Los acontecimientos sociales, económicos y políticos
vividos en los últimos meses en Grecia, han supuesto una dura lección sobre lo
que verdaderamente representa la UE
para la clase obrera y las masas populares de los distintos Estados miembros.
Pero para comprender su verdadero alcance hay que tener en
cuenta que, en última instancia, dichos acontecimientos hunden sus raíces en el
proceso de transformación que está sufriendo el modo de producción capitalista
y que han conducido a que la fracción del capital financiero haya alcanzado la
hegemonía en relación con las otras
fracciones del capital , de cuya fusión procede (capital industrial y
capital bancario) y a que, simultáneamente, hayan llegado a predominar en ella
los sectores más parasitarios y especulativos.
El proceso de creciente hegemonía del capital financiero
ha ido también acompañado de su progresiva autonomización, lo que se ha venido
a denominar “financiarización” del capital [1]. En este estadio, el capitalismo
ha alcanzado un grado inimaginable de irracionalidad. Ello es así porque uno de
sus rasgos más significativos ha sido el de un considerable incremento de las
inversiones especulativas, que no se han limitado únicamente al terreno
inmobiliario.
A ello ha contribuido la generalización de los llamados
“productos derivados financieros” [2] que, por ejemplo, han posibilitado las
inversiones especulativas en “futuros”, en base a la previsión del futuro
precio de diferentes productos en el mercado internacional. Por ejemplo, de
metales (oro, cobre, etc.), combustibles (petróleo, gas natural), e incluso de
productos alimenticios (trigo, arroz, carne, etc.). Igualmente, las inversiones
especulativas basadas en los “derivados financieros” han llegado a adquirir la
forma de “seguros” contra la posible quiebra
(impago) de empresas e incluso de Estados. Tal es el caso de las famosas
CDS [3].
El mercado de “derivados financieros” es de tal magnitud
que mueve anualmente unos 700 billones de dólares, 11 veces el PIB mundial, y
la mayor parte de este “negocio” se desarrolla entre la City de Londres y Wall Street
[4].
Es en este contexto de crecimiento desaforado de la
especulación es en el que debemos situar el origen y desarrollo de la deuda
griega. Pero también ha habido otra serie de factores que han contribuido a
ello, como la euforia especulativa que se desató en Europa, especialmente en el
sur, a raíz de la entrada en vigor del euro (ver el punto 1.2 del presente
artículo).
1.- La Unión Europea
Para comprender el proceso de formación y desarrollo de la UE, ver nuestro artículo: “Europa (1945-2014): La cuarta reorganización político-territorial está en marcha”
[5], Prestar especial atención al apartado dedicado a “La crisis económica”,
por su relación con este artículo.
1.1.- La contradicción centro-periferia
Es evidente que el desarrollo del capitalismo no es
homogéneo en todo el planeta sino que, en cada lugar, reviste unas
características específicas que dependen de una serie de factores: geográficos,
históricos, económicos, sociales, políticos, culturales, etc. Factores que, ya
en su momento, en una u otra medida, también configuraron un peculiar proceso
de acumulación previa de capital.
Esta ley general también ha actuado en el marco de la UE, provocando una progresiva
diferenciación entre los países más desarrollados, que constituyen el centro de
la misma [6], y los que tienen una economía más débil, que han dado lugar a la
aparición de dos regiones o áreas periféricas. Una, situada en el este de
Europa y a la que pertenecen los países que formaron parte del bloque del
llamado “socialismo real”, y otra la de la Europa del Sur, en la que se encuentran Portugal,
España, Grecia, Chipre, y en la que también se podría incluir a Irlanda.
1.2.- El “efecto euro”
El premio Nobel de Economía, Paul Krugman (neokeynesiano),
por cierto, nada sospechoso de ser un revolucionario “antisistema”,
refiriéndose a lo que supuso la entrada
en vigor de la moneda única, nos dice que:
“… Oficialmente, el euro empezó a existir a
principios de 1999, aunque los billetes y las monedas de euros no llegaron
hasta tres años después…
Y el euro tuvo un efecto inmediato y fatídico: hizo
que los inversores se sintieran seguros.
