jueves, 7 de octubre de 2010

SOBRE EL MOMENTO POLÍTICO ACTUAL

El pasado 5 de septiembre se conoció, a través de diversos medios de comunicación, una declaración de la organización armada ETA, en el que entre otras cosas se afirmaba que “ya hace algunos meses tomó la decisión de no llevar a cabo acciones armadas ofensivas” [1].

Aunque resulta evidente la ambigüedad del comunicado [2], éste debe contemplarse en relación con el proceso de debate iniciado por la Izquierda Abertzale hace ya casi un año [3] y que culminó con la declaración “Zutik Euskal Herria” (febrero 2010), que hizo posible el Acuerdo del Euskalduna (junio 2010) entre aquella y EA. Lo cierto es que, en cualquier caso, esta declaración de ETA ha venido a reforzar políticamente a la izquierda abertzale de cara a aquellas fuerzas políticas (EA, Aralar y Alternatiba) con las que trata de formalizar una alianza estable, al permitirle superar un aspecto tan controvertido (la actividad armada de ETA) que siempre suscitó recelos, dudas y vacilaciones por parte de otras fuerzas políticas. 

Una prueba palpable de que la IA ha comenzado a romper su aislamiento político ha sido la situación que se ha creado tras la reiterada prohibición judicial de la manifestación convocada por la iniciativa Adierazi Euskal Herria, para el pasado 11 de septiembre. En esta ocasión, hemos podido ver como numerosas plataformas y colectivos que se habían adherido a esa manifestación, tras conocerse la prohibición de la misma, hayan decidido constituirse, entre todas, en un movimiento estable por los derechos civiles y políticos para Euskal Herria, como respuesta a la creciente restricción de los derechos democráticos más elementales por parte del Estado español y del gobierno autónomo vasco.

El Estado español es consciente del peligro que puede representar la ruptura del aislamiento de la IA, y acrecienta la represión sobre ella, al mismo tiempo que trata de dividirla, fomentando sus contradicciones internas. En este sentido, resultan sintomáticas las informaciones tendenciosas aparecidas en muchos medios de comunicación acerca de  pretendidos enfrentamientos en el seno del colectivo de presos políticos vascos, o sobre las supuestas divergencias entre algunas de las organizaciones de la IA (como SEGI o EKIN) con Batasuna.

Es lógico que la burguesía española y sus aparatos ideológicos, recurran a la manipulación y a la tergiversación. Lo más lamentable es que algunos sectores de izquierda, sin pararse a pensar en las consecuencias de sus actos, ni hacer el menor análisis de las implicaciones tácticas y estratégicas que puedan tener sus posturas, se hayan hecho eco de estos infundios y estén contribuyendo a difundirlos, haciendo con ello el juego (suponemos que de forma inconsciente) al enemigo, el Estado español y sus fuerzas represivas.

La izquierda abertzale es un movimiento sociopolítico de amplia base que agrupa al sector más dinámico y combativo del Pueblo Trabajador Vasco. No es un movimiento socialmente homogéneo, pues tiene una composición pluriclasista (obreros, baseritarras, arrantzales, trabajadores autónomos, capas bajas e intermedias de la pequeña burguesía, profesionales liberales, funcionarios, etc.) y en él confluyen diversas corrientes ideológicas y políticas. Es un conglomerado del que forman parte tanto organizaciones políticas y sindicatos, como un amplio abanico de movimientos sociales (antirrepresivos, culturales, ecologistas, euskaltzales, estudiantiles, feministas, juveniles, internacionalistas, etc.), así como un buen número de personas, a título independiente.

Un conjunto tan heterogéneo y plural como éste, difícilmente podría estar exento de contradicciones y tener una línea ideológica coherente y consecuentemente revolucionaria. Esto, hoy por hoy, es inconcebible y mucho más cuando el proletariado vasco, como tal, no cuenta todavía con una expresión política propia de sus intereses específicos de clase, es decir de sus intereses fundamentales o estratégicos. Para defender estos consecuentemente, se requiere de un instrumento político organizado, ya que esa función no puede desempeñarla un sindicato (aunque tenga un carácter sociopolítico), pues su ámbito funcional es el de los intereses inmediatos de la clase obrera, ya sean socio-laborales, económicos o políticos.

