Hace ya algún tiempo, estrenamos
nuestra publicación con un artículo titulado “Una panorámica general” (SUGARRA, 04-09-2010). En él hicimos una
exposición de la situación internacional. Hoy volvemos sobre el mismo tema,
para profundizar en aquel análisis y poner de relieve los cambios
experimentados desde entonces. Ello al hilo de una reflexión más general, cuya
conveniencia expusimos recientemente [1], y a la que damos comienzo con este
artículo.
1.- ¿Qué influencia
tiene la actual situación internacional en el desarrollo de la lucha por la
independencia y el socialismo en Euskal Herria? ¿Cuáles son las contradicciones
fundamentales de nuestra época?
En aquella ocasión, planteamos que
en el mundo actual, a nivel global, existen tres contradicciones fundamentales:
·
La contradicción entre el
proletariado y la burguesía;
·
la contradicción entre las
naciones oprimidas y el imperialismo; y
·
la contradicción entre los países
imperialistas y entre los distintos grupos monopolistas.
Estas
contradicciones son
las que se encuentran en el origen de todos los cambios y transformaciones que
tienen lugar, en nuestros días, en el modo de producción capitalista. Aunque en
líneas generales, esa caracterización continúa siendo válida, es indudable que
la realidad es cambiante y que las modificaciones que experimenta deben ser
analizadas y procesadas con el fin de enriquecer y desarrollar la teoría
revolucionaria.
1.- Los nuevos aspectos de la situación
En general, puede decirse que los
cambios producidos han contribuido a agudizar aún más, si cabe, la crisis
general del capitalismo. De hecho, la crisis económica mundial que estalló en
2007, lejos de haberse superado, ha ido afectando a otras esferas como la
social, la política, ecológica, alimentaria, sanitaria, etc., apareciendo cada
vez con mayor claridad como lo que realmente es, una crisis global, sistémica. A
continuación desarrollamos las
contradicciones fundamentales:
1.1.- La contradicción entre el proletariado y la
burguesía
En lo que respecta a esta
contradicción, hay que decir que la
profundización y extensión de la crisis general del capitalismo, no ha tenido
como consecuencia un avance de la lucha por el socialismo y de la revolución
proletaria mundial. Ello es así porque la clase obrera aún no se ha recuperado
del retroceso histórico que supuso la
restauración del capitalismo en los antiguos países socialistas que puso fin al
ciclo revolucionario que se inició con la Revolución rusa de octubre de 1917.
Puede decirse que, en estos
momentos, únicamente existen algunos focos
revolucionarios en Asia, donde debemos destacar el de la India,
donde desarrolla una guerra popular en amplias zonas rurales del país, impulsada
por los comunistas (maoístas) y que cuenta con el apoyo de las tribus indígenas;
y el de Filipinas, con el Nuevo Ejército
del Pueblo (NEP). Igualmente, aunque con menor intensidad, también se
desarrollan incipientes movimientos revolucionarios en otros países de Asia,
como Bután, Bangla Desh, etc.
Sin embargo, lo que sí se han
producido han sido una serie de revueltas
populares urbanas que han ido proliferando a medida que se iba agudizando
la crisis económica, con todas sus secuelas de paro, pobreza, marginación
social, racismo, etc. Así, se han producido estallidos espontáneos en los
suburbios de numerosas ciudades europeas: en Grecia (2008-2010 y 2011); en
Letonia y en Lituania (enero de 2009), en Londres (agosto 2011); en la
periferia de Paris (2012); en Husby, Estocolmo (mayo 2013); en Gamonal, Burgos
y la Cañada de
Hidum, Melilla (enero de 2014); en Ferguson, EEUU (agosto 2014); etc.
Unos levantamientos que han puesto
en evidencia la falta de una vanguardia
revolucionaria, de un partido comunista, capaz de ponerse a la cabeza de
dichos movimientos y de orientarlos hacia unos objetivos concretos en la
perspectiva de la revolución socialista. Una organización capaz de transformar la espontaneidad en conciencia,
aprovechando el potencial combativo de los sectores populares e imprimiéndoles
una orientación revolucionaria, por ejemplo, impulsando formas de auto-organización
de las masas, de verdaderos embriones de los futuros órganos de poder revolucionario.
Estos estallidos espontáneos se
han producido en las ciudades porque, como es sabido, éstas son importantes centros de acumulación de capital y
también de especulación financiera,
inmobiliaria etc. y que, debido a ello en las ciudades se desarrollan
muchas contradicciones (sociales, económicas, ecológicas, políticas,
culturales, etc.) que las convierte en destacados centros de la lucha contra el
capitalismo.