Más concretamente, hizo que los
inversores se sintieran seguros al poner su dinero en países que antes se
consideraban de riesgo. Los tipos de interés en el sur de Europa habían sido,
históricamente, más altos que en Alemania, porque los inversores exigían una
prima como seguro ante el riesgo de devaluación o mora. Con la llegada del
euro, esas primas se desmoronaron: la deuda de España, de Italia, incluso de la
griega, se trataba como si fuera tan segura, o casi, como la deuda alemana.
Eso supuso un fuerte descenso en el
coste del dinero prestado en el sur de Europa; y provocó enormes explosiones
inmobiliarias que pronto se convirtieron en enormes burbujas
inmobiliarias.
El mecanismo de estos auges y estas
burbujas inmobiliarias es un poco distinto del que vivió la burbuja de Estados
Unidos… No obstante, los bancos locales no tenían, ni de lejos, depósitos
suficientes para respaldar el volumen de préstamo que movían, de modo que se
volcaron en el mercado mayorista y solicitaron préstamos a los bancos del “corazón”
de Europa –de Alemania, sobre todo-, que no estaba atravesando un auge
comparable. Por tanto, hubo enormes flujos de dinero desde el corazón de Europa
hacia su floreciente periferia…
… La industria del sur de Europa dejó de ser
competitiva, lo cual a su vez significó que los países que estaban atrayendo
grandes cantidades de dinero empezaron a registrar, a su vez, grandes déficits
comerciales…
… Pero pocos se dieron cuenta del gran peligro que
suponía este proceso. Más bien al contrario, la mayoría mostraba una
satisfacción que bordeaba la euforia. Hasta que la burbuja reventó.
La crisis financiera en Estados
Unidos fue el desencadenante del derrumbe europeo; pero este hundimiento habría
llegado igualmente, más tarde o más temprano.”…
… Pues el estallido de estas burbujas -que se
produjo algo más tarde que en Estados Unidos- hizo más que hundir a los países
de las burbujas en una recesión: además ha colocado sus presupuestos bajo una
terrible presión. Los ingresos cayeron a la vez que caían la producción y el
empleo; el gasto en los subsidios de desempleo se disparó; y los gobiernos se
encontraron… en una peligrosa situación
a consecuencia de los gravosos rescates de los bancos, puesto que no sólo
garantizaron los depósitos sino también, en numerosos casos, las deudas que sus
bancos habían contraído con otros bancos en países acreedores. Por lo tanto,
también se dispararon la deuda y el déficit,…” [7].
2.- La deuda griega
La “crisis de la deuda soberana griega” se inició a fines de 2009. Fue
una de las primeras cuatro crisis de la zona euro
(que más tarde se conocería como la crisis
de deuda europea). Pero, en esta crisis, además de la euforia especulativa
que se desató en los países del sur de Europa y a la que nos hemos referido más
arriba, también concurren otros factores que la hacen especialmente odiosa, además de ilegítima, ilegal e insostenible:
· Una parte de la deuda griega se
generó bajo la dictadura de los coroneles (1967-1974), periodo durante el cual
dicha deuda griega llegó a cuadriplicarse [8].
· Otra parte se contrajo en
perjuicio de la población, para reflotar bancos franceses y alemanes [9].
· Otra parte procede de la
corrupción (relaciones político empresariales), como es el caso de la empresa
alemana SIEMENS. Al parecer, también
estarían implicadas otras empresas germanas, como Daimler y Rheinmettal [10].
· Buena parte de la deuda griega
proviene de sus gastos militares. Grecia es un país miembro de la OTAN y situado en una
oposición geoestratégica clave [11].