Por ello, en la izquierda abertzale, considerada en su conjunto, predominan las corrientes de orientación socialdemócrata (de centro e izquierda) que son la expresión ideológica y política de las clases y capas populares no proletarias.

Sin embargo, independientemente de las corrientes ideológicas que, en estos momentos, predominan en la izquierda abertzale, este movimiento encierra una enorme potencialidad revolucionaria ya que agrupa a una parte importante del Pueblo Trabajador Vasco, es decir a aquellas clases y capas sociales que son susceptibles de ser ganadas por la clase obrera para la revolución socialista.

Por ello, desde un punto de vista estratégico, los comunistas vascos debemos defender la unidad de la izquierda abertzale frente a los intentos del enemigo por fragmentarla y escindirla. Pero, al mismo tiempo, debemos trabajar sin descanso para crear las condiciones que permitan dotar de una orientación revolucionaria al conjunto del movimiento.

El contexto socioeconómico

Nada de lo que ocurre, sucede “porque sí”. Todo obedece a unas razones, a unas causas más profundas, a veces poco evidentes. Más aún, cuando se trata de hechos políticos. Lo cierto es que la cerrazón, cada vez mayor, de los sucesivos gobiernos españoles (tanto del PSOE como del PP) respecto a la cuestión vasca y la represión sistemática contra la izquierda abertzale (Ley de Partidos, ilegalizaciones, detenciones, torturas, etc.) obedece a una situación de creciente debilidad del capital financiero español en el plano internacional [4].

Desde 2008, España ocupa un modesto noveno puesto en el ranking mundial de potencias económicas y todas las previsiones apuntan a que en un corto periodo de tiempo, para el 2014, pasará a ocupar la decimosegunda posición, al ser adelantada por Brasil, India y Canadá [5]. La pérdida de peso de España en la UE, donde hasta ahora había aspirado a convertirse en uno de los “grandes”, la ha llevado a conformarse simplemente con ser un miembro “útil” (a veces, incluso, necesario) para la conformación de las mayorías, en las negociaciones entre los Estados más poderosos de la Unión.

Pero, los distintos gobiernos españoles tratan de compensar esta creciente pérdida de importancia internacional de la economía española con un reforzamiento cada vez mayor del aparato militar [6]. La integración entre el capital monopolista y el Estado español es cada vez más fuerte, dando lugar a todo un entramado, el “complejo militar industrial”.

En estas condiciones, el capital financiero español hará todo lo posible por mantener su opresión sobre las naciones vasca y catalana, sin importarle los medios que tenga que emplear para ello, pues es consciente de que si consiguiesen liberarse de su yugo (cualquiera de ellas por separado o ambas a la vez), podría provocarse una reacción en cadena que supondría la destrucción (desmembramiento) del Estado español y su fin como clase dominante.

La creación del llamado “Estado de las autonomías”, basado en la Constitución de 1978, tuvo como razón de ser el vincular a las burguesías medias periféricas, especialmente la vasca y catalana, y a las de las distintas regiones, en la articulación de un modelo de Estado en el que la gran burguesía española (la oligarquía financiera) tuviese los resortes esenciales del poder económico y político, pero en el que también se sintiesen representadas (aunque en una relación de subordinación respecto a ella) el resto de burguesías no monopolistas.

La oligarquía financiera española consideró, en aquellos momentos, que la participación de las burguesías medias (nacionalistas y regionalistas) en ciertas parcelas de poder, podría dar una mayor consistencia al Estado español así estructurado. Sin embargo, con la profundización de la crisis general del capitalismo y el creciente debilitamiento del capital financiero español, tanto en el plano interno como en el exterior, la gran burguesía española por medio de sus representantes políticos (PSOE y PP), no ha dudado en asumir en sus propias manos el control de aquellas áreas más conflictivas, como es el caso de Euskadi [7] y Cataluña, desplazando para ello del poder al PNV y a CiU.