Por otra parte, en Europa
occidental y central, la agudización de la crisis ha dado lugar a dos tipos de fenómenos
distintos:
a) La radicalización de un sector de
la aristocracia obrera y de la pequeña burguesía, que ha dado lugar al reforzamiento
de algunos partidos o coaliciones como Die
Linke, en Alemania (la 3ª fuerza política en las elecciones federales de
2013 y que hoy gobierna el estado de Turingia); de Syriza, en Grecia (la 2ª fuerza más votada en las elecciones de
mayo de 2012); y al surgimiento fulgurante de PODEMOS, en el Estado español, con 5 europarlamentarios en las
elecciones del pasado 25 de mayo. Unas fuerzas políticas socialdemócratas, neo-reformistas,
con programas democrático-radicales, que no propugnan ningún tipo de cambio
social.
b) Como consecuencia de su carácter
de clase de transición, por la
posición intermedia que ocupa en la estructura social, entre el proletariado y
la burguesía, de su actitud vacilante y de sus contradicciones internas; acuciada
por la crisis económica y el temor a la proletarización,
un amplio sector de la pequeña burguesía ha girado hacia posiciones de extrema
derecha o incluso filo-nazis. Una prueba de ello ha sido el auge del racismo y
la xenofobia entre amplias franjas de la población, así como el ascenso
experimentado por ese tipo de partidos con ocasión de las pasadas elecciones
europeas.
Así, en Austria, el FPO (Partido de la Libertad), que ha pasado
de obtener un 12,71% en las elecciones de 2009 a un 19,50% en 2014; en
Croacia, el HSP (coalición con HDZ y
AS), que ha obtenido un 41,39% de los votos (2014); en Dinamarca, el DF (Partido Popular) que ha pasado de
un 14,8% (2009) a un 26,6% (2014); en Francia, el FN (Frente Nacional) que ha pasado de un 6,3% (2009) a un 25,40%
(2014); en Grecia, Amanecer Dorado,
que ha obtenido un 9,34% (2014); en Letonia, VL (Todo parra Letonia) que ha pasado de un 2,81% (2009) a un 14%
(2014) y en Gran Bretaña, el UKIP,
que ha pasado de un 16,09% (2009) a un 29% (2014); por citar sólo los más significativos.
1.2.- La contradicción entre las naciones oprimidas y
el imperialismo
Hoy día, a pesar de la aguda fase
de reflujo por la que atravesamos, el continente asiático sigue siendo un gran
foco de luchas antiimperialistas. Por una parte, la guerra de resistencia en
Afganistán, frente a la ocupación por parte de EEUU y sus aliados. Por otra, la
heroica resistencia palestina frente al Estado sionista-racista de Israel, que pretende
proclamarse Estado (confesional) judío; así como la del pueblo kurdo, cuyo
territorio nacional se encuentra dividido entre cuatro Estados (Turquía, Siria,
Irak e Irán) y que, en estos momentos combate heroicamente contra las hordas
del llamado “Estado islámico”.
Hay que decir que, el vacío creado
en muchos países asiáticos y africanos, al debilitarse las fuerzas políticas progresistas
y anti-imperialistas (como el panarabismo y/o el nasserismo), ha sido llenado
por organizaciones políticas islámicas, algunas de ellas ultra-reaccionarias.
Sin embargo, hay que hacer una mención especial de algunas organizaciones
islámicas, que mantienen una actitud consecuentemente anti-imperialista y anti-sionista;
en concreto, nos referimos a la organización de resistencia palestina Hamas
(sunnita) y a la libanesa Hezbolá (chiita), que sostienen una decidida lucha
contra el Estado reaccionario-sionista de Israel. También hay que
destacar la lucha popular en Bahrein contra la monarquía autocrática de la
familia real Al Jalifa, apoyada por Arabia Saudí y por EEUU que mantiene en
aquel país la principal base de su V Flota, destinada a intervenir en las rutas
petrolíferas del Golfo Pérsico, Mar Rojo y Mar Arábigo.
Pero, la contradicción entre las
naciones oprimidas y el imperialismo, no sólo se manifiesta en los países de
Asia, África y Oriente Medio, sino que también, aunque en unas condiciones
diferentes, surge y se desarrolla en los propios países capitalistas desarrollados.