· También hubo ocultación deliberada
y falseamiento de datos, para disimular la fragilidad de la economía griega y
su incumplimiento de los criterios de convergencia (condiciones de estabilidad
económica) [12]. En esta labor destacó el banco norteamericano Goldman Sachs.
Curiosamente, en aquellos momentos ocupaba su vicepresidencia Mario Draghi,
actual Presidente del BCE [13].
El primer Memorándum o “rescate”
financiero entre Grecia y la
Troika (CE, BCE y FMI), se firmó en 2010. El segundo, se
formalizó en marzo de 2012; y el tercero, se acordó entre julio-agosto de 2015,
por un importe de 85.000 millones de euros.
Entre las privatizaciones
escandalosas que el Estado griego se vio obligado a hacer, destaca la venta
efectuada en 2013 de veintiocho edificios públicos que aún sigue utilizando y
que el gobierno griego tendrá que pagar por ellos a sus nuevos propietarios 600
millones de euros, en concepto de alquiler, durante los próximos 20 años. Casi
el triple de lo que percibió por su venta forzosa [14].
En 2015, antes de la firma del
tercer Memorándum, la deuda pública griega se estimaba, aproximadamente, en
320.000 millones de euros y había crecido en un 50% desde 2009. Tras el acuerdo
firmado por el gobierno de Syriza, la deuda griega asciende a más de 400.000
millones de euros.
3.- La verdadera faz
de la UE
La UE actual, formada por 28 Estados,
tiene un peso muchísimo mayor que la primitiva CEE, tanto desde el punto de
vista económico como del demográfico. Y, por otra parte, al mismo tiempo, ha
ido creciendo la influencia del imperialismo yanqui en el proceso de
integración europea. Esa influencia se ha desarrollado, sobre todo, a raíz de
la disolución de la URSS
(1991) y la entrada de nuevos países de la Europa central y oriental en la UE, muchos de ellos, miembros
de la OTAN, la
alianza militar creada y dirigida por EEUU y que ha llegado a constituir un
auténtico grupo de presión pro-yanqui en el seno de la UE [15].
De esta manera, la
UE ha ido ganando fuerza como estructura subordinada al
imperialismo norteamericano, cuya influencia va a continuar aumentando a raíz
de la prevista firma del TTIP entre la
UE y EEUU. En los últimos años, la dependencia
político-militar de la UE
respecto al imperialismo yanqui sea ido acentuando, como ha quedado de
manifiesto en numerosas ocasiones: intervención en los Balcanes (1995-1999),
bombardeos sobre Irak (1998), invasión de Afganistán (2001), invasión de Irak y
posterior guerra (2003-2011), intervención de e la OTAN en Libia (2011), guerra
de Ucrania y sanciones económicas contra Rusia, etc.
3.1.- El papel de Alemania
Desde la creación de la CEE y posteriormente de la UE, Alemania ha jugado un
significativo papel tanto en el plano económico como en el jurídico-político
que la han convertido en la potencia “tractora” del proceso de integración
europea. Sin embargo, se tiene una idea muy equivocada (difundida
interesadamente) acerca de este país, especialmente sobre su rápida
recuperación tras la devastación sufrida como consecuencia de la Segunda Guerra
Mundial, y que se ha venido llamando el “milagro alemán”.
En realidad, la recuperación alemana se debió a los
intereses geoestratégicos del imperialismo yanqui. Cuando aún no había acabado la Segunda Guerra
Mundial, EEUU y su principal aliado, el Reino Unido, comenzaron a organizar el
“nuevo orden” internacional. Con este objetivo, organizaron los Acuerdos de
Bretton Woods (julio de 1944) en los que se crearon los organismos financieros
internacionales, como el FMI (Fondo Monetario Internacional) y el BIRD (Banco
Internacional de Reconstrucción y Desarrollo), que posteriormente se
denominaría Banco Mundial (BM). Así mismo, se estableció un sistema
internacional de cambios, basado en el dólar convertible y en el patrón oro.