Riesgos y perspectivas

Los acuerdos alcanzados entre la IA y EA [8], a los que podrían sumarse otras formaciones políticas, abren un nuevo horizonte en el Sur de Euskal Herria. Sin embargo, hasta ahora se han dado sólo algunos tímidos pasos. Pero el protagonismo de estos primeros movimientos ha estado, sin lugar a dudas, en la sociedad civil. La izquierda abertzale y el giro político que aquella ha efectuado, tras el proceso de debate interno, han desempeñado un papel central en la situación política vasca en los últimos meses. 

Durante ese tiempo, tanto la IA como EA han estado muy pendientes de la respuesta que pudiera dar ETA a los movimientos que ambas estaban realizando. Como hemos visto más arriba, el comunicado de ETA del día 5 fue deliberadamente ambiguo, aunque contribuyó a reforzar la posición de la IA. Sin embargo, el segundo comunicado de ETA [9], que va dirigido a la comunidad internacional y en especial a los firmantes de la Declaración de Bruselas (29-03-2010), ha supuesto un cambio de centralidad en el panorama político vasco. De nuevo ETA vuelve a un primer plano y adquiere un mayor protagonismo. El tema de una posible negociación entre la organización armada y el gobierno español, llega a eclipsar los movimientos políticos de la propia izquierda abertzale. Da la impresión de que se está produciendo una especie de “competencia” entre la organización armada y la izquierda abertzale, como movimiento sociopolítico, que podría ser la exteriorización de una cierta “crisis de liderazgo”.

Pero la realidad social y política vasca es extremadamente dinámica y, en ocasiones, los acontecimientos se suceden a un ritmo muy rápido. Así, el 25 de septiembre se firmaba el Pacto de Gernika, entre la IA, EA, Aralar, AB y Alternatiba. El documento (Acuerdo para un escenario de paz y soluciones democráticas) suscrito por las cinco formaciones, también fue firmado por una veintena de agentes sociales (sindicatos, grupos cristianos, organizaciones juveniles, colectivos feministas, pacifistas, culturales, antirrepresivos, etc).

En dicho documento, los firmantes demandaban de ETA la declaración de “un alto el fuego permanente, unilateral y verificable por la comunidad internacional” y del gobierno español, el reconocimiento de todos los derechos civiles y políticos, la derogación de la Ley de Partidos, el fin de las “persecuciones, detenciones y torturas”, la repatriación de los presos políticos, la revisión de los procesos pendientes (como es el de Udalbiltza), etc. De esta forma, con la firma del Pacto de Gernika, se daba un paso más hacia la formación del “polo soberanista” [10]. Nuevamente, eran las fuerzas “civiles” quienes tomaban la iniciativa y recuperaban el protagonismo.

Al día siguiente de la firma de este acuerdo, ETA volvía a un primer plano, por medio de una amplia entrevista publicada en GARA [11], en la que la organización armada [refiriéndose a la posibilidad de un alto el fuego permanente], manifestaba su “disposición para dar ese paso y también para ir más lejos, si se crean las condiciones para ello”. Por otra parte, también manifestaba ETA su valoración positiva del debate que se había producido, meses antes, en la IA, aunque reconocía la existencia de “divergencias”, que no especificaba en ningún momento. Volvía a situarse en un primer plano el tema de una posible negociación entre la organización armada y el gobierno español. Días más tarde, Brian Currin, uno de los firmantes de la Declaración de Bruselas, anunciaba la creación de un grupo de intermediación formado por cinco personas, para así lograr una mayor eficacia y operatividad en su labor mediadora [12].

Mientras tanto, el Estado español continúa con su escalada represiva y se suceden las detenciones de miembros de EKIN y de Askapena, todos bajo la peregrina acusación de pertenecer a ETA.

Por otra parte, un grupo de personalidades de reconocido prestigio (algunas de ellas vinculadas al anterior gobierno de Ibarretxe) convocan una manifestación en Bilbao para el 2 de octubre, en protesta por la prohibición de la manifestación que había convocado Adierazi Euskal Herria, para el 11 de septiembre y en defensa de todos los derechos humanos, civiles y políticos, para todas las personas.