Hay que destacar la existencia de movimientos
democrático-nacionales, en diversos Estados de Europa, así como en Canadá
(Quebec), aunque con distintos grados de implantación y un desarrollo desigual.
En cuanto a los países capitalistas desarrollados de Europa
occidental, hay que citar los casos de: Irlanda del Norte, Escocia y el País de
Gales, en el Reino Unido; de Catalunya y
Euskal Herria, en el Estado español (ambas naciones con una parte de su
territorio en el Estado francés); Bretaña
y Córcega, también en el Estado francés; Padania, Sicilia, Tirol del
sur, Italia del sur, Véneto, en Italia; Flandes y Valonia, en Bélgica; Groenlandia
y las Islas Feroe, en Dinamarca; Baviera, en Alemania; Aland y Laponia en
Noruega; etc. [2].
La causa del surgimiento y agudización de las contradicciones sociales
de carácter nacional, es una consecuencia directa de la tendencia del capital
financiero a restringir progresivamente la democracia, ahogando las legítimas
aspiraciones nacionales de los distintos
pueblos, y a homogeneizar y uniformizar sus culturas y sus tradiciones en aras
de la “globalización” capitalista. El desarrollo de ésta, sólo conduce a la
exacerbación de todo tipo de contradicciones y a poner en peligro de anulación
y despersonalización a los distintos pueblos y
comunidades humanas.
1.3.- la contradicción entre los países
imperialistas y entre los distintos grupos monopolistas
Con el hundimiento del Bloque del
Este y la desintegración de la
URSS, desapareció la contradicción que enfrentaba a las dos
superpotencias imperialistas que disputaban entre sí, a nivel global, por la
hegemonía. El resultado de los cambios operados, desde entonces, a nivel
internacional, ha sido el de un mundo “unipolar”, en el que destaca una única
superpotencia, los EEUU. Pero, la ley del desarrollo desigual del capitalismo ha
conducido, inexorablemente, a que poco a poco hayan ido apareciendo nuevas potencias, como
los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) algunas de ellas de
carácter regional, que han empezado a disputar la supremacía a EEUU, con lo que
se ha puesto fin a la “unipolaridad”, y se ha dado paso a una nueva situación
internacional, ahora caracterizada por la “multipolaridad”.
En este último periodo de tiempo,
la posición relativa de las distintas potencias enfrentadas en el plano
internacional, ha ido variando. Tal es así que, según recientes informes del
FMI, por primera vez China ha superado este mismo año a EEUU como primera
potencia económica y, la ventaja irá aumentando en los próximos años.
EEUU
Esta nueva situación ha llevado al
imperialismo yanqui a centrarse más en las zonas que le resultan vitales, desde
un punto de vista geoestratégico (económico, político y militar). De ahí que,
por una parte, esté tratando de sacar adelante el Tratado Transatlántico de
Comercio e Inversiones (TTIP) entre la
UE y EEUU [3], y por otra el Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP),
que afectaría a una zona que representa casi el 40% de la economía mundial,
alrededor de un tercio del comercio y que tiene una población de unos 800
millones de personas [4].
Con ello, se ha producido un
desplazamiento del principal escenario, del “nudo”, de las contradicciones
inter-imperialistas, desde Oriente Medio hacia el Extremo Oriente,
especialmente hacia la región denominada Asia-Pacífico. Ha habido dos factores
que han contribuido a esto.
Por una parte, la relativa
autosuficiencia alcanzada por EEUU en materia de combustibles, como
consecuencia de la utilización de técnicas de fracking (fracturación
hidráulica) para la obtención de gas y
petróleo a partir del esquisto bituminoso; y, por otra, el rápido ascenso de
China que pone en peligro la actual hegemonía estadounidense.
La utilización del fracking ha hecho que a EEUU ya no le
resulte tan imperioso mantener el control político-militar de la región de
Oriente Medio, con el consiguiente ahorro de recursos (técnicos, económicos,
militares, etc.) que ello conlleva, y que ahora puede emplear en otras zonas en
las que le son más necesarios. Este nuevo escenario es el de Extremo Oriente
[5].
China
Por su parte, China trata de hacer frente al cerco que, en
el plano económico, trata de cerrar sobre ella EEUU y, junto con el resto de
los BRICS, crea un Banco de Desarrollo y un Fondo de Reserva (julio 2014) que
pretenden ser una alternativa al BM y al FMI, ambos controlados por EEUU. En
octubre, China, con otros 20 países asiáticos, acuerda la creación de un banco
regional, para el desarrollo de infraestructuras.