Más tarde, una vez finalizada la guerra, la Alemania ocupada se
convertiría en una pieza clave en el enfrentamiento entre los dos bloques. Tras
el bloqueo de Berlín y el inicio de la “guerra fría” (1948-1949), EEUU
promovieron la creación de la
OTAN (1949). El estallido de la Guerra de Corea
(1950-1953), llevó al imperialismo yanqui a buscar apoyos para su “nuevo orden
mundial” en las dos potencias que habían sido sus enemigas en la Segunda Guerra
Mundial, Alemania y Japón.
Con el pretexto de la reconstrucción de Europa, EEUU ya
había comenzado a inyectar enormes cantidades de dinero en este continente, por
medio del Plan Marshall (1947). En las negociaciones sobre las reparaciones de
guerra alemanas, que se desarrollaron en Londres (febrero-agosto de 1953), los
imperialistas yanquis lograron que numerosos países que habían sido víctimas de
la agresión nazi-fascista (entre ellos Grecia), acordasen la anulación (una quita)
de parte de la deuda de guerra alemana, que de esta manera se vio reducida en
un 62.6%.
Aunque cueste creerlo, EEUU ha estado detrás del proceso
de “integración” europea desde sus inicios. Así, la Alemania desarmada, la
potencia vencida en la
Segunda Guerra Mundial, auspiciada por el imperialismo
yanqui, entra en la OTAN
en 1955, un año antes de que se publique el Informe Spaak (1956) y de que se
firmen los Tratados de Roma (1957), mediante los que se crearon la CEE y la CEEA (Euratom).
Alemania había sido elegida por el imperialismo
norteamericano para erigirse en la rectora de la unificación europea y para ser
su principal apoyo en el continente, frente a la URSS y al bloque del este.
Desde esta posición hegemónica, el capitalismo alemán ha subordinado y
disciplinando a la periferia de la
UE, imponiendo las condiciones de producción y de intercambio
más favorables a sus propios intereses y obligando a los gobiernos del resto de
los Estados miembros a asumir sus concepciones socioeconómicas y políticas
basadas en el ultra-liberalismo.
Uno de los instrumentos que la UE (bajo la permanente
dirección de Alemania) ha venido empleando para someter al resto de los Estados
miembros, ha sido el de los instrumentos económico-financieros, especialmente
la moneda única, el euro. Hoy día, puede decirse que dichos Estados han perdido
completamente la soberanía que hasta hace unas décadas habían venido
detentando.
Tras haberse erigido en la clase hegemónica en la UE, la gran burguesía alemana
se ha beneficiado directamente de la “crisis de la deuda soberana” de los
Estados del sur de Europa, especialmente de la griega. Tal es así que, según un
estudio del Instituto para la Investigación Económica
de Halle (IWH), desde 2010, Alemania ha “ahorrado” alrededor de 100.000
millones de euros, debido a la reducción de los intereses de la deuda alemana,
como consecuencia de la crisis griega; lo que supone aproximadamente un 3% de
su PIB.
Pero, además, como consecuencia del tercer Memorándum,
firmado por Syriza, el gobierno griego se ha comprometido a privatizar los
puertos marítimos de Atenas y Tesalónica, la red eléctrica y 14 aeropuertos
regionales (que ya han sido adjudicados al consorcio alemán Fraport-Slentel,
por el irrisorio importe de 1.230 millones de euros).
4.- Los límites del
reformismo
El 25
de enero de 2015, la coalición Syriza [16] ganó las elecciones
legislativas
en Grecia quedándose solo a dos escaños de lograr la mayoría absoluta. En un
principio, su prioridad era la de negociar con la Troika una reestructuración de la deuda
griega y lograr una modificación de las reformas estructurales antipopulares
que le exigían los acreedores europeos. Pero eso solo eran unas buenas
intenciones.
