posición. Lo que es
una muestra de su creciente pérdida de influencia en zonas obreras no
euskaldunes.
El
“desafío” catalán
El pasado 28 de septiembre, el president de la Generalitat
superó la moción de confianza que había convocado, después de anunciar que
convocará un referéndum sobre la independencia de Cataluña para septiembre de
2017, tanto si llegase a un acuerdo con el gobierno central, para su
convocatoria, como si no.
El máximo responsable del Govern catalán sólo necesitaba de
la mayoría simple de la Cámara, es decir, recibir más "sies" que
"noes", algo que ya tenía asegurado de antemano con los votos
favorables de Junts pel Si (62 diputados) y la CUP (10 diputados). El resto de
formaciones con representación en el Parlament votaron en contra: Ciudadanos
(25), Partido Socialista Catalán (16), Catalunya Sí que es Pot (11) y Partido
Popular (11).
La crisis
interna del PSOE
El pasado miércoles día 28 saltaba a la luz la crisis
interna que desde hace algún tiempo venía afectando al PSOE, uno de los dos
pilares en que se asienta el régimen del 78. El detonante fue la dimisión en
bloque que presentaron 17 miembros de la Comisión Ejecutiva Federal de dicho
partido, con lo que dicho organismo se quedaba reducido a su mínima expresión,
menos de la mitad de sus miembros, teniendo en cuenta que anteriormente ya se
habían producido otras tres bajas, una por fallecimiento y otras dos también por
dimisión.
Automáticamente, como consecuencia de esta grave
situación, el secretario general del partido convocaba rápidamente la reunión
del Comité Federal para el sábado 1 de octubre, con la intención de proponer en
él, la celebración urgente de unas elecciones primarias y a continuación de un
Congreso extraordinario; a lo que se oponía tajantemente un amplio sector del
partido que abogaba por la elección de una gestora que se encargarse de dirigir
provisionalmente el partido.
El tema de fondo era la postura que debería adoptar el
partido ante la próxima sesión de investidura, pues mientras un sector encabezado
por el secretario general, Pedro Sánchez, abogaba por votar en contra del
candidato del PP y era partidario de formar un gobierno alternativo, buscando
para ello el apoyo de PODEMOS, CDC, y el PNV, así como la abstención de ERC y
de EH Bildu; el otro, encabezado por varios de los dirigentes regionales, así
como por el tristemente célebre Felipe González (antiguo secretario general y
ex presidente de gobierno) proponían la abstención y dejar gobernar al PP.
La división entre los afiliados-as del PSOE ha quedado
manifiesta en las numerosas concentraciones que han llevado a cabo los
partidarios de uno y otro sector, con enfrentamientos físicos, entre ellos, incluidos.
Ante el resultado adverso de la reunión del Comité Federal, Pedro Sánchez ha
dimitido de su cargo, y el Comité ha nombrado una gestora, en la que no figuran
representantes del PSE-PSOE ni del PSN, cuyas organizaciones mantenían su apoyo
al hasta ahora secretario general.
Indudablemente, de esta crisis sale beneficiado el PP que,
incluso hasta en el caso de que se llegasen a celebrar unas terceras
elecciones, se puede ver visiblemente reforzado. Pero esta situación, en el
fondo, no hace sino profundizar aún más la aguda crisis política por la que
atraviesa el Estado español, al debilitarse y correr peligro de escisión, uno
de los pilares fundamentales en que hasta ahora se venía sustentando.
Pero la trayectoria del PSOE no tan es singular, si
estudiamos lo que ha ocurrido con otros partidos de la socialdemocracia europea
y su paso del campo de la izquierda reformista a posiciones abiertamente
social-liberales… pero esto lo abordaremos más profundamente en un próximo
artículo.