Un mes más tarde, en el marco del Foro de la Asociación Económica
Asia-Pacífico (APEC), y aprovechando la debilidad política del gobierno de
Obama, que acababa de perder la mayoría en el Congreso, lanza la iniciativa de construir
una Zona de Libre Comercio de Asia-Pacífico (FTAAP). Con dicha propuesta, que
se contrapone a la de la Asociación Trans-Pacífica (TTP), impulsada por
EEUU y que es más amplia que esta, China pretende también romper el cerco
yanqui.
Poco antes de la celebración de esta cumbre, Pekín
anunciaba la inversión de 40.000 millones de dólares para construir las dos
“Rutas de la seda del siglo XXI”, una marítima y otra terrestre, que
consistirían en una serie de autopistas, redes de comunicaciones, ferrocarriles
y puertos, que permitirían a China convertirse en el centro comercial
continental, intensificando sus relaciones mercantiles con Asia occidental y
del sur.
La UE
En cuanto a la
UE, no logra superar sus contradicciones internas y, además,
se encuentra en una dependencia cada día mayor respecto a EEUU, como se ha
puesto de manifiesto con motivo del conflicto de Ucrania y la adopción de
sanciones económicas contra Rusia. Dependencia que se puede acentuar si llega a
firmase el Tratado Trasatlántico de Libre Comercio e Inversiones (TTIP) que
actualmente negocia en secreto con EEUU [6].
Por otra parte, su
crisis interna podría agudizarse si el Reino Unido llegase a salirse de la UE. Todo depende del
resultado del referéndum sobre la continuidad de Gran Bretaña en la Unión, que propone el
Partido Conservador y que probablemente tendrá lugar en 2017.
Rusia
En cuanto a Rusia, es una antigua superpotencia que trata
de recuperar la posición perdida en el plano internacional. Actualmente se
encuentra en una difícil situación. Después de la disolución de la URSS (1991), ha visto
considerablemente mermados sus territorios. La mayor parte de los nuevos
estados surgidos en la Europa
central y oriental, habían formado parte de la URSS o del bloque del este (llamado del
“socialismo real”) y hoy día forman parte de la UE y son miembros de la OTAN.
Apoyándose en ellos, EEUU está tratando de cercar a Rusia
con el objetivo, a largo plazo, de fragmentarla y apoderarse de sus riquezas
naturales (plan Zbigniew Brzezinsky). El
capitalismo alemán también se aprovecha de estos países para impulsar su
histórica expansión económica hacia el este.
En ese contexto se produce el conflicto de Ucrania
(derrocamiento del gobierno pro-ruso de Yanukovich, posterior independencia de
Crimea y su integración en Rusia, y levantamiento de la población rusófona del
Donbass) en el que la UE,
apoyada por EEUU, trata de apoderarse una zona de vital importancia
geoestratégica para Rusia.
Esta, debilitada por las sanciones económicas impuestas
por el tándem UE-EEUU, se ve obligada a firmar un acuerdo urgente con China
(mayo 2014) para suministrarle gas natural durante 30 años, por un importe de
300.000 millones de euros. Una cifra fabulosa, pero que beneficia a China porque
la prisa de Rusia por cerrar el acuerdo le ha permitido lograr un precio
ventajoso. Ese mismo mes, Rusia firma un acuerdo con Bielorrusia y Kazajistán,
por el que se crea la
Unión Económica Euroasiática, a la que también podrían
adherirse próximamente Armenia y Kirguizistán.
Hay que decir que esta situación fuerza a Rusia a estrechar sus
relaciones con China, la nueva superpotencia ascendente. Ambas forman parte de
los BRICS que, el pasado agosto, crearon un Banco de Desarrollo y un Fondo de
Reserva, como alternativas al BM y al FMI, ambos controlados por EEUU.
Igualmente, ambas forman parte de la Organización de Cooperación de Shangai (OCS), una
organización regional de seguridad de la que, además de Rusia y China, también
forman parte Kirguizistán, Tayikistán
y Uzbekistán.
Sin embargo, a pesar de su colaboración en diversos campos, Rusia y China
también compiten entre sí en la región de Asia central, y en Mongolia.