En relación con el apoyo a esta convocatoria, comienzan a hacerse numerosos pronunciamientos, y también empiezan a aflorar las contradicciones internas del PNV, entre el sector autonomista de Urkullu-Ortuzar, mayoritario en Bizkaia; y el sector soberanista de Egibar-Arzalluz, mayoritario en Gipuzkoa. Aunque se trata de contradicciones que aún no son suficientemente agudas, no por ello debemos dejar de tenerlas en cuenta pues responden a contradicciones en la base social de dicho partido y, más en concreto, pueden obedecer a una cierta diferenciación entre distintas fracciones de la burguesía vasca, cuyos intereses representa el PNV.

Finalmente, la manifestación del 2 de octubre llegó a tener un carácter multitudinario (pues asistieron unas 46.000 personas), lo que viene a reforzar el proceso iniciado y a evidenciar, una vez más, que la organización y la movilización popular constituyen el medio fundamental para avanzar hacia la liberación nacional de Euskal Herria, y es lo que verdaderamente pone nerviosos tanto a la clase dominante, la oligarquía financiera española, como a sus representantes políticos, el PSOE y el PP.

Hay que tener en cuenta que todo esto sucede en unos momentos en que se agrava la crisis económica, tanto a nivel del Estado español, al superarse de nuevo los 4 millones de parados-as; como en el Sur de Euskal Herria, donde el paro ascendió en septiembre a la cifra de 171.923 personas, superando el existente en el mismo mes de 2009.

Por si todo esto fuera poco, en estos momentos aumentan las “dificultades políticas” por las que atraviesa el gobierno español, como consecuencia de los problemas internos del PSOE (derrota de la candidata oficial, Trinidad Jiménez, en las “primarias” de Madrid); de la proyectada reforma del sistema de pensiones (Pacto de Toledo), que es otro de los temas pendientes del gobierno actual; de la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado para 2011, para lo que no cuenta aún con los apoyos necesarios, etc. Pero, sin duda alguna, Euskal Herria continúa siendo el “talón de Aquiles” del Estado español y de la clase dominante.

En cuanto al ”polo soberanista”, que impulsan la izquierda abertzale y EA, hay que decir que se trata de una alianza no muy consistente y podría ocurrir que sus promotores le diesen un alcance limitado, más orientado a la participación electoral que a la movilización social y a la confrontación con el Estado.

En cualquier caso, desde un punto de vista táctico, los comunistas vascos debemos apoyar la creación del ”polo soberanista” porque puede constituir un embrión, un agrupamiento inicial, de fuerzas que nos permita avanzar hacia la construcción de un bloque democrático nacional, bajo la dirección de la clase obrera vasca, que es nuestro objetivo estratégico. Esta es una cuestión que trataremos más en profundidad en próximas ocasiones.

Respecto a las perspectivas que puedan abrirse, a corto o medio plazo, consideramos que no son muy prometedoras. En el escenario más optimista que pudiéramos pensar, que contemplaría la legalización de la izquierda abertzale (bajo sus siglas históricas u otras nuevas); así como la apertura de un proceso de diálogo multipartito, en paralelo con una mesa de negociación entre ETA y el Gobierno español, la “línea roja” que delimitase el nuevo marco jurídico-político se situaría en los límites establecidos en la Constitución española, como hemos tenido ocasión de comprobar hace unos meses en relación con el nuevo Estatut de Catalunya. Para sobrepasar esos límites, haría falta llevar a cabo una acumulación de fuerzas de tal envergadura que hoy difícilmente nos podemos llegar a imaginar. 