En el Estado español, los reformistas de todo tipo se
mostraron entusiasmados con el triunfo de Syriza. IU, PODEMOS, y Sortu en
Euskal Herria, mostraron inequívocamente su satisfacción. Sin embargo, no
duraría mucho su alegría. El 13 de julio, apenas una semana después de haber
recibido un importante respaldo popular para no aceptar las leoninas
condiciones impuestas por la
Troika, el primer ministro Alexis Tsipras firmaba el tercer
Memorándum.
Un acuerdo en el que aceptaba incondicionalmente las
exigencias que se le planteaban: reducción de pensiones, ajustes salariales,
reducción de la capacidad negociadora de los sindicatos, subida del IVA,
privatizaciones de empresas y servicios públicos, de puertos y aeropuertos,
etc.
Ahora, IU, PODEMOS, Sortu y todo el coro de reformistas
del Estado español, se lamentaban por lo sucedido, pero comprendían la
imposibilidad de haber hecho otra cosa.
Y es que para los reformistas, lo principal son los votos
y los resultados electorales, el trabajo en el seno de las instituciones, el
obtener aquí o allá pequeñas concesiones que puedan presentar al electorado
como triunfos alcanzados. Lo demás, son aventuras irresponsables destinadas al
fracaso.
En ningún momento se plantean poner fin a la situación de
miseria y de sufrimiento que viven un número cada vez mayor de personas, de
hombres y mujeres, de parados, de excluidos. Porque, en el fondo, se sienten
cómodos en el sistema. Por eso, únicamente se limitan a criticar las
desigualdades, la corrupción, etc., sin pretender acabar con ellas
definitivamente.
Para los revolucionarios, para los y las comunistas, la
tarea central es crear las condiciones ideológicas, políticas y organizativas
que nos permitan avanzar hacia la transformación revolucionaria de la sociedad.
En la Europa
actual, los votos sí son importantes, e incluso son necesarios, para agrupar a
muchos sectores populares y para posibilitar un trabajo institucional; pero lo
esencial es la organización y la movilización de las masas a partir de los
centros de trabajo, de los barrios, de los centros de enseñanza (institutos,
centros de FP, universidad); el impulsar todo tipo de luchas sectoriales, coordinándolas,
centralizándolas y dotándolas de una misma perspectiva, el derrocamiento del
capitalismo.
Eso es lo que no hacen, ni pretenden hacer, nuestros
reformistas. Ni tampoco lo hizo Syriza en Grecia. Porque, en los escasos seis
meses en que estuvo en el gobierno, antes de su vergonzosa claudicación, sí que
hubiera podido llevar a cabo algunas acciones que, a pesar de su naturaleza
reformista, no hubiesen supuesto la toma del poder por la clase trabajadora
griega, pero podrían haber permitido alcanzar una posición estratégica más
favorable en esa perspectiva.
Por poner algún ejemplo: no se procedió a desmantelar las
redes de la extrema derecha en el seno de la policía; tampoco se planteó
modificar la distribución de frecuencias de radio y tv, la casi totalidad de
las cuales está en manos de grupos financieros; tampoco se sustituyó al
director del Banco de Grecia, Yannis Stournaras, ex ministro del Gobierno de
Antonis Samaras; etc. [17]. Ni tampoco se dieron pasos para nacionalizar la
banca y las empresas monopolistas, ni se trabajó de cara a una eventual salida
del euro, salvo el proyecto que llevó a cabo el ex Ministro de Finanzas
Varoufakis para crear una moneda virtual [18] que finalmente no fue autorizado
por el Primer Ministro.
Por su parte, los grupos que componían la Plataforma de Izquierda
y que ahora han constituido la Unidad Popular, tampoco pretenden ir más allá de
una mera salida del euro o de la UE,
y no plantean la movilización popular en una perspectiva revolucionaria, aunque
fuese a largo plazo. Incluso, algunos de ellos hasta se inclinan por acercarse
al bloque chino-ruso. Es decir, abandonar la UE para echarse en manos de otras potencias
imperialistas. En definitiva, otra opción reformista, aunque disfrazada de
radical.
5.- Conclusiones
En cualquier caso, el futuro de la clase trabajadora
griega y del resto de las capas populares, no es nada halagüeña. Si se
mantuviese en vigor el tercer Memorándum después de las próximas elecciones del
20 de septiembre, como todo parece indicar que así ocurrirá, el pueblo griego
se verá cada vez más asfixiado por la aplicación de las nuevas medidas de
austeridad y los recortes impuestos por la Troika y, posiblemente, hasta siete generaciones
sufrirán las consecuencias del pago de la deuda. Además, la completa pérdida de
la soberanía nacional, que ha reducido al país a una situación semicolonial,
será muy difícil de superar.
Pero el impago de la deuda [19] y la salida del euro y de la UE, no lo vamos a ocultar,
también tendrían unas consecuencias traumáticas para el pueblo trabajador
griego. No obstante, a pesar del enorme sufrimiento y privaciones que con ello
habría de soportar, al menos, tendría otra perspectiva, la de un profundo
cambio social que le permitiría vislumbrar un futuro más prometedor. La
transformación social revolucionaria, indudablemente, merecería esos
sacrificios; y los esfuerzos que fuera necesario realizar para llevarla a cabo,
no serían en vano.
________________________
NOTAS
1.-
En relación con este tema, ver: Reinaldo A. Carcanholo y Paulo Nakatani. “Capital especulativo parasitario versus capital financiero”. Revista Problemas del
Desarrollo (Revista Latinoamericana de Economía), vol 32, nº 124. México, D.F.
(Enero-marzo de 2001). Págs. 09-31.
Ver,
también: Reinaldo A. Carcanholo y Mauricio de S. Sabadini. “Capital ficticio y ganancias ficticias”. Revista Herramienta nº 37 (marzo-2008)
Buenos Aires. Argentina.
2.-
Los derivados financieros, o instrumentos derivados, son productos financieros cuyo valor se basa en el
precio de otro activo (un bono, una acción, un producto o mercancía), de una
tasa de interés, de un tipo de cambio, de un índice (de acciones, de precios, u
otro), o de cualquier otra variable cuantificable (a la que se llamará variable
subyacente).
Básicamente,
existen cuatro tipos de derivados financieros: Forwards, Futuros, Swaps y
Opciones. No obstante, entre ellos se pueden combinar, dando lugar a
instrumentos más complejos. Los derivados financieros son productos legales
que, generalmente, son utilizados en inversiones especulativas.
3.-
Entre los derivados financieros, se encuentran los CDS (Credit Default Swaps),
también denominados Derivados de Incumplimiento Crediticio, que son una especie
de pólizas de seguro mediante las que se abona una determinada cantidad,
previamente establecida, a su poseedor, si un tercero (una empresa, un Estado,
etc.) deja de pagar un crédito.
Para
los especuladores, la adquisición de forma combinada de Obligaciones de Deuda
Garantizadas, también llamadas CDO (Collateralized Debt Obligations) con CDS,
con el fin de cubrirse con estas ante un posible impago de las anteriores,
resultaba un negocio redondo. El problema surgió cuando se sucedieron los
impagos de las CDO y ello afectó también a los emisores de CDS.
Eso
fue, ni más ni menos, lo que ocurrió en EEUU en los inicios de la crisis
financiera que, posteriormente, se propagaría a Europa. En septiembre de 2008,
la quiebra de Lehman Brothers, que había emitido gran cantidad de CDO, arrastró
a la American
Insurance Group (AIG) y a otras entidades que habían emitido
numerosas CDS para asegurar el posible impago de las CDO de Lehman. [Ver: Yanis
Varoufakis. “El minotauro global. Estados Unidos, Europa y el futuro de la
economía mundial”. Edit. Capitán Swing. Madrid, 2013. Págs. 199-200].
4.-
Ver: Miguel Otero Iglesias. “El poder del dinero y la política en la Unión Europea”. El País (01-03-2012).
5.-
SUGARRA
(22-05-2014).
6.-
Se puede considerar que el “centro” de la
UE está formado por 8 países. Cinco de ellos, Alemania y
Francia (que forman el llamado “eje franco-alemán”), Austria, Finlandia y los
Paises Bajos, todos ellos miembros de la Eurozona desde 1999, aunque el euro no entró en
circulación hasta 2002; y otros tres que no pertenecen a la zona euro, como el
Reino Unido, Dinamarca y Suecia.
7.-
Ver: Paul Krugman. “¡Acabad ya con esta crisis!”. Editorial Crítica. Barcelona,
2012. Págs. 187-189.
8.-
Ver: Renaud Lambert. “Deuda pública, un siglo de enfrentamientos”. Le Monde
Diplomatique nº 233 (marzo 2015).
9.-
Idem.
10.-
Idem. Ver también: “Los escándalos de corrupción salpican a las grandes empresas alemanas en Grecia”.
El Economista.es (31-08-2015)
11.-
A este respecto, hay que tener en cuenta que las fuerzas armadas griegas tienen
el ratio más alto de efectivos de Europa, 12,9 por mil habitantes (El Estado
español tiene 2,9 y el francés un 3,3). En segundo lugar, Grecia tuvo un gasto
militar de 2,2% del PIB en 2014; si bien es cierto que ha disminuido desde la
llegada de la crisis, ya que en la última década fue del 4%, cuando el promedio
de la UE era del
1,7% (El Estado español tiene en la actualidad un 0,9% y el Estado francés que
es quien más gasta, un 2,2%).
Si
sus fuerzas armadas hubieran estado más acordes con los promedios de los otros
países de la UE,
Grecia se podría haber ahorrado cerca de un 50% del PIB de su gasto militar, es
decir entre 4.800 y 6.000 mil millones de euros al año (Sipri, 2014).
La
parte más substancial del gasto militar griego proviene de la adquisición de
material militar en el exterior, unos 10.000 millones de euros en los últimos
diez años. Esto hizo alcanzar a Grecia el cuarto lugar en 2007 del ranquin
mundial de compradores de armas. Compras que fueron adquiridas en su mayoría en
Alemania (3.000 M€) y Francia (4.000 M€), precisamente los principales
acreedores de Grecia.
Por
tanto, la enorme deuda griega está relacionada con esas adquisiciones de armas.
Diversas fuentes han denunciado que Alemania forzaba contratos de ventas de
armas como condición para conceder préstamos. Tanto Alemania como Francia le
vendieron a Grecia en 2010 diverso material: Alemania, 4 submarinos (1.800 M€),
12 buques (1.700 M€) y 170 blindados Leopard (1.700 M€); Francia 25 aviones
Mirage, 6 fragatas y 20 helicópteros de combate por 4.000 M€. Hechos
corroborados por la canciller Ángela Merkel quien apoyada por Nicolás Sarkozy
expuso en su día, tras la concesión del primer préstamo, que Grecia debía
cumplir con los compromisos adquiridos en sus contratos en el exterior, es
decir, la compra de esas armas (Ver: “El gasto Militar y la crisis griega”. Público.es (30-06-2015).
12.-
Los criterios de convergencia para entrar en el euro, fueron establecidos en
Maastrich, y eran los siguientes: 1) La tasa de inflación no podía ser mayor
que un 1.5% con respecto a la media de los tres Estados de la Eurozona con menor
inflacción; 2) el déficit presupuestario, tendría que ser <3% del PIB del
año anterior; 3) La deuda pública, tendría que ser <60% del PIB del año
anterior; 4) No podría haber devaluado su moneda en los dos años anteriores a
la entrada en el euro; y 5) el interés a largo plazo, tendría que ser <2% de
los tres Estados con menor tasa de inflación.
13.-
Ver: Renaud Lambert. “Deuda pública, un siglo de enfrentamientos”. Le Monde
Diplomatique nº 233 (marzo 2015). Ver también: “Draghi, ex directivo de Goldman Sachs, nuevo presidente del Banco Central Europeo”.
El Mundo. Economía (24-06-2011).
14.-
Ver: Stelios Kouloglou. “Grecia. El golpe de Estado silencioso”. Le Monde
Diplomatique nº 236 (junio 2015).
15.-
De los 28 Estados miembros de la UE,
21 son también miembros de la
OTAN y, además, 12 de ellos pertenecen a la Eurozona. De ellos, 9
formaron parte del antiguo bloque del este y 2 de la antigua Yugoslavia
(Eslovenia y Croacia).
16.-
La coalición SYRIZA surgió como tal con ocasión de las elecciones legislativas
de 2004. Estaba formada por unos 13 partidos y organizaciones de diferentes
orientaciones ideológicas y políticas, desde socialdemócratas (como DIKKI, una
escisión del PASOK; Eco-socialistas de Grecia, etc.) y eurocomunistas (como
AKOA, KEDA, la coalición Synaspismós, etc.), hasta trotskistas (el Grupo Anti
capitalista APO, DEA y la red Kokkino, que formaron la Plataforma de Izquierda)
y maoístas (la KOE),
agrupando también a numerosos militantes independientes, aunque los miembros de
organizaciones socialdemócratas y eurocomunistas constituían una mayoría ya que
eran aproximadamente un 55% del total de la militancia. Por su parte, la Plataforma de Izquierda
agrupaba alrededor de un 30% de la militancia y la KOE aproximadamente un 10%.
17.-
Ver: Baptiste Dericquebourg. “Syriza y las trampas del poder”. Le Monde
Diplomatique nº 239 (Septiembre 2015).
18.-
Aunque no conocemos los detalles de este proyecto, hay que decir una moneda
virtual tendría que cumplir con las funciones propias del dinero que, según la
economía política marxista, son: medida del valor, medio de circulación, medio
de pago, medio de atesoramiento y dinero mundial (medio universal de pago). Por
ello, una moneda virtual tendría que estar avalada por el banco central del
país que la crease.
Indudablemente,
una moneda de este tipo tendría sus ventajas e inconvenientes: Por una parte,
favorecería el control de capitales y permitiría reducir considerablemente la
cantidad de moneda en circulación (fiduciaria); permitiría mantener la liquidez
bancaria y la disposición de una reserva de divisas, de cara al comercio
exterior y facilitaría la realización de una devaluación progresiva
(escalonada) de la moneda, si fuera necesario.
Por
otra parte, requeriría un nivel importante de desarrollo
tecnológico-informático para garantizar su eficacia y permitir su amplia
utilización, tanto a nivel personal como de pequeños comercios y empresas;
suscitaría el recelo y la desconfianza en los sectores de la población de edad
más avanzada y no tendría validez en los pagos internacionales (comercio
exterior, transferencia de capitales, etc.), ya que para estas funciones sería
necesario emplear divisas o hacer uso de las reservas de oro.
19.-
En el último siglo hay numerosos precedentes de impago de la deuda pública:
- En 1918, Rusia anunció que no pagaría las deudas
contraídas por el zar Nicolás II.
- En 1919, el Tratado de Versalles anuló la deuda
reclamada por Alemania a Polonia.
- En 1922, Costa Rica denunció los contratos
aprobados por el general golpista
Federico Tinoco y la deuda contraída como consecuencia de los mismos. La Corte Suprema de EEUU,
que ejercía de árbitro, invalidó dichos contratos.
- En 1991, tras la llegada de Lech Walesa al
gobierno (1990) los acreedores de Polonia acordaron realizar una reducción del
50% de su deuda.
- En 2008, Ecuador suspendió el pago de parte de su
deuda.
- Ese mismo año, Islandia rechazó pagar a Gran
Bretaña y a Holanda por la deuda contraída por el banco privado Landshanki.