Rusia acaba de suspender la
construcción del gaseoducto South Stream, proyecto rival del europeo Nabuco, y
con el que pretendía suministrar a los países de la UE a través de las aguas
territoriales turcas del Mar Negro, sin tener que pasar por Ucrania. En este
proyecto también participaban empresas de varios países miembros de la UE como Italia, Austria, Bulgaria,
Hungría, Grecia, Croacia y Eslovenia, además de Serbia, que sufrirán así las
consecuencias de las sanciones económicas y de las presiones políticas sobre
Rusia. Al parecer, ahora Rusia pretende construir un nuevo gaseoducto hasta
Turquía, así como un centro de distribución gasístico en este país, para desde
allí suministrar el gas a los países del sur de Europa.
Por último, como consecuencia de
las sanciones económicas por parte de la
UE y EEUU, y de la bajada de los precios del petróleo, la
economía rusa está sufriendo una contracción que la puede llevar a la recesión.
Otras potencias
El principal apoyo de EEUU en
la región de Asia-Pacífico, es Japón.
En diciembre de 2012, este país dio un giro más a la derecha, con el triunfo
electoral de Shinzo Abe, perteneciente al ala ultraconservadora del Partido
Liberal Democrático (Jiminto) y que mantiene una posición negacionista
(revisionismo histórico) sobre los crímenes de guerra japoneses. Desde
entonces, Japón ha comenzado a prepararse para la guerra a marchas forzadas.
En diciembre del año pasado,
aprobó un presupuesto que prevé un incremento del 5% en gastos de defensa,
hasta alcanzar la cifra de 174.000 millones de euros. En junio de 2014, Japón
efectuó una reforma constitucional que permite a su ejército participar en
acciones militares en el exterior, y formar parte de alianzas militares.
Sin embargo, recientemente el
país ha entrado en recesión económica, una situación de la que había salido
apenas dos años atrás. Y como consecuencia de ello, el gobierno japonés ha
convocado nuevas elecciones para este mes, que no estaban previstas hasta
finales de 2016.
En cuanto a India, a pesar de las contradicciones
que mantiene con China, ha solicitado la entrada en la OCS y, por otra parte, apoya
la iniciativa de este país para crear un banco regional asiático de desarrollo
de infraestructuras.
Turquía es una potencia regional en la zona del Gran
Cáucaso. Forma parte de la OTAN
pero mantiene una política de relativa independencia respecto a EEUU, adaptándose
así a una región especialmente conflictiva. Es miembro de la OCS, a título de observador.
Mantiene relaciones económicas con China y Rusia.
En el Golfo Pérsico, Irán se sigue manteniendo como potencia
hegemónica, mientras que surgen las contradicciones que enfrentan entre sí a
los países aliados de EEUU. Así, crece la rivalidad entre Arabia Saudí, que
cuenta con el apoyo de Bahrein y de los Emiratos del Golfo, y el emirato de
Catar, apoyado a su vez por Omán y Kuwait.
Por último hay que hacer referencia
a Brasil, la principal potencia
económica de América Latina y a Sudáfrica,
la más importante del continente africano; ambas miembros del grupo de los
BRICS, y con buenas relaciones comerciales con China.
En cuanto a Latinoamérica, EEUU está
perdiendo su hegemonía sobre el subcontinente. Por una parte por la acción del
movimiento progresista bolivariano que, con una incidencia desigual, y a pesar
de sus contradicciones e inconsecuencias, continúa manteniendo su oposición al
imperialismo yanqui, lo cual dificulta en buena medida su penetración
económica. No obstante, EEUU cuenta con el importante apoyo de los gobiernos de
México, Colombia, Perú y Chile. Por otra parte, también hay que tener en cuenta
la creciente penetración en la región del capital chino y, en menor medida, del
ruso.
1.4.- A modo de resumen
a)
Con la restauración del capitalismo en los antiguos países
socialistas, la contradicción que
existía entre el “campo socialista” y el
“campo capitalista” quedó desactivada. A medida que avance la revolución
proletaria mundial, dicha contradicción volverá a ser operativa.
b)
Respecto a la contradicción
entre el proletariado y la burguesía, hay que decir que esta es la contradicción principal, a nivel de
todo el modo de producción capitalista; y que es la que, por su carácter
global, determina el desarrollo del resto de las contradicciones fundamentales
de nuestra época.
c)
En cuanto a la contradicción
entre las naciones oprimidas y el imperialismo debemos considerar que, en
realidad, se trata de un sistema de contradicciones y que, entre todas ellas, la contradicción principal es la que
enfrenta a todos los pueblos y naciones oprimidas con el imperialismo yanqui.
d)
Por último, en lo que respecta a la contradicción entre los países
imperialistas y entre los distintos grupos monopolistas,
debemos decir que, como en el caso anterior, también se trata de un sistema de
contradicciones de distinto nivel de importancia. Pero, entre todas ellas, la
contradicción principal es la que enfrenta a EEUU, como actual superpotencia
hegemónica, con China que es la superpotencia en ascenso que aspira a
desbancarla de su posición actual.