Por otra parte, debemos tener en cuenta la situación que se ha creado en la CAPV desde el acceso del PSE-PSOE, con el apoyo del PP, al gobierno de Gasteiz, en marzo del año pasado. Desde el primer momento, dio comienzo un proceso de desmantelamiento de los tímidos logros que en materia social, política, cultural y lingüística, se habían logrado hasta la fecha. Al tímido y vacilante autonomismo del PNV, le sucedió el españolismo más intransigente. Inmediatamente se inició un proceso de eliminación de todos los referentes simbólicos de la nación vasca, desde el trazado de los “mapas del tiempo” en ETB, hasta el tratamiento de la cuestión nacional en los libros de texto, pasando por la modificación del currículum escolar o la actitud hacia la Confederación de Ikastolas de Euskal Herria (EHIK), los sindicatos de ámbito vasco (especialmente ELA y LAB), etc. A ello se unió la purga de presentadores, y un boicot a contertulios e invitados a determinados programas (en todo el grupo (EITB) por el mero hecho de no mantener una actitud suficientemente beligerante contra la izquierda abertzale o ser críticos con la represión política y la restricción de los derechos democráticos.

Al mismo tiempo, desde el gobierno autonómico se lanzó una campaña para eliminar todo tipo de pintadas, carteles, pancartas, fotos de presos políticos, en todos los barrios y pueblos, con la excusa de que suponen una “apología del terrorismo”. En las fiestas populares, se comenzó a perseguir con especial saña a las cuadrillas, comparsas, peñas, etc. (poniendo especial énfasis en las txoznas) por exhibir cualquier eslogan o símbolo que consideraban “exaltaba o enaltecía el terrorismo”, implicando en esta campaña persecutoria a algunos ayuntamientos como el de Bilbao. En numerosas ocasiones, se han prohibido (o se han disuelto) manifestaciones pacíficas, concentraciones de familiares de presos, etc. 

Pero si todo esto ha estado ocurriendo en la CAPV, no se puede decir menos de Nafarroa, hasta ahora gobernada por una burguesía caciquil y reaccionaria, cuyos orígenes se remontan a lo más rancio del latifundismo agrario, y que está representada por UPN. En esta nueva situación, no faltaba más, se ha producido una “mejora en las relaciones” entre la CFN y la CAPV, basada en la ofensiva sistemática contra los sectores más combativos de nuestro Pueblo y en la crítica de la “ineficacia” del anterior gobierno de Ibarretxe.

Mientras tanto, el PNV sólo se preocupa de criticar la “gestión” del actual gobierno autónomo, al mismo tiempo que sigue apuntalando (por activa o por pasiva) al gobierno central, como es el caso du sus oportunas abstenciones en el parlamento o negociando su apoyo a los Presupuestos Generales del Estado, a cambio de la transferencia de unas simples competencias (las políticas activas de empleo) que debían haber estado asumidas desde que aprobaron el Estatuto de Autonomía ya hace más de treinta años.

En estas condiciones, simplemente para recuperar posiciones, consolidarnos y seguir avanzando en la construcción nacional y la transformación social, es necesario un nuevo marco jurídico político que, aunque siga siendo limitado, sea diferente y superior al actual.

Sin embargo, una negociación entre ETA y el gobierno español, difícilmente podrá dar mucho de sí. Por eso, no debemos abrigar excesivas esperanzas, ni crearnos falsas expectativas [13]. Hemos de ser conscientes que sólo con la organización y la movilización popular podremos dar pasos decisivos adelante.

La experiencia histórica de los procesos de liberación nacional o incluso de aquellos que, aparentemente, tenían aspectos revolucionarios, que han finalizado con una negociación con los gobiernos burgueses, ha acabado en acuerdos perfectamente asimilables por las clases dominantes y las fuerzas democrático-nacionales, progresistas y/o revolucionarias, han terminado siendo integradas por el propio sistema. 

Los comunistas vascos apoyaremos los pasos que puedan darse hacia un nuevo marco jurídico político, pero somos conscientes de que la plena liberación nacional de Euskal Herria no se podrá alcanzar mientras la lucha democrático-nacional no vaya unida a la lucha por el socialismo, aunque pueda haber periodos, más o menos prolongados, durante los cuales una de ellas se desarrolle a un ritmo más rápido que la otra.

Euskal Herria, octubre 2010

NOTAS:

1.- GARA (06-09-2010), págs. 4 y 5.

2.- En él no se precisa si su actitud obedece a una decisión de “alto el fuego” indefinido, o sólo se trata del reconocimiento de una “tregua fáctica” (temporal), ni tampoco se aclara si es una respuesta a las distintas peticiones y emplazamientos efectuados desde la izquierda abertzale. De hecho, hasta momento, no ha habido una aceptación formal, por parte de ETA, del resultado del debate interno llevado a cabo por la IA durante varios meses.

3.- Este proceso de debate, que se abrió con el documento “Clarificando la fase política y la estrategia” (octubre de 2010), no ha estado exento de crispación pues, según ha podido saberse por boca de algunos miembros significativos de la IA, estuvo a punto de producirse una escisión en el movimiento, que afortunadamente pudo ser evitada.

Parece ser que, por medio de este debate, la IA ha llegado a la conclusión de que, en estos momentos, la actividad armada de ETA, lejos de contribuir a reforzarla, habría llegado a convertirse en un inconveniente para su desarrollo, en un obstáculo que estaría dificultando la acumulación de fuerzas populares. Sin embargo, hasta el momento, no hay constancia de que ETA haya llegado a una conclusión similar.

4.- España está perdiendo competitividad, de día en día, en el plano internacional. Son varios los factores que contribuyen a ello: a) la poca “visión de futuro” de la gran burguesía española que, como ha ocurrido tradicionalmente, busca la rentabilidad y el beneficio a corto plazo; b) un modelo de crecimiento estructuralmente débil, muy basado en la construcción; c) escasas inversiones en investigación, que colocan al Estado español en el puesto 17 de la UE (en 2008, España invirtió en I+D un 1,35% del PIB, cuando la media europea fue del 1,9%); d) modesta inversión en TIC´s (Tecnologías de Informática y Comunicaciones).  

5.-Según el FMI, el PIB español se contraerá un 2,1% durante ese periodo. En 2008, las inversiones directas españolas en el extranjero, se redujeron en un 48%.

6.- Entre 1999 y 2008, los gastos militares españoles crecieron en un 37,7%. España es un país “puntero” en investigación militar en la UE. En 2006, el Estado español invirtió 1684 millones de euros (el 26% de la inversión en I+D) en investigación con fines militares, tres veces más que la destinada a investigación sanitaria. En 2009, se duplicó el número de soldados españoles destinados a operativos militares en el extranjero, pasando de 3000 a 7700. En estos momentos hay tropas españolas en Afganistán, Líbano, Bosnia, Chad, Somalia, etc.

7.- Al emplear esta denominación, nos estamos refiriendo a la CAPV. Cuando incluimos a Navarra, empleamos la denominación de Hegoalde o la de Sur de Euskal Herria.  

8.- Recogidos en el documento “Bases para un acuerdo estratégico entre fuerzas políticas independentistas”, que se aprobó el pasado 20 de junio en el Palacio Euskalduna de Bilbao.

9.- GARA (19-09-2010), págs. 2 a 4.

10.- GARA (25-09-2010), págs. 2-3 y (26-09-2010), págs. 12 a 19.

11.- GARA (26-09-2010), págs. 1 a 11.

12.- GARA (01-10-2010), págs.1 y 5.

13.- El pretexto del terrorismo está siendo utilizado desde hace mucho para afianzar el poder económico y político de la clase dominante, reforzando su aparato represivo y, lo que es más importante, restringiendo y cercenando cualquier atisbo de libertades democrático-burguesas, precisamente en nombre de la democracia y del Estado de Derecho. Porque, en realidad, lo que más temen desde el poder, no es una actividad militar de “baja intensidad”, como puede ser la que practica ETA que, además, no va dirigida a la destrucción del Estado [a mediados de la década de los 70 se produce un cambio en la estrategia de la organización armada. Sobre esta cuestión, ver el libro de Pedro Ibarra: “La evolución estratégica de ETA (1963-1987). Edit. Kriselu. Donostia, 1987], sino la consolidación de la IA y su articulación con otros sectores populares aún más amplios.