Las contradicciones
inter-imperialistas se están agravando de día en día, y han dado lugar a una
desenfrenada carrera armamentista. Por ello, el peligro de una nueva
conflagración mundial no es ninguna fantasía.
2.- ¿Cómo puede influir la situación internacional en la Revolución Vasca?
Hasta aquí hemos descrito la
situación internacional y las contradicciones fundamentales que condicionan y/o
determinan su desarrollo, a grandes rasgos. Sin embargo, todos estos aspectos y
algunos otros que no hemos incluido en nuestra exposición, debido a que la
harían excesivamente larga, deben ser tenidos en cuenta a la hora de elaborar
una estrategia revolucionaria.
Por ejemplo, la previsible
agudización de las contradicciones inter-imperialistas puede contribuir a
debilitar el proceso de construcción de la nueva potencia imperialista, la UE y con ello a crear un
contexto menos desfavorable que el actual para el desarrollo de la lucha por la
independencia y el socialismo en Euskal Herria.
En este mismo sentido, el
desarrollo y/o la profundización de los movimientos democrático-nacionales en
los distintos pueblos oprimidos de la
UE, también redundaría en un fortalecimiento de nuestro
propio proceso revolucionario.
En
cualquier caso, el agravamiento
de la crisis económica, social y política de los países miembros de la UE o de una zona o región de
ésta, como podría ser el sur de Europa, afectaría de igual manera a la lucha en
Euskal Herria. Especialmente, si como consecuencia de esa agudización de la
crisis se produjese una radicalización de sectores importantes de la clase
obrera. De ahí la importancia de llevar a cabo una coordinación estable entre las
fuerzas revolucionarias y comunistas en los países de nuestro entorno más
próximo, especialmente con las del Estado español y francés.
Sin embargo, un posible
agravamiento de la crisis, también podría tener efectos no deseados, como
consecuencia de la inclinación de sectores importantes de la pequeña burguesía
hacia posiciones reformistas o, incluso, reaccionarias, como hemos visto más
arriba. Esa es una razón especial por la que no debemos dejar de prestar
atención al trabajo ideológico y político dirigido a estos sectores, si fuese
posible para lograr su apoyo a la causa revolucionaria; y si no, al menos, para
neutralizarlos y evitar su deriva hacia la contrarrevolución.
NOTAS
1.- Ver: “Una reflexión necesaria” (SUGARRA, 16-10-2014).
2.- No todos estos movimientos son de la misma
naturaleza. Unos, simplemente se limitan a defender su lengua y cultura
nacionales frente al proceso homogeneizador y uniformizador que, en la época
actual, se está desarrollando en la mayoría de los Estados capitalistas. Otros,
por su parte, aspiran a modificar su relación con el Estado al que pertenecen,
mediante fórmulas autonomistas o federativas de diversos tipos, pero no llegan
a plantear la secesión respecto a los mismos. También hay movimientos
nacionales independentistas, en varios países europeos, que aspiran a crear un
Estado propio. Por razones históricas de diversa índole, algunas de estas
comunidades nacionales se encuentran actualmente divididas entre diferentes
Estados. En cualquier caso, todos estos pueblos habrían de tener capacidad
suficiente para decidir con completa libertad sobre su propio futuro, sin
ingerencia alguna por parte de los distintos Estados.
3.- Por medio de dicho tratado pretenden eliminar las barreras
arancelarias entre ambas potencias económicas, así como cualquier regulación y
reglamentación en materias sociales, medioambientales, etc., con objeto de
favorecer al máximo los intereses de las grandes empresas multinacionales; al
mismo tiempo que tratan de dificultar el acceso de las mercancías y capitales
chinos al mercado europeo.
4.- Los países que están
negociando el TTP son: EEUU, Japón, Canadá, México, Australia, Nueva Zelanda,
Perú, Chile, Vietnam, Malasia, Singapur y Brunei. Este acuerdo también trataría
de limitar la influencia económica de China en la región.
5.- Ver: “El ojo del huracán” (SUGARRA, 05-03-2014).
6.- Ver: “Europa (1945-2014): Lacuarta reorganización político-territorial está en marcha” (SUGARRA, 22-05-